Los primeros grandes contendores de los nuevos tiempos en
Europa son - que duda cabe - Grecia y Alemania. Al más alto nivel: Alexis
Tsipras y Angela Merkel.
Pero también es una confrontación, más amplia, entre el
pueblo griego, que encabeza la rebelión de los ciudadanos europeos contra los
grandes banqueros, causantes y beneficiarios, al mismo tiempo, de la crisis.
Por ello, no se trata pues de una disputa entre griegos y
alemanes, NO. Es más bien el reencuentro de los pueblos europeos, sin
intermediarios mendaces, ni judas.
De esto nos habla el mismo Alexis Tsipras, en la siguiente
carta que compartimos con ustedes (Jesús Hubert).
Carta abierta de Alexis Tsipras a los ciudadanos alemanes
Lo
que nunca les dijeron sobre Grecia
Syriza
Carta abierta publicada el 13 de
enero en Handelsblatt, un importante periódico de finanzas alemán.
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La mayoría de ustedes, queridos
lectores del Handesblatt, tendrán una idea preconcebida sobre aquello de lo que
tratará este artículo antes siquiera de haberlo leído. Les ruego que no
sucumban a semejantes preconcepciones. El prejuicio no ha sido nunca una buena
guía, especialmente durante periodos en los que una crisis económica refuerza
estereotipos y genera ignorancia, nacionalismo e incluso violencia.
En
2010 el estado griego dejó de ser capaz de pagar sus deudas.
Desafortunadamente, los responsables europeos decidieron fingir que el problema
podría ser superado mediante el mayor préstamo de la historia bajo la condición
de una austeridad fiscal que, con precisión matemática, hundiría los ingresos
nacionales que permitían el pago tanto de la anterior como de la nueva deuda.
Así, un problema de insolvencia se resolvió como si fuese un caso de falta de
liquidez.
En
otras palabras, Europa adoptó las tácticas de los peores banqueros, quienes se
niegan a reconocer préstamos equivocados y prefieren conceder otros nuevos a la
entidad insolvente, de manera que puedan fingir que el préstamo original está
funcionando, cuando realmente lo que se logra es extender la bancarrota en el
futuro. No se necesitaba más que sentido común par ver que la aplicación de la
táctica de “prolongar y fingir” llevaría a mi país a un estado trágico. Así, en
lugar de la estabilización de Grecia, Europa estaba creando las circunstancias
para una crisis retroalimentada que socava los cimientos de Europa misma.
Mi
partido, y yo personalmente, nos opusimos frontalmente al préstamo de mayo de
2010 no porque ustedes, ciudadanos de Alemania, no nos dieran suficiente
dinero, sino porque nos daban demasiado, mucho más de lo que debieran haber
concedido, y nuestro gobierno aceptó más, mucho más de lo que tenía derecho a
aceptar. Dinero que, en todo caso, ni ayudó al pueblo griego (que estaba siendo
arrojado al agujero negro de la deuda insostenible) ni atajó el crecimiento
desmedido de la deuda nacional, y todo con un gran costo para los
contribuyentes griegos y alemanes.
De
hecho, incluso antes de que pasara un año ya había ocurrido y, desde antes de
2011 y en adelante, nuestras predicciones se confirmaron. La combinación de
nuevos y gigantescos préstamos con asfixiantes recortes en el gasto público no
solamente no lograron controlar la deuda, sino que además castigaron a los
ciudadanos más débiles, convirtiendo a personas que hasta entonces habían
vivido una existencia mesurada y modesta, en pobres y mendigos, negándoles,
sobre todas las cosas, su dignidad. El colapso de ingresos provocó la ruina de
miles de empresas, reforzando el poder oligopólico de las grandes firmas
supervivientes. Así, los precios han ido cayendo, pero más lentamente que
nóminas y salarios, deprimiendo la demanda de bienes y servicios, y destrozando
los ingresos nominales mientras la deuda continuaba con su crecimiento
inexorable. En este escenario, el déficit de esperanza se aceleró
incontrolablemente, antes de que pudiésemos darnos cuenta, el “huevo de la
serpiente” eclosionó, con el resultado de bandas neonazis patrullando nuestros
barrios, difundiendo su mensaje de odio.
