Definitivamente el lenguaje poético es irremplazable. No solo para expresar belleza formal, sino muy especialmente para transmitir conocimiento superior, conocimiento que sería imposible traducir de otra manera.
De qué otra manera podría hacerse justicia a la sonrisa siempre presta abrazar a todos, aun a quienes se burlan cruelmente de ellos, de los niños "Down".
De qué otra forma podríamos explicar la lógica maravillosa y la enseñanza encarnada en estos niños que desafían cada dia nuestro ego y nuestro sentido práctico, utilitario, del valor de un ser humano, si no es a través de estos conmovedores versos que hoy les presentamos.
De qué otra manera podría hacerse justicia a la sonrisa siempre presta abrazar a todos, aun a quienes se burlan cruelmente de ellos, de los niños "Down".
De qué otra forma podríamos explicar la lógica maravillosa y la enseñanza encarnada en estos niños que desafían cada dia nuestro ego y nuestro sentido práctico, utilitario, del valor de un ser humano, si no es a través de estos conmovedores versos que hoy les presentamos.
Inspirada luz poética que nos llega a través de Juan Carlos Hidalgo, sensible vate peruano y amigo, residente en Venezuela. (Jesùs Hubert)
Soy un niño especial, porque en esencia
hay en mí un cromosoma trisomado,
pero a decir verdad, la diferencia
no está en lo peculiar de mi apariencia,
sino en la candidez que Dios me ha dado.
Mucho antes de nacer, en otra esfera,
escogí mi lugar de nacimiento,
mis padres, mis hermanos y bandera,
y todo lo escogí de la manera
que tiene el celestial conocimiento.
No preciso perdón, ni penitencia,
siendo un ángel… nací ya perdonado,
si dicen que me falta inteligencia,
tengo un don superior que es la inocencia,
y es mi arma para amar y ser amado.
En esta vida estoy siempre a la espera
de un gesto fraternal que me dé aliento,
no importa si me visto de arpillera,
si vivo en un palacio o en la vera,
cuando el amor me sirve de alimento.
Tengo en mi frágil pecho una dolencia,
mi corazón merece ser salvado,
en él no hay egoísmo, ni apetencia,
no hay odios, ni rencor, ni indiferencia,
porque a toda maldad estoy negado.
Para mi hogar fui un alma mensajera,
y traje bajo el brazo un mandamiento:
amar de corazón y sin espera
porque el amor nos salva y nos libera
de lo mortal que está en nuestro elemento.
Me bendijo el señor con la existencia,
libre de la malicia y el pecado,
yo no vine a aprender, ya que mi ciencia,
reside al interior de mi conciencia
y soy por eso muy afortunado.
Mi alma del paraíso es heredera,
soy un ángel de Dios y no es un cuento,
su bendición me alcanza dondequiera
y así puede alcanzar a quien me quiera,
pues si recibo amor, amor fomento.
Soy un niño especial y en mi ascendencia
hay un padre, que fue crucificado,
para dejar sembrada en la conciencia
de los hombres su ley y la creencia,
de que un niño es un ángel encarnado.
hay en mí un cromosoma trisomado,
pero a decir verdad, la diferencia
no está en lo peculiar de mi apariencia,
sino en la candidez que Dios me ha dado.
Mucho antes de nacer, en otra esfera,
escogí mi lugar de nacimiento,
mis padres, mis hermanos y bandera,
y todo lo escogí de la manera
que tiene el celestial conocimiento.
No preciso perdón, ni penitencia,
siendo un ángel… nací ya perdonado,
si dicen que me falta inteligencia,
tengo un don superior que es la inocencia,
y es mi arma para amar y ser amado.
En esta vida estoy siempre a la espera
de un gesto fraternal que me dé aliento,
no importa si me visto de arpillera,
si vivo en un palacio o en la vera,
cuando el amor me sirve de alimento.
Tengo en mi frágil pecho una dolencia,
mi corazón merece ser salvado,
en él no hay egoísmo, ni apetencia,
no hay odios, ni rencor, ni indiferencia,
porque a toda maldad estoy negado.
Para mi hogar fui un alma mensajera,
y traje bajo el brazo un mandamiento:
amar de corazón y sin espera
porque el amor nos salva y nos libera
de lo mortal que está en nuestro elemento.
Me bendijo el señor con la existencia,
libre de la malicia y el pecado,
yo no vine a aprender, ya que mi ciencia,
reside al interior de mi conciencia
y soy por eso muy afortunado.
Mi alma del paraíso es heredera,
soy un ángel de Dios y no es un cuento,
su bendición me alcanza dondequiera
y así puede alcanzar a quien me quiera,
pues si recibo amor, amor fomento.
Soy un niño especial y en mi ascendencia
hay un padre, que fue crucificado,
para dejar sembrada en la conciencia
de los hombres su ley y la creencia,
de que un niño es un ángel encarnado.
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