Camila Vallejos asume el reto... |
Es muy común decir frente a lo que ocurre a nuestro
alrededor: “Esto no lo arregla nadie”. Y agregar: “…yo solo no puedo hacer nada”.
La primera aseveración es la causa de que todo siga igual. La segunda, si es
una verdad, porque los cambios sociales requieren de una confluencia de
voluntades y sobre todo de un nivel de conciencia colectiva.
Y es así que hay momentos en la historia de los pueblos que
la conciencia colectiva se transforma progresivamente en organización, gracias a que esas aspiraciones logran encarnarse en un líder claro de pensamiento y decidido en la acción.
En Chile, modelo emblemático del llamado “progreso”
neoliberal y que empieza a sacudirse del temor y la parálisis política producto de la feroz dictadura
de Pinochet, una jovencita de 23 años ha logrado ponerse al frente y despertar
la conciencia cívica y política de un pueblo que siempre fue una avanzada de
cambios democráticos en América Latina.
Gracias a la entrevista del diario El Pais, de Madrid, podemos
conocer algo más de Camila Vallejos, la estudiante universitaria que encabeza
la lucha, ya no solo de los estudiantes “por una educación gratuita y de
calidad para todos” sino de un sector cada vez más amplio de la sociedad
chilena, que aspira a cumplir lo que pronosticara Salvador Allende: “mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor” (Jesús Hubert)
"Estoy cansada física y mentalmente. Siento una carga
muy grande. La gente quiere que tenga respuesta para todo y tienen la
expectativa de que voy a cambiar Chile, yo sola. En la calle me gritan: '¡Los
apoyamos, no nos abandonen!'. Pero la responsabilidad, chucha, es de todos. Yo
soy solo una joven de 23 años...".
Cuando Camila Antonia Amaranta Vallejo Dowling intenta volver
a ser la veinteañera desconocida de hace un año, apaga su móvil destartalado y
se traslada a una casa del Cajón del Maipo, una localidad en la precordillera,
a unos 52 kilómetros
de Santiago. Fue lo que hizo el 31 de diciembre junto a un pequeño grupo de
amigos para pasar la
Nochevieja. El Partido Comunista, donde milita desde los 19
años, ofreció al día siguiente el tradicional caldillo de congrio con el que
festeja la llegada del Año Nuevo junto a la prensa. Pero la icónica dirigente
universitaria, protagonista del movimiento estudiantil chileno, amante del rock
clásico y la bossa nova, del hip-hop y la cumbia, no acudió a la celebración.
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En diversos lugares del planeta la han descrito como la
joven y bella revolucionaria que ha cambiado la topografía del debate político
y social chileno en tan solo nueve meses. La estudiante de Geografía ha sido
comparada con el Che Guevara y La Pasionaria. Ha recibido hasta treinta peticiones
diarias de entrevistas. Un jubilado de la ciudad de Valparaíso se tatuó su
rostro en el brazo. Un cantante alemán le compuso una canción que subió a
YouTube. Pero, sin contabilizar la fama que la precede, y su belleza alabada
por hombres y mujeres, Camila Vallejo parece ser una joven normal que se
apasiona e indigna por los mismos motivos que la mayor parte de su generación.
La entrevista se realiza en la sede de la Federación de
Estudiantes de la
Universidad de Chile (FECh), de la que ella es
vicepresidenta. Es una casona grande y antigua, ubicada en el centro de
Santiago, donde en los años setenta funcionó el cuartel general de la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA), la policía política de la dictadura de Pinochet.
En el cuartel tenía su oficina Manuel Contreras, condenado a presidio perpetuo
por crímenes de lesa humanidad. Camila Vallejo no recuerda nada de esos años.
El 11 de marzo de 1990, el día que terminó el Gobierno de Pinochet, ella tenía
un año y nueve meses.
Pregunta. ¿Qué le evoca la palabra dictadura si no la vivió?
Respuesta. La imagen que me he construido a partir de los
relatos es la del temor constante. Dormir con ropa por el miedo a que te
vinieran a buscar por la noche, los disparos en las poblaciones, las reuniones
clandestinas. Finalmente, la generación que vivió a flor de piel ese periodo
quedó traumatizada, producto de esa represión. Y por esta razón, ya llegada la
democracia, comenzó a reinar el individualismo y la idea de que es mejor no
meterse en política, porque no siempre las cosas terminan bien.
