77 años, es poeta y cantautor, muchos lo sienten pesimista,
pero yo diría que profundo…como que llegó a ser ordenado como monje budista,
luego de años de meditación y aislamiento.
Sigue cantando con nuevo vigor y acaba de lanzar su nuevo disco “Old Ideas”…¿dónde
esta la juventud si no es con el canadiense eterno, Leonard Cohen? (Jesús
Hubert)
"Darkness" - Leonard Cohen (Old Ideas)
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To The End Of Love » Leonard Cohen
¡Aleluya, Leonard Cohen!
Existen artistas que por alguna esotérica razón no dejan de arruinarse con
el paso de los años. Repiten las mismas, gastadas fórmulas; tratan sin éxito de
sintonizar con las nuevas corrientes; se desorientan buscando apelar a una
juventud de la que cada vez quedan menos huellas... No quisiera mencionar
ningún ejemplo, pero son muchos. A Leonard Cohen, el más esotérico e
indefinible de todos los cantautores que se han ganado a pulso el estatus de
'leyenda', le ha ocurrido algo muy diferente. Y asombroso: la vejez le ha
brindado una renovada lucidez, aunque en realidad esa es una afirmación algo
engañosa, porque el hombre empezó algo tarde en este negocio. Cohen editó su
primer disco, el legendario "The Songs of Leonard Cohen", cuando
tenía 34 años. Para entonces, el equipaje de una vida curtida en los placeres
del ocio y la contemplación ya había nutrido una obra literaria para nada
desdeñable --dos novelas y cuatro poemarios, casi todos de gran aceptación
entre la crítica--, por lo que Cohen nunca fue un advenedizo: llegó a la música
grande y maduro, armado de un riguroso perfeccionismo, una mirada siempre
sarcástica a su entorno y una voz tan imperfecta como insondable. Cohen se ha
hecho viejo y hoy, si las abordamos en perspectiva, hasta las decisiones más cuestionables
de su carrera resultan extrañamente fascinantes: en su instante de mayor
autoindulgencia se asoció con el orate de Phil Spector para grabar, pistola en
nuca, el álbum más excesivo y estrambótico de su carrera, "Death of a
Ladies Man". Entonces, 1977, el disco fue masacrado por la crítica y
fracasó rotundamente en las taquillas. Hoy es considerado un (excesivo) clásico
de culto.
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