Un nuevo modelo de “golpe de estado” se ha gestado con la
destitución del Presidente Lugo por el Congreso paraguayo. Bajo procedimientos
aparentemente legítimos, los intereses de los “verdaderos” electores han
primado por encima de la voluntad popular. Conozcamos quienes están detrás... (Jesús
Hubert)
Los intereses convergentes que derrocaron a Lugo
Tres intereses convergieron para el derrocamiento de Fernando Lugo: los
intereses de las transnacionales del agronegocio y del sector financiero; los
de la oligarquía terrateniente, aliada al capital transnacional, y los de los
partidos políticos de derecha. Todos apadrinados por Estados Unidos.
Los objetivos estratégicos son: reinstalación de una democradura
exclusivamente regenteada por la derecha, con apoyo de Estados Unidos y algunos
países europeos como en los tiempos de la guerra fría; arrinconamiento y
criminalización de la izquierda y los movimientos sociales; avance de la
producción meramente extractivista agroexportadora, con la postergación
indefinida de la industrialización del país; consolidación violenta del proceso
de descampesinización del campo.
En el campo geoestratégico, Paraguay se convierte aceleradamente en un
problema cada vez más grave para Brasil y las posibilidades de la Unión de Naciones
Sudamericanas (Unasur), y tiende a consolidarse como una base importante de
operaciones de Estados Unidos en el proceso de disputa por el control de
América del Sur.
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