Las brazadas no nos llevan a ninguna orilla. No hay piso, batimos las alas para no hundirnos, pataleamos. Y es en vano.
También somos náufragos, migrantes, sin otra tierra a dónde llegar.
Las ideologías se caen en el otoño de la historia. El peso de las ideas se adelgaza hasta casi desaparecer en logias, en mafias, en argollas.
Desde su icono, el “Che” Guevara mira hacia un horizonte que ya no existe más.
Cuba, yace desnuda, como el cristo de “La Higuera”. Le falta el calor de sus primeros de enero; la sierra, maestra, fracasó en su enseñanza: sus alumnos no aprendieron nada de la caída de los muros y de las nomenclaturas.
Los yunaites se fuman a Cuba como un habano. Se apagó la alegría de La Habana, ahora vieja de viejos. Los jóvenes se fueron… ¿dónde encontraremos el futuro? (Hubert Rojas)