
Esta imagen que representa la Natividad de Cristo con una figura “que
simboliza al niño Jesús acostado en su pesebre entre escombros”, en
referencia a Gaza, se exhibe frente a la Iglesia de la Natividad en la
ciudad de Belén. (Foto por HAZEM BADER / AFP)
Este 24 de Diciembre de 2025, me asedian todas mis navidades infantiles.
Late en mi memoria los juguetes misteriosos al amanecer
del 25, las luces intermitentes y las ferias infinitas en los mercados de los barrios.
Cuando el niño Jesús aun me abrazaba, rodeado de animalitos
de yeso y de color y los angelitos se mecían al suspiro de la brisa.
Cuando aún la Navidad no había sido decolorada, triturada y
tirada a la basura por ”potros de bárbaros atilas” que nos manda Trump, quien ha
cambiado la Navidad por el día de los Santos Inocentes, de los niños asesinados
con sus padres, allá en Gaza y aquí en el mar Caribe.
Ahora, los mismos terroristas de Hiroshima y Nagasaki, de Irak, de Panamá, de Santo Domingo... mientras van matando a nuestros hermanos, los van acusando de terroristas y de narcos y van borrando nuestra memoria con información hueca, de plástico y coca-cola, de frivolidad y de pantalla.
Ahora,mientras brindamos, sin saber por qué, el calendario ya no
canta villancicos, sigue avanzando, nos sigue llevando a ritmo de cortejo a una inmensa sepultura. (Hubert Rojas)