“Ayacucho’74”, Libertad para América, así nombramos la
revista magazine que fundamos en 1973 y que por inflexibilidades de juventud,
solo llegó a publicar cinco números. Revista que nació al influjo e inspiración
de los 150 años de la Batalla que selló la emancipación americana del yugo
español y de su escenario histórico, Ayacucho, permanente protagonista de las
luchas por la libertad.
Hoy, 47 años después, releyendo la primera editorial de
Ayacucho’74, nos reafirmamos en la vigencia de los ideales planteados y de las
tareas históricas pendientes.
Otro era el firmamento político de entonces. Un gobierno que
se reclamaba revolucionario, nacido de los cuarteles, remecidos por campesinos
tomando tierras y políticos-poetas y poetas-políticos, metidos a guerrilleros,
quebró el espinazo del régimen feudal con la Reforma Agraria y le dio así el
empujón que necesitaba la rancia oligarquía peruana para de una vez hacerse
capitalista.
Un gobierno militar que tuvo entre sus mayores méritos, legitimar
la palabra REVOLUCIÓN, la que dejo de ser una mala palabra para convertirse en
sinónimo de cambio y esperanza; y el reconocimiento del Quechua como la lengua
viva por excelencia de nuestra patria. Es más, el olimpo de los héroes incorporó, con gran respeto y relevancia, las figuras revolucionarias de Tupac Amaru II y Micaela Bastidas
Fue el gobierno de Velasco, el único gobierno que se salió de la plantilla
colonial y que puso como centro de su acción al trabajador del campo y la
ciudad. Un gobierno que el tiempo y los gobiernos que lo sucedieron, nos han
ayudado a aquilatar en toda su trascendencia, no solo por lo que logró, sino
especialmente por los horizontes que abrió para una nueva sociedad, aun por
luchar y construir.
Ya en Bolivia había sido asesinado el Che Guevara, por orden
de la CIA, la misma central de inteligencia yanqui que construía la red de sabotaje
contra el gobierno socialista de Salvador Allende, elegido por voto popular en 1970
y que en ese 1973, que preparábamos el segundo número de Ayacucho’74, ya se
encontraba asediado y herido de muerte por las asonadas fascistas y el paro de
camioneros que “ablandaban” el país para el infame golpe de Pinochet.
Las páginas de Ayacucho’74 daban cuenta, por ejemplo, de las
“Dos Iglesias de Chile”, la que estaba con el pasado reaccionario y la
inspirada por la teología de la liberación, la que militaba a favor del proceso
de cambio emprendido por la Unidad Popular. El mismo inmortal trovador Víctor
Jara, que cumplía una gira en el Perú, nos concedió, quizás, su última
entrevista.
Ayacucho’74, gracias a nuestro amigo, el gran periodista
español Enrique Valls, de la Agencia EFE, colaborador de nuestra revista, nos
permitía dar cuenta de la encrucijada argentina que se debatía entre el regreso
de Perón, el gobierno justicialista y las guerrillas urbanas del ERP y los
Montoneros, principalmente. La siniestra telaraña del Plan Condor que
unificaría la represión de los gobiernos fascistas del Cono Sur, empezaba a
afilar sus garras.
Convencidos de que solo confrontando puntos de vista
divergentes podíamos alimentar un auditorio de lectores informados y críticos,
entrevistábamos a personajes de polos opuestos de la escena política. Así el
responsable del programa de Alfabetización Integral, ALFIN – uno de los pilares
de la Reforma Educativa impulsada por
Velasco - Alfonso Lizarzaburo, declaraba junto al “mago” Luis Alberto Sánchez.
El entrañable Dr. Raúl García Zarate, en exclusiva
entrevista de 1973, nos contaba cómo se estaba convirtiendo en la guitarra
estelar, no solo de Ayacucho, sino del Perú.
Teníamos una sección también para difundir el pensamiento de
José Carlos Mariátegui a cargo del entonces cura jesuita español, Doctor en Filosofía, especializado en marxismo, en la Universidad La Sorbona de Paris, Diego Messeguer Illan.
La lista de nuestros noveles y experimentados colaboradores era destacada, variopinta y diversa: Manuel Jesús Orbegoso, director entonces del suplemento “Dominical” de El Comercio, la actriz y animadora de TV, Linda Guzmán, el educador Sigfredo Chiroque, el periodista y poeta Juan Carlos Hidalgo Antigoni, Ricardo Verástegui López, quien llegara a ser maestro bausatino y la hoy destacada periodista de “La República”, Elizabeth Prado, nuestra colega Mary izurieta y la hoy comunicadora latinoamericana, Asunta Montoya así como el experimentado hombre de prensa “Pepe” Barahona García, nuestro Jefe de Redacción, constituían un valioso equipo periodístico que complementaba el audaz lente de Tito Mercado y el diseño gráfico del director del noticiero televisivo “Buenos días, Perú”, Andy Zagastizabal Robles. Y detrás, brindando el soporte logístico y empresarial, estaban el Dr. Alberto Castro Arce y su hermano Raúl Scarneo, quien posteriormente editaría por varios años la Revista AGROVALLE.
