Vivimos dos civilizaciones. Una, que ha puesto a la Tierra al borde del
colapso. Una civilización oficial e incivilizadora, que llaman “progreso”, “desarrollo”
y que esta arrasando con todo aquello que sea necesario para seguir lucrando,
sin límite, ni medida. “Modelo” para el que ningún pueblo o comunidad es imprescindible,
si le impide extraer oro o petróleo, o si no sirve para consumir compulsivamente.
Mientras la otra civilización, está naciendo precisamente a
golpes y a mordiscos propinados por la otra, infligidos a sus tierras y a sus ríos y
lagunas, a sus costumbres y a sus tradiciones. Y esta nueva civilización
civilizadora, de a verdad, se está poniendo de pie para defender precisamente nuestro hogar natural,
el de todos.
Desde esta nueva visión neo-civilizadora, de la vida económica
o simplemente de la vida, a secas, y a
contra corriente del orden establecido, nos habla Koldo Aldai, conspicuo
activista de la Red Ibérica
de Luz, organización con la consciencia, y los pies, bien plantados en nuestra
amada Tierra.(Jesús Hubert)
Financiar la esperanza
Dicen que se acerca ya el ansiado dinero de Bruselas. Quizás pararnos y primero pensar lo que queremos financiar, quizás detenernos y reflexionar sobre el empleo de esas ingentes sumas. Todo apunta a que esa gran ayuda irá a parar a los bancos insaciables, a una producción en importante medida desnortada. Financiar más de lo mismo o atrevernos a creer que otro modelo basado en el compartir y el cooperar es posible y por lo tanto inyectar el dinero en ese empeño.
No queremos nuevos y supersónicos coches, nuevos y superfluos bienes, no queremos más e inconsciente consumo. Queremos pan y futuro para todos los hermanos que pueblan esta tierra bendita. No queremos comprar más, queremos ser más, crear más, amar más… Nos asfixia una omnipresente publicidad que jamás habla a nuestras verdaderas necesidades, que nunca atiende las demandas de nuestra alma. No queremos lo último de la última gama de aparatos…, queremos que los últimos de las tierra se sienten a nuestra misma mesa y juntos compartamos un mismo y más feliz destino.
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