La cortedad de nuestra visión de
la vida y lo que ocurre en el mundo depende de nuestra breve existencia física.
Durante milenios hemos temido un “fin del mundo”, ilusamente, como si a todos
no nos esperara nuestro propio fin…o transición.
Poder empinarnos por encima de nuestra breve existencia individual, nos ayudará a ver el futuro con esperanza y trascendencia. Sigamos al teólogo y pensador brasileño Leonardo Boff en los alcances de su reflexión. (Jesús Hubert)
Poder empinarnos por encima de nuestra breve existencia individual, nos ayudará a ver el futuro con esperanza y trascendencia. Sigamos al teólogo y pensador brasileño Leonardo Boff en los alcances de su reflexión. (Jesús Hubert)
La razón en fase de larva y de capullo
2012-08-03
Quien haya leido mis últimos
textos sobre ecología y la situación dramática de la Tierra, tal vez se haya
quedado con una impresión de pesimismo. No puede ser pesimista quien se da
cuenta de los peligros reales que pesan sobre nuestro destino. Debemos siempre
respetar la realidad, pero al mismo tiempo es necesario ampliar la comprensión
de la realidad. Ésta es mayor de lo que se muestra, pues lo potencial también
es parte de lo real. Siempre hay una reserva utópica presente en todos los
eventos. Si comprendemos la realidad así enriquecida, no se justifica un
pesimismo cerrado, sino un realismo esperanzador. Éste capta la eventual
irrupción de lo nuevo escondido dentro de lo potencial y de lo utópico. Esto nuevo
hace entonces historia y funda otro estado de conciencia e inaugura un ensayo
social distinto.
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Además, si tomamos distancia y
medimos nuestro tiempo histórico con el tiempo cósmico, tenemos aún más razones
para la esperanza. Si condensamos en un año el tiempo cósmico, los 13,7 miles
de millones de años que es la edad presumible de nuestro universo, notaremos
que como humanos existimos hace solo una pequeñísima fracción de tiempo. Así,
el 31 de diciembre a las 5 de la tarde nacieron nuestros antepasados
pre-humanos. El 31 de diciembre a las 10 de la noche entró en escena el ser
humano primitivo. El 31 de diciembre a las 23 horas, 58 minutos y 10 segundos
surgió el hombre de hoy llamado sapiens sapiens. El 31 de diciembre a las 23.00
horas, 59 minutos y 56 segundos nació Jesucristo. El 31 de diciembre a las
23.00 horas 59 minutos y 59,2 segundos Cabral llegó a Brasil.
Como se deduce, temporalmente somos casi nada.
Además de esto, si tenemos en
cuenta las 15 grandes destrucciones que conoció la Tierra, especialmente la del
Cambriano hace 570 millones de años en la cual desapareció entre el 75 y el 90%
del capital biótico, verificamos que la vida sempre resistió y sobrevivió. Y si
nos concentramos solamente en el ser humano, siempre sobrevivió a las muchas glaciaciones.
Y aún más, tuvo un proceso de encefalización altamente acelerado. Desde hace 2,2 millones de años aparecieron sucesivamente el homo habilis, el homo erectus, y en los últimos cien mil años, el homo sapiens, ya plenamente humano. Sus representantes eran seres sociales, se mostraban cooperativos y usaban el habla, característica humana.
Y aún más, tuvo un proceso de encefalización altamente acelerado. Desde hace 2,2 millones de años aparecieron sucesivamente el homo habilis, el homo erectus, y en los últimos cien mil años, el homo sapiens, ya plenamente humano. Sus representantes eran seres sociales, se mostraban cooperativos y usaban el habla, característica humana.
En el intervalo de un millón de años, el cerebro de estos tres tipos de homo se duplicó en volumen. Después de la aparición del homo sapiens, surgido hace 100 mil años, el cerebro no creció más. Ya no era necesario, pues surgió el cerebro exterior, la inteligencia artificial, que es la capacidad de conocer, de crear instrumentos y artefactos para transformar el mundo y crear cultura, característica singular del homo sapiens sapiens.
A partir del neolítico, hace cerca de diez mil años, surgieron las primeras ciudades que dieron origen a la cultura elaborada, al estado, a la burocracia y también a la guerra. Comenzó también una utilización sistemática de la razón instrumental para dominar la natureza, conquistar y someter a otros. Obviamente allí también estaban otros tipos de razón como la emocional, la simbólica y la cordial, pero sometidas a la razón instrumental que, desde entonces hasta culminar en nuestro tiempo, asumió la hegemonía, razón a la vez creativa y destructiva.
El proceso de la mariposa nos ofrece una sugestiva metáfora. La mariposa no nace mariposa. Es al principio un simple huevo que se transforma en una larva, devoradora insaciable de hojas. Después se enrolla sobre sí misma en foma de capullo (crisálida). Dentro de él, la natureza teje su cuerpo y lo pinta de colores. Cuando todo está listo se rompe el capullo y surge una mariposa espléndida.
Nosotros estamos todavía en el estadio de larva y de capullo. Larva, porque día y noche devoramos la naturaleza; capullo, porque estamos cerrados sobre nosotros mismos, sin ver nada a nuestro alrededor.
¿Cuál es nuestra esperanza? Que la razón rompa el capullo y surja como razón-mariposa. Tal vez la situación actual de gran peligro fuerce el nacimiento de la razón-mariposa. Ella revolotea por ahí, no es destructiva sino cooperativa, pues poliniza las flores.
Estamos todavía en génesis. No hemos acabado de nacer. Una vez nacidos, vamos a respetar y a convivir con todos los seres. Habremos superado para siempre la fase de larva y de capullo. Como mariposas seremos portadores de la razón sensata que nos concede tener junto con la Tierra un futuro sin amenazas.
Tomado de: http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=499
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