Las cosas no siempre son del color con que se miran. Especialmente
si no tenemos control sobre el “visor”, ya que otros lo manejan a su antojo e
interés. Visor que se llama radio, prensa y…por supuesto, televisión.
Esto se aplica especialmente a la situación de Venezuela. Donde excesos hay, pero no solo de parte del gobierno de Maduro, sino de ambas partes en que el país está dividido, fundamentalmente, por diferencias de visión de lo que debe ser su economía y su sociedad. De allí la importancia de los dos escritos sobre lo que ocurre en Venezuela, del compositor, cantante, abogado y político panameño Rubén Blades, quien puede asumir su condición de líder de opinión, sin necesidad de contar con un poder económico y/o político detrás.
En Venezuela no se está jugando un partido de foot-ball, sino el futuro mediato de América Latina, si es así, tengamos hoy cuidado en las adhesiones o excomuniones emocionales, mañana, puede ser demasiado tarde (Jesús Hubert)
Esto se aplica especialmente a la situación de Venezuela. Donde excesos hay, pero no solo de parte del gobierno de Maduro, sino de ambas partes en que el país está dividido, fundamentalmente, por diferencias de visión de lo que debe ser su economía y su sociedad. De allí la importancia de los dos escritos sobre lo que ocurre en Venezuela, del compositor, cantante, abogado y político panameño Rubén Blades, quien puede asumir su condición de líder de opinión, sin necesidad de contar con un poder económico y/o político detrás.
En Venezuela no se está jugando un partido de foot-ball, sino el futuro mediato de América Latina, si es así, tengamos hoy cuidado en las adhesiones o excomuniones emocionales, mañana, puede ser demasiado tarde (Jesús Hubert)
Venezuela
Aún cuando no he nacido en Venezuela, siento respeto, afecto
y agradecimiento hacia esa Nación y su gente. Por eso considero oportuno
esbozar una opinión acerca de la situación que actualmente atraviesa el hermano
país. Entiendo perfectamente que la posición por mí expresada no ha de
satisfacer a algunos, pero eso no es de extrañar. Es precisamente la
intransigencia, lo que define a los grupos en pugna, gobierno y oposición.
Estas dos facciones políticas han tenido, cada una en su momento, la
oportunidad de servir realmente al país, pero han fallado, tal vez porque cada
una ha preferido servir a sus propias agendas, fracasando en el intento de
integrar al país mayoritario. Es quizás por esa razón que los argumentos que
esgrimen los representantes de ambos bandos, suenan demagógicos a los oídos
independientes. Ninguno de los dos posee realmente el apoyo mayoritario, de
allí la parálisis. Ambos argumentos poseen un pedazo de la verdad, pero ambos
se rehusan a unirlos para crear el terreno común que permita concertar una
propuesta para todos los venezolanos.
El país está tristemente polarizado y por eso hoy Venezuela duele. La aparente ausencia de una solución se debe a la falta de un liderazgo que establezca un propósito de lucha que unifique al país, en lugar de dividirlo. Si estás a favor de la oposición, eres un burgués parásito, agente de la CIA, vendido al Imperio. Si favoreces al gobierno eres un comunista, maleante, vendido a Cuba y a los Castro. Ninguna de estas definiciones habla de Venezuela y de su necesidad. Solo pintan el odio y la expectativa personalista de quien esgrime el argumento, impidiendo la posibilidad de un diálogo inteligente y patriótico.
El gobierno ha fallado monumentalmente en la tarea de la administración publica y ha despilfarrado de manera insólita e irresponsable, un caudal económico único en la América Latina. Intenta consolidarse cambiando leyes y ajustándolas a su argumento ideológico, censurando de paso a quienes no opinan o acatan la línea que pretende imponer. Maduro, de quien se dice es heredero de a dedo y con apoyo derivado, no parece poseer la suficiente claridad, sagacidad y manejo que requiere un mandatario para dirigir un país tan complejo.
Capriles, por otro lado, no tiene el carisma ni el planteamiento programático que convenza a la enorme cantidad de escépticos e independientes, sin mencionar al sector popular que lo identifica como heredero de las políticas rapaces de los Adecos y Copeyanos de antaño, descalificándolo como opción. Esa falta de confianza en su persona, parece impedirle ganar el apoyo de otros sectores que ya no gustan del actual gobierno y sus ejecutorias.