P. ¿Qué diferencia a su generación de la de sus padres?
P. ¿Qué diferencia a su generación de la de sus padres?
R. Nuestra generación no tiene temor. Y por eso, a
diferencia de nuestros padres, no nos cuesta denunciar que en Chile hay abuso,
represión, que los empresarios están robando y que los políticos muchas veces
son unos sinvergüenzas.
Chile ha cambiado bruscamente en los últimos meses. El
descontento que la población acumulaba desde hace años ha tomado forma de
protestas, huelgas y cacerolazos. Los jóvenes salieron a la calle para exigir
educación pública gratuita y de calidad. El conflicto desbordó al Gobierno del
presidente Sebastián Piñera. Fue perdiendo poco a poco popularidad, hasta
llegar a un 23% a finales de 2011. El centro izquierda, que estuvo en La Moneda durante 20 años,
quedó paralizado. Camila Vallejo se transformó en el principal rostro de la
metamorfosis. Blindada por un grupo de guardaespaldas, la universitaria de ojos
claros y piercing en la nariz encabezó cientos de marchas.
La indignación chilena no es fruto de una crisis económica.
Este país crece a un ritmo del 6%. La pobreza pasó de un 45% a un 15% entre
1987 y 2009. Sin embargo, el 10% de los chilenos más ricos gana 27 veces más
que el 10% más pobre, según un informe de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE). "Hay profundas inequidades sociales, poca
democracia y un nivel intolerable de abusos", dice Camila Vallejo mientras
revuelve lentamente una taza de café.
"Trabajamos muchas horas al día, somos esclavos de las
deudas, nos estafan en las cuentas de luz y de agua y, como no tenemos tiempo
para el ocio, tampoco reclamamos por las cosas que nos parecen justas. Hemos
acumulado frustración y descontento. Todo eso fue lo que estalló en 2011. Chile
despertó y nosotros estamos aquí para cuestionar, combatir y no seguir
reproduciendo el sistema", explica.
P. Chile es uno de los pocos países del mundo donde no es
legal el aborto terapéutico. ¿Cree que es justo que en el extranjero se le
retrate como uno de los más conservadores de Latinoamérica?
R. Es contradictorio, porque si bien somos el país más neoliberal
del mundo, en Chile existe mucho conservadurismo en los valores, tanto en la
derecha como en el centro y la izquierda política.
P. ¿A qué se refiere?
R. Nos falta avanzar con respecto a los derechos de las
minorías sexuales. Estoy de acuerdo con el aborto en varias circunstancias.
Primero es necesario respetar la autodeterminación de la mujer, antes de traer
al mundo a alguien que no va a ser compatible con la vida que quiere su madre.
Hoy en día, las que tienen plata lo hacen y, finalmente, es una libertad que
está condicionada a tu capacidad de pago. También estoy a favor de la
despenalización de la marihuana, porque cuando se legaliza existe la
posibilidad de controlar el narcotráfico.
De acuerdo con una encuesta reciente, el 39% de la población
dice estar "muy indignada". Una de las teorías que se han levantado
en este país para explicar el descontento es la irrupción de la clase media que
dejó la pobreza en las últimas dos décadas. Los Gobiernos de la Concertación
prometieron que la forma más eficiente de resolver los problemas de inequidad
era a través de la educación. El modelo instalado en el Gobierno de Pinochet,
sin embargo, no cambió sustancialmente y los resultados siguieron siendo
mediocres y desiguales. La gente se hartó y estalló el conflicto social. La
familia Vallejo Dowling pertenece a ese grupo.
"A mi edad mis padres eran pobres, supervivientes.
Cuando se conocieron en el mundo del teatro tenían que vender empanadas para
vivir. Militaban en el Partido Comunista, pero no eran dirigentes", relata
la universitaria. Aunque ella ahora vive en un piso que arrienda en el centro
de Santiago, fue criada en la comuna de La Florida en el sur de Santiago. Es una zona de
clase media donde, sin embargo, hay chabolas que conviven con modernos centros
comerciales y autopistas. Fue el escenario donde Camila Vallejo comenzó a
"indignarse con la situación chilena". Y cuando entró a la Universidad de Chile,
la pública más importante del país, comenzó a militar en el Partido Comunista.
P. A diferencia de lo que ocurre en la actualidad, donde los comunistas están
en el Congreso, durante la dictadura el partido tomó la vía armada.
R. El pueblo tiene derecho a combatir en masa la violencia
estructural que existe en la sociedad. Y nosotros nunca hemos descartado la
posibilidad de la vía armada, siempre y cuando estén las condiciones. Sin
embargo, en este momento, ese camino está totalmente descartado, porque la
tensión que hoy día existe es neoliberalismo versus democracia.