No es posible enumerar todo lo que publicamos, por eso
intentamos, mas bien, contrastar ese tiempo con el que vivimos hoy.
En esos años se gestó la Izquierda Unida que alcanzó su
auge con el triunfo de Alfonso Barrantes como Alcalde de Lima, se editaron
publicaciones que enriquecieron el debate político como la revista “Marka”, “El
Diario”, y su suplemento “El Caballo Rojo”, bajo la dirección del poeta Alfonso
Cisneros. Hildebrandt publicaba la
revista “Testimonio”, mientras que en contrapunto permanente se editaban las
revistas Caretas de Zileri y Oiga, de
Igartua y también entre otras, la revista Equis X y Vistazo. Una zaga de
publicaciones que proporcionaban un bagaje informativo más completo y diverso que
el de hoy, que aun con todas las redes habidas y por haber, ya no llega lamentablemente
a la mayoría de la población.
Lo valioso de la mentalidad de esos años era la
conciencia de que aislado ningún país de América podría llegar a ser libre.
Verdad que han confirmado posteriormente lo ocurrido con el cruel bloqueo
contra Cuba y Venezuela y los golpes amañados que sufrieron Evo, en Bolivia y
Dilma, en Brasil.
Fuimos testigos también de cómo se gestó la Constitución
de 1979, producto de una gran movilización y debate, a todo nivel, con la
participación activa de las organizaciones populares y los partidos políticos.
Posteriormente, luego de que Fujimori logró imponer la
constitución neoliberal de 1993 y se derrotó a Sendero, ingresamos a una larga
“edad media” neoliberal, donde la única regla válida ha sido y es el consumo y
el éxito, sinónimo de obtener dinero a cualquier precio. Producto de ello es
que vivimos la descomunal descomposición y corrupción de la sociedad peruana,
de arriba, abajo.
La derecha de los grandes negocios, a costa del estado
maniatado, y subsidiario, según la Constitución del 93, y la izquierda onegista
y parlamentaria, son las dos tenazas que siguen aprisionando al país.
Una izquierda vergonzante de su historia, que no se atreve a reflexionar y
hacer un balance acerca de su experiencia total, integrando todas sus
vertientes, electoral y armada, no logra articular ningún proyecto de cambio
real y únicamente aspira a administrar el mismo régimen económico, con algunos
maquillajes y medidas de caridad populistas.
Mientras, el mundo ingresa velozmente a otra realidad,
manejada por un poder fáctico que organiza un Nuevo Orden Mundial, utilizando
la tecnología y la robótica para someter y controlar absolutamente a la
población de la Tierra, con el pretexto de medidas sanitarias alrededor de la
pandemia del Covid-19. Y con ese objetivo, sigue alimentando conflictos
sectoriales (racismo, LGTB, feminismo, etc.) y estableciendo una sistemática
política de desinformación a través de los medios masivos que controla y, además,
de censurar y desprestigiar a quienes osan desenmascarar los manejos del poder en
las redes sociales.
Por todo ello, estamos convencidos, que mientras sigamos
alimentando la fe y la ilusión de libertad en las redes sociales y no impulsemos un
reencuentro del hombre con el hombre y nos organicemos, no virtualmente, sino cara
a cara, todo seguirá igual y peor.
Es necesario no conformarse con la institucionalidad oficial, hay que crear y
organizar institucionalidad paralela para educar el espíritu crítico y desarrollar
la organización popular, sin sujeciones y con objetivos de libertad, soberanía
e integración latinoamericana, y mundial, pero no con los ricos de siempre,
sino con los pueblos oprimidos del mundo. No queda otra salida. (Hubert Rojas)
martes, diciembre 08, 2020
REVISTA AYACUCHO'74, 47 AÑOS DESPUÉS...
Un suizo enamorado del Perú, que solo conocíamos por su
esposa ayacuchana y las fotografías que su corazón recogiera de Huamanga,
capital del legendario Ayacucho – imágenes que publicamos en la central de
nuestro primer número, sin saber que se trataba también de un genial quenista,
Raymundo Thevenot – expresan, mejor que las palabras, el espíritu de una
revista que, sin dejar de lado su vocación de universalidad, nació con hondas
raíces andinas y el firme compromiso con la lucha por la libertad y la integración
americana.