La necesidad de nuevos protagonistas que planteen una agenda objetiva y patriótica, no demagógica o ideológica, es vital en estos momentos. Por eso iniciativas como la de los estudiantes, la formación de grupos verdaderamente independientes, puede resultar el inicio de un movimiento que permita a la razón nacional, superar la rabia partidista y el odio de clases.
En Panamá ocurrió algo semejante. Recuerdo que en el tiempo de la dictadura de Noriega, algunos grupos de la oposición al régimen me atacaron por no unirme a ellos. Incluso llegaron a acusarme falsamente de apoyar al dictador, e incluso de formar parte del gobierno militar. Imagino que en igual situación se encuentran muchos venezolanos que rehusan participar incondicionalmente, o se niegan a endosar las exageraciones, calumnias, frases panfletarias y demás formas con las que la politiquería tradicional pretende conquistar adeptos, tácticas que tanto gobierno como oposición, han utilizado ayer y hoy.
A estas alturas, me resulta verdaderamente incomprensible cómo ha ocurrido que un país con tanto recurso natural y humano, con tanta calidad, nobleza y talento, se encuentre hoy sumido en una situación tan precaria, sin lograr comprender que cuando se cae en un hoyo, lo primero que se tiene que hacer para intentar salir, es dejar de cavar. Por esa razón, en estos momentos confío más en las posibilidades del argumento de los estudiantes, que en los de gobierno y oposición.
Con el cariño y respeto que le tengo a ese pueblo, me atrevo a sugerirle a los muchachos que preparen sus argumentos con objetividad, que se entreguen a la tarea de convencer a sus padres y vecinos, a lo largo y ancho de Venezuela, que se organicen al margen de la división estéril creada por gobierno y oposición, y hagan esos resultados públicos. Actúen con la madurez y capacidad demostrada por los músicos de El Sistema, carajitos claros.
Ojalá que logren sentar las bases para la discusión del país que puede ser, y no el que hoy pretenden forzar dos bandos en conflicto de intereses. Que no les obliguen a escoger entre alternativas como el cáncer o el ataque al corazón. Que los estudiantes del país, desde El Guajiro hasta Cumaná, planteen su agenda de vida y se la presenten a los dos grupos que hoy se debaten en pugna por el Poder. Díganles cuál es el país que quieren, y aclaren que no aceptarán como únicas alternativas, las propuestas por los dos bandos en disputa.
No existe ninguna duda de que el Presidente Maduro, como Jefe del Estado venezolano, debe hacerse responsable por la seguridad e integridad física del Sr. Leopoldo López, y de la misma manera, de todos los que en su legítimo derecho político, participen en las protestas. Pero también es necesario que los manifestantes no desaten la violencia. Deben argumentar en forma pacífica; el que tiene la razón no necesita gritar, o pegarle al otro para validar lo que dice.
Algunos pensarán que me inmiscuyo en asuntos que como panameño no me incumben. Me permito hacerlo por el afecto y apoyo que los venezolanos me han entregado durante más de 40 años, haciendo suyas la música y letra de mis canciones. Por esa entrega, los venezolanos están condenados a mi cariño y a mi respeto.
Viva Venezuela!
por Ruben Blades
18 de Febrero, 2014
Respuesta al presidente de Venezuela
Señor Presidente Maduro,
He tenido la oportunidad de ver un vídeo en el que se dirige
a mi persona, en ocasión de una nota que he publicado en mi página de internet.
No acostumbro responder comentarios, pero me siento obligado a referirme a sus
palabras por el hecho concreto de que en el vídeo mencionado, usted me nombra
directamente. Espero que el dicho vídeo no resulte una falsificación como las
que hoy abundan en internet, y si lo fuera, confieso que es de muy buena
calidad.
Con el respeto que merece su condición de Presidente, y como
tal, representante de una Nación, debo iniciar esta nota agradeciendo el tono
general de su comentario a mi escrito. Me complace entender en su gesto amable,
que comprendió la buena intención de mis pensamientos, hechos con el corazón
puesto en el pueblo venezolano.
Sin ánimo de entablar duelos epistolares, comento solamente
con la intención de aclarar algunos de los temas por usted expuestos en el día
de ayer, que me atañen de manera personal.
1. Los comentarios expresados por mí, en relación con la
difícil situación que hoy vive Venezuela, no son derivados de las noticias de
CNN, o de Univisión, o cualesquiera otra fuente noticiosa, “imperialista” o no.
