La música es sinónimo de alegría y armonía. Pero ocurre que hogares felices muchas veces no producen frutos de esa naturaleza. Y en contraste, seres sometidos a la dureza de la calle y las privaciones, logran preservar su esencia y aun potenciarla, hasta llegar a conmover con su arte.
Este es el caso “de Sung Bong, el huerfano que fue vendido de niño y que se escapó para vivir en la calle, (que) ahora impresiona hasta las lágrimas con su espectacular voz en el Korea Got Talent” (Jesús Hubert)
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