domingo, mayo 04, 2008

Javier Heraud ...nos sigue hablando.


Lo mataron a los 21 años. A la edad en que otros aun empiezan a balbucear, a reconocer el mundo, Javier Heraud eligiò trascender.

Èl sabìa a dònde iba, lo anuncia ya en sus poemas, pero aun asi siguiò caminando en amor.

Estudiante brillante, poeta reconocido, hombre virtuoso y ejemplar, prefirio el riesgo de vivir de pie.

Javier Haraud nos seguirà hablando, siempre, desde cada verso vivo de su corazòn... atravesado por treinta balazos. (Jesùs Hubert)

LIMA, 4 de mayo de 2008 (AFP) - Los restos del poeta peruano Javier Heraud, muerto en 1963 en un enfrentamiento con la policía cuando integraba la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), fueron sepultados el sábado en Lima entre lectura de poemas y lágrimas, tras permanecer 45 años enterrado en la amazonía.

Heraud, quien murió a los 21 años, estuvo enterrado en el cementerio Los Pioneros de la ciudad Puerto Maldonado, donde el poeta murió acribillado a balazos por la policía, que lo perseguía.

Gustavo Heraud dijo que por 45 años su hermano ha estado "rodeado de árboles y flores y pájaros", tomando algunos versos de Javier, según la agencia oficial Andina.

Explicó que si ahora los restos de su hermano regresan a Lima desde Puerto Maldonado fue por el deseo expreso de su madre, una anciana de 96 años que no asistió al entierro por su avanzada edad.

Antes de recibir sepultura, sus familiares leyeron fragmentos de los poemas de Heraud, entre ellos 'El Viaje', con el que obtuvo el premio El Poeta joven del Perú, así como su obra 'El Río' (1960), que escribió a los 18 años. "Yo nunca me río/ de la muerte. / Simplemente/ sucede que/ no tengo/ miedo/ de/ morir/ entre/ pájaros y árboles", leyó con voz lenta su hermana Cecilia durante el sepelio. Luego la hermana leyó algunos versos de 'El Viaje': "Quisiera descansar todo un año y volver mis ojos al mar/ y contemplar el río crecer y crecer como un cauce/ como una enorme herida abierta en mi pecho".


Javier Heraud, nacido el 19 de enero de 1942 en Lima, ingresó a los 16 años en la facultad de letras de la Pontífice Universidad Católica del Perú, obteniendo el primer lugar entre los examinados. En 1960 fue designado como profesor de inglés en un colegio nacional. Se matriculó luego en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 1961 viaja a Moscu y un año después a Cuba para estudiar y abrazar las ideas de la revolución cubana.

A raíz del golpe militar en Perú (julio de 1962 a marzo de 1963), se une a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN). En 1963 ingresa clandestinamente a Perú por Bolivia integrando un pequeño grupo del ELN que buscaba crear un foco guerrillero y contactarse con el líder campesino Hugo Blanco, que encabezaba las protestas contra el gobierno. El grupo de 15 guerrilleros fue afectado por enfermedades en la selva y la persecución militar y policial. El 15 de mayo, el grupo estaba dividido y diezmado, Heraud es cercado, perseguido y muerto a balazos en la selva peruana. Tenía 21 años.

El poeta escribió varias cartas a su madre. En la última le dijo: "Voy a la guerra por la alegría, por mi patria, por el amor que te tengo, por todo en fin. No me guardes rencor si algo me pasa". "Yo hubiese querido vivir para agradecerte lo que has hecho por mí, pero no podría vivir sin servir a mi pueblo y a mi patria. Eso tú bien lo sabes, y tu me criaste honrado y justo, amante de la verdad, de la justicia", señalaba el poeta guerrillero en una de sus misivas a su madre.

Tomado de YAHOO noticias del 04/05/2008

ASI MURIÒ JAVIER HERAUD





PALABRA DE GUERRILLERO (Javier Heraud)

Porque mi patria es hermosa
corno una espada en el aire,
y más grande ahora y aun
más hermosa todavía,
yo hablo y la defiendo
con mi vida.
No me importa lo que digan
los traidores,
hemos cerrado el pasado
con gruesas lágrimas de acero.
El cielo es nuestro,
nuestro el pan de cada día,
hemos sembrado y cosechado
el trigo y la tierra,
y el trigo y la tierra
son nuestros,
y para siempre nos pertenecen
el mar
las montañas y los pájaros.


De el poemario EL VIAJE (Javier Heraud)

El poema

1

He dormido todo
un año,
o tal vez he muerto
sólo un tiempo,
no lo sé.
Pero sé que un año
he estado ausente,
sé que un año he
descansado,
sé que en ese tiempo
las moras y las frutas
secaban sus raíces
triturándolas
de sabor y regocijo.
Yo descansé
en la sierra,
y felizmente mi
corazón no se secó
con la humedad
del llanto,
no sollozó,
no reclamó tristezas
pasadas.
Todo sucedía como
siempre:
y yo descansaba
descansando,
los trenes aún pesaban sus rieles,
los barcos naufragaban
tarde y anoche,
muchos peces
agotábanse en el mar.

2

Pero ya estoy aquí.
He vuelto sin embargo,
con un raro sabor
a tierra amarga,
muchos sufrimientos
tenía acumulados
y es difícil olvidar
en un año.
Es difícil dejar
todo abandonado,
un año es siempre
un año y nunca es suficiente.
Es difícil dejar todo,
pálidos arbustos
cubren el corazón
de odio,
y arrancar es siempre
dejar algo,
un hueco,
una raíz fina;
el aliento
del odio incansablemente
habita
en el corazón
y en el sueño.