Nacen de cartas, comentarios y de reflexiones hechas por amigos, dentro y
fuera de Venezuela, y de la lectura cuidadosa y analítica de
innumerables publicaciones, tanto afectas como antagonistas a su gobierno.
El carácter diverso del material que usualmente escojo para mis lecturas,
tiende a nutrir amplia y objetivamente mis puntos de vista.
2. No me he sumado, consciente o inconscientemente, a ningún
tipo de complot orquestado por la C.I.A., ni formo parte de ningún "Lobby
Internacional" con el propósito de crear mala publicidad para gobierno
alguno. Me sorprende escuchar una vez más este tipo de acusaciones, en pleno
siglo XXI, cuando debíamos haber superado ese asunto de las etiquetas. Si
critico a alguien que se considera de izquierda, soy de la CIA; si critico a
quien se considera de derecha, entonces soy comunista; cuando critico al
militarismo, soy “subversivo”.
3. Considero como una verdad, el hecho de que el extinto
Presidente Chávez haya demostrado, con sus consecutivas elecciones ganadas, el
desprestigio de la partidocracia tradicional en Venezuela, y el deseo de cambio
expresado libremente en las urnas por la voluntad popular. Pero también es
verdad que hoy Venezuela no es una Nación unida: es un país cuya población está
polarizada políticamente, una sociedad sumida en contradicciones obvias, con un
gobierno electo por un estrecho margen, 1.49%, que no alcanzó el 51% de los
votos de alrededor de un 80% de la población votante y con un ausentismo
electoral del 20.32%. Ese gobierno, sin embargo, está decidido a imponer un
sistema político/económico (que no califico ni descalifico), pero que
obviamente no es aceptado por la mayoría de la población. En una situación
como la descrita, parece recomendable realizar una consulta nacional para que
el pueblo tome su decisión. Sin ello, lo que se percibe es eso, una imposición.
Creo que su gobierno, Presidente Maduro, no posee la mayoría
representativa que justifique lo que le está haciendo al país. Por otro lado,
la oposición, mezcla de lo que existió en el pasado político de Venezuela y de
lo nuevo que hoy lucha por hacerse respetar y considerar, no está formada por
cuatro gatos fascistas, como se pretende hacer ver. Es una vital cantidad de
personas. En estas circunstancias, la realidad de Venezuela es hoy como sería
la de una casa donde la familia esta dividida, y existen habitaciones en las
que la otra mitad no puede vivir, ni transitar. La Venezuela de hoy no es
la Nación que todos sus habitantes desean, es una versión de país a la que sólo
parece apoyar el 50% de la población, tomando en cuenta el total de los votos
emitidos en las elecciones del 2013. Esa realidad determina la necesidad
de considerar una modificación del rumbo presente, en busca de un balance que
permita el desarrollo del argumento nacional en sus propios términos, más
realista y menos agresivo; una Venezuela en la que no sean necesarios los
gritos de "Patria o Muerte", entre hermanos.
4. Como los Chavistas se auto-definen como
"Socialistas", debemos asumir que comprenden de lo que hablan, y que
han estudiado a quienes inicialmente convirtieron las teorías sociales de Marx
y Engels, en propuestas experimentales del socialismo y el comunismo,
particularmente en Rusia, tras la revolución bolchevique de 1917. Deben
conocer, por ejemplo, los comentarios vertidos por Vladimir Ilich Lenin en su
folleto titulado, "La Enfermedad Infantil del Izquierdismo en el Comunismo",
(este título no es un artificio al estilo Borges, así lo tituló el propio Lenin
y si no lo creen, pregunten a Fidel, que él debe haberlo leído). En ese
escrito cita Lenin los errores que se cometen en nombre del izquierdismo, por
no considerar las circunstancias objetivas a la hora de tomar decisiones, y
peor aún, las consecuencias históricas que produce no reconocer y rectificar
dichos errores. Allí describe cómo, en 1918, los camaradas Radek y Bujarin,
máximos representantes del entonces llamado "Comunismo de
Izquierda", fueron obligados a reconocer públicamente su error, al no
comprender ni aceptar inicialmente que, el argumento para justificar la
Paz de Brest, no constituía necesariamente un compromiso con los imperialistas,
sino que obedecía a una necesidad política determinada por las condiciones
objetivas del momento, algo que Lenin describió como un “do ut des”,
un te doy para que me des. La metáfora que hace Lenin sobre asaltantes y
asaltados aclara muy bien el argumento. ¿No es, acaso, un “do ut des” el
acuerdo que tiene Venezuela con el “imperialismo” en el caso del petróleo
venezolano, que suple a Estados Unidos a cambio de los dólares que necesita la
economía del país?