Aunque ella no lo reconozca, en ocasiones ha sido una
militante algo indisciplinada. Tras la muerte de Kim Jong Il, por ejemplo,
criticó públicamente la decisión de su partido de enviar condolencias formales
al Gobierno de Corea del Norte.
P. Pero nunca ha hecho reproches a Cuba, donde estuvo en 2009 al conmemorarse
los 50 años de la revolución.
R. No es comparable. Cuba no es el mejor modelo de
democracia que uno pueda reconocer mundialmente, pero se han logrado muchos
avances que en Chile, por ejemplo, no hemos logrado. Siempre hay sectores
reaccionarios que porfiadamente defienden las libertades individuales sobre los
derechos universales. Los chilenos resguardan la libertad de empresa sobre el
derecho a la educación. De cualquier forma no creo que sea el momento de
debatirlo, porque tampoco manejo muchos elementos.
Además de indignados, los chilenos no confían en sus
instituciones. Una encuesta reciente revela que todas han perdido respaldo
ciudadano: las Fuerzas Armadas, la
Iglesia católica, los medios de comunicación, el Gobierno,
las empresas privadas, la
Justicia , el Congreso y los partidos políticos, que hoy por
hoy son los más desprestigiados. Solo un 16% de los chilenos, de hecho, cree
que la democracia en este país funciona bien.
P. Es la cuarta figura política mejor valorada en Chile y ya
se señala que será candidata a diputada.
R. Esto no se resuelve con que yo sea candidata, da igual. El verdadero desafío
es que debe haber gente dispuesta a cambiar la correlación de fuerzas en los
espacios donde se toman las decisiones. Si no nos gusta cómo funcionan las
cosas, tenemos que hacernos cargo. Debemos disputar el Parlamento para que sea
realmente representativo y no esté ocupado por burócratas.
P. El 26 de enero estará en Berlín y el 2 de febrero llegará
a Italia. ¿Qué piensa de Europa?
R. Pienso que el desarrollo de los países del Norte se produce gracias al
subdesarrollo de los países del Sur. Europa, por una parte, y Latinoamérica,
Asia y África, por otra. Siempre tiene que haber sitios saqueados para que
otros disfruten del placer de los excesos. Los europeos fueron parte del
proceso de colonización que arrasó con nuestros pueblos originarios. La
aplastaron, masacraron, esclavizaron...
P. ¿Genocidio?
R. Es que es un hecho probado que hubo genocidio en Latinoamérica. Aquí se eliminó
con la espada y con la cruz. Y también se explotó la naturaleza, nuestros
recursos naturales. Y los siguen extrayendo como sanguijuelas. Las
multinacionales, ¿de dónde vienen? De España, de Estados Unidos...
P. ¿Qué tipo de izquierda latinoamericana la identifica? ¿La de Dilma Rousseff,
Hugo Chávez, Cristina Fernández o Fidel Castro?
R. De todas hay que sacar elementos, porque tienen sus particularidades según
su desarrollo histórico y realidad política. Pero me gusta mucho lo que está
haciendo Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia y José Mujica en
Uruguay.
P. ¿Haría campaña por una eventual reelección de la expresidenta chilena
Michelle Bachelet, dado que el Partido Comunista podría hacer una alianza con la Concertación ?
R. Jamás estaría dispuesta a hacer campaña por Bachelet ni a llamar a los
jóvenes a votar por ella. Nadie me asegura que su programa sea representativo
de las ideas que el movimiento estudiantil ha planteado. Y yo no recibo órdenes
del partido. Todo pasa, finalmente, por una decisión personal. A mí nadie me va
a obligar.
P. ¿Cómo va a evolucionar el movimiento estudiantil en Chile?
R. Este movimiento es el puntapié inicial de un proceso social por el cual
seguiremos trabajando. Queremos conseguir reformas estructurales en el sistema
educativo, pero también la construcción de un país con mayores derechos y
garantías por parte del Estado. La extinción del movimiento estudiantil no es
una posibilidad.
El periodista incurre en un error grosero al catalogar de izquierdista a Cristina Kirchner, cuyo gobierno encarna una nueva corriente, en la que conviven la corrupción, la demagogia, la mafiocracia, empobreciendo a los habitantes de la Argentina, mientras ellos se enriquecen. Ladrones. Eso, señor periodista en que rama de la izquierda usted la ubicaría?
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