A
pesar del fracaso evidente de la lógica de “extender y fingir”, esta todavía se
ha seguido aplicando hasta hoy. El segundo “rescate” griego, aplicado en la
primavera de 2012, añadió otro enorme préstamo sobre los debilitados hombros de
los contribuyentes griegos, pulverizando nuestra reserva de la seguridad social
y financiando una despiadada nueva cleptocracia.
Reputados
analistas han hecho referencia recientemente a la estabilización de Grecia,
incluso a signos de crecimiento. Por desgracia, la “griecuperación” es un
espejismo que debemos evitar lo antes posible. El reciente y modesto
crecimiento real del PIB, en el entorno del 0,7% no señala el fin de la
recesión (como ha sido proclamado) sino, más bien, su continuación. Piénsenlo:
Las mismas fuentes oficiales dan, para el mismo cuatrimestre, un índice de
inflación de -1,80%. Esto es, deflación. ¡Lo que significa que el crecimiento
del 0,7% del PIB real se debe a un índice de crecimiento negativo del PIB
nominal! En otras palabras, lo que ha ocurrido es que los precios disminuyen
más rapidamente que el ingreso nacional nominal. ¡No es exactamente una causa
para proclamar el fin de seis años de recesión!
Permítanme
que les diga que este lamentable intento de crear una nueva versión de las
“estadísticas griegas”, con el objetivo de declarar terminada la actual crisis
de Grecia, es un insulto para todos los europeos que, por lo menos, se merecen
la verdad acerca de Grecia y de Europa. Seré franco: la deuda griega es
insostenible actualmente y nunca será devuelta, especialmente cuando Grecia
está siendo sometida a una constante asfixia fiscal. La insistencia en estas
políticas sin salida, y en la negación de la simple aritmética, le cuesta al
contribuyente alemán muchísimo, mientras, al mismo tiempo, condena a una orgullosa
nación europea a la indignidad permanente. Y lo que es peor: a este ritmo, más
pronto que tarde, los alemanes irán contra los griegos, los griegos contra los
alemanes y, de manera poco sorprendente, el ideal europeo sufrirá fallas
catastróficas.
Alemania,
y en particular los esforzados trabajadores alemanes no tienen nada que temer
de la victoria de SYRIZA. Nuestro objetivo no es enfrentarnos a nuestros
socios. No es asegurar préstamos más grandes o, equivalentemente, mayores
déficits. Nuestro objetivo es, más bien, la estabilización del país,
presupuestos equilibrados y, por supuesto, dejar de exprimir a los
contribuyentes griegos en el marco de un préstamo que es, simplemente,
impagable. Estamos comprometidos a terminar con la lógica de “extender y fingir”,
pero no contra los ciudadanos alemanes, sino desde una visión de ventajas
mutuas para todos los europeos.
Estimados
lectores, entiendo que tras su “demanda” de que nuestro gobierno cumpla con
todas las “obligaciones contractuales”, se esconde el miedo de que si ustedes
nos dejan a los griegos un poco de espacio para recuperarnos, volvamos a las
viejas y malas costumbres. Reconozco y respeto esta preocupación. Sin embargo,
déjenme decirles que no fue SYRIZA la que incubó la cleptocracia que hoy finge
suspirar por “reformas”, siempre y cuando dichas “reformas” no afecten sus mal
habidos privilegios Estamos preparados y deseamos introducir reformas
profundas, para las que buscamos el mandato de los electores, naturalmente en
colaboración con nuestros socios europeos.
Nuestro
objetivo es crear un New Deal europeo, dentro del cual nuestro pueblo pueda
respirar, crear y vivir en dignidad.
Una
gran oportunidad para Europa está a punto de nacer en Grecia el 25 de enero.
Una oportunidad que Europa no puede permitirse perder.
Reproducido
por la web REBELIÓN: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=194979