3

Hoy he vuelto
mis caminos.
Partí hace ya
un año.
Todo podría negarlo
ahora:
no sé si he nacido,
no sé si he leído
alguna vez un libro.
Habré tal vez hojeado
un verso de Salinas
que hoy quiero olvidar.
Un año nunca es suficiente
cuando se desea el descanso.
Si he nacido
es porque he de acabar
con mis huesos
en el mar:
(el mar lo lava todo,
el mar cubre
las hierbas y los pastos,
él llena los corazones
de sal y de tinieblas).
Pero yo acaso ya he muerto,
un año es siempre un año,
realmente no he
descansado nada,
¿o es que quiero
volver a recostarme
en el lecho
del descanso, en donde
en sueños escuchaba
el rumor
de las vertientes
del otoño?

4

He vuelto ya.
Mamá, papá,
he vuelto.
Hermanos,
aquí estoy
como antes,
cantando en
las noches
del invierno,
con mi seco
corazón
de pan y piedra.
Gustavo, tú
has crecido.
¿Y ya no cuentas
con los dedos,
y ya no lees
letra a letra,
y ya no sueñas
con los tigres
y elefantes?
Es cierto, padres,
hermanos,
aquí estoy.
No sé&Mac226; si he descansado,
y es que en el camino
encontré&Mac226; un sauce que
reía con el viento y
con mis pasos,
que reía con
los dientes y las ramas,
que reía de todo
como un niño,
y esto me ha
hecho dudar.

5

He estado un largo
año tendido en
la hierba del olvido,
cubierto por
las hojas del amor y
del otoño.
Ya he descansado
un poco, lo confieso,
yo partí sin despedirme,
pero es que en mi corazón
no cabían ya mis flores,
en mi corazón no entraba
ya el duro secreto de la vida.

6

He vuelto lentamente
(Un poco de sueño
es siempre necesario
aunque sea corto como
el silencio de las
enredaderas)
Por cada pueblo que pasaba
de regreso,
veía que sus puertas
estaban abiertas
para mí,
que sus techos eran míos,
que sus campos,
sus oídos,
todo me pertenecía.
Yo caminaba y
caminaba,
no miraba atrás
hacia mi lecho de hojas,
un año es suficiente
me decía,
no es necesario morir
más si es que queremos
abrir los brazos y decir:
"hasta mañana, gracias,
nada ha sucedido,
y estoy como siempre
entre los ríos,
y estoy como nunca
entre las piedras".
Y seguía caminando,
pensando en el pan
caliente de la casa,
saboreando el arroz
preparado por mi madre,
sintiendo a mi
cama
con
sus
sábanas
felices.

7

El canto de los
ríos
acompañaba a mis
pies
de tibio caminante,
el río
cantaba con mis brazos,
en él
yo miraba a la muerte y a
la vida.
Pero uno está siempre
compuesto
de un trozo de muerte y de
camino,
y uno siempre es río,
o canto,
o lágrima cubierta.

8

He vuelto. Dormí un
largo año, descansé&Mac226;
y estuve muerto, pero
gocé de abril
y de las flores blancas.

9

Hoy he regresado por
los campos,
a ratos corriendo
sofocado,
a ratos descansando
nuevamente al pie
de un árbol de
hojas castañas.
El sol arriba,
(como siempre),
entonando estruendosas
canciones de triunfo
o desafiándome a correr
por todo el campo.
Me detuve
en las vertientes,
hundía mis brazos
en sus aguas,
conversaba
refrescando
la cabeza.
Y me vi de nuevo
reflejado en
el mar y aquí dudé
de nuevo:
yo no he sabido nada,
todo un año he viajado
por los pueblos
de los sueños.
no sé si soy tan sólo
un muerto que golpea
su cajón de asfixiado,
no sé si en un pedazo
de té pudiese recordar
toda una vida perdida,
pero sé que he estado
dormido:
un año es un siglo
cuando es un año
de sueños y de olvidos.

10

No me reprochen nada
si he estado ausente
todo un largo racimo
de días apretados,
es porque supuse
que nunca se puede
vivir tanto,
mis manos ya eran
manos sólo para
el clamor y el refugio.
Yo construía mis
grutas con mis ojos,
y las uñas no existían
para el pan ni para
el trigo.
Nunca sabré si he
descansado,
saber no es suficiente,
un año es siempre un año,
pero sé que he dormido,
y allí donde dormía
las flores cubrían
mi cabeza,
y no me preocupaba
ni del río ni del valle,
ni del mar ni las arenas.
Hoy vuelvo,
hoy retorno
después de un año,
después de un año
de descanso o
de perenne viaje
hacia la vida.
Pero el viaje
del descanso,
o el viaje sin descanso,
o el viaje y el descanso,
todo es un alivio para
mis ojos muertos.
Hoy regreso con la duda
y la palabra,
hoy retorno con
la dicha en la garganta,
sin descanso o con descanso,
pero sin nuevos sueños.
Sin un nuevo sueño
que me obligue a
retornar a mi lecho
de hierbas y de flores,
sin un nuevo y largo
sueño,
podré construir
nuevas palabras,
tal vez sonreiré
con cara alegre,
alguna vez saludaré
a la vida,
y esperaré
a la muerte alegremente,
con mi seco corazón.

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