5. Este mismo criterio indicaría que, en las presentes
circunstancias, no resulta apropiado que su gobierno imponga sus deseos, o
desconozca, o pretenda ignorar la validez de los argumentos planteados por sus
críticos venezolanos. No creo que es a través de la represión, la censura, o el
recurso demagógico que se produce la respuesta racional a una condición
objetiva inobjetable. Tal actitud solo provocaría más violencia, que generaría
la posibilidad de una ingobernabilidad, un vacío político que podría ser
llenado con un golpe militar, la única institución con la capacidad de organización
y poder coercitivo para enfrentar el caos institucional y civil resultantes.
6. Nunca he estado, no estoy, ni estaré de acuerdo con
intervenciones armadas del país que sea en los asuntos internos de
nuestras naciones. Categóricamente lo digo. El mío sufrió ese mal, y no lo
justifico de ninguna manera.
7. Aunque agradezco su invitación a visitar Venezuela, no
considero apropiado aceptar en este momento. Tal visita podría ser considerada
como un endoso a su gestión y a la posición de su gobierno. De igual forma,
tampoco aceptaría una invitación en tal sentido por parte de los que lo oponen;
no ahora. Y para aclarar aún más este punto, he recibido también ofrecimientos
de trabajo importantes para ir a Venezuela este año, y de igual manera las he
rechazado porque no me parece correcto hacerlo en las actuales circunstancias
que vive el país.
8. En cuanto al "alma venezolana", señor
Presidente, y a la nobleza de su pueblo, la conozco muy bien porque la llevo
dentro, sin etiquetas, junto a mi alma panameña y latinoamericana. Ese
argumento no entra en esta discusión. Esa alma, además, me la encuentro dentro
y fuera de ese noble país, desde mi primera visita en los años 60. Y se
acrecienta con los años y se reaviva en mi amistad con César Miguel Rondón, Pedro
Leon Zapata, el finado, pero aun amigo, José Ignacio Cabrujas; Jonathan
Yakubowicz, Edgar Ramirez, Budu, Oscar de León, Clarita Campins, Marilda
Vera, Gustavo Dudamel, Ozzy Guillén, el gran Luis Aparicio; en mi admiración
por Don Simón Díaz -cuya desaparición justamente hoy tenemos que llorar-
Aldemaro Romero, el Profesor Abreu y tantos otros magníficos expositores
del talento, capacidad y nobleza del pueblo de Bolívar. Todos ellos me
refuerzan la presencia de esa alma. Y quizás ninguna me resuene por dentro más
representativa que la de mi querido y recordado amigo, Luis Santiago, que
se nos fue joven, durante la tragedia de La Guaira del '99, y por eso será
joven eternamente, igual que el inspirador ejemplo planteado por la excelencia
de los jóvenes de El Sistema, el grupo de las Orquestas y el vocal, todos
maravillosos ejemplos de lo que logra el trabajo, la disciplina y la esperanza
de ser mejores. Sin alharacas, ni alaridos panfletarios, con la guía de
maestros venezolanos, el sector popular demuestra su calidad mundial.
No necesito ir a Venezuela para encontrar a su alma, porque
ella va conmigo adonde sea que yo vaya, desde hace tiempo ya.
9. No deja de tener credibilidad la afirmación de que, bajo
gobiernos de lo que se denomina izquierda, se crean más oportunidades para el
sector popular. Por regla general, los gobiernos que se dicen de derecha se
preocupan más por sus intereses particulares que por los del pueblo al que
alegadamente representan. Pero creo que hay distintas versiones con las que tipificar
el empoderamiento del que usted habla (entendiendo que "empoderar"
significa el dar posibilidad de hacer y poder) al "Pablo Pueblo" que
describo en mi canción. Una de ellas es creando el espacio para que su dignidad
sea respetada y sus derechos también. Otra es brindando la oportunidad para
desarrollar su capacidad, no solo con subsidios que lo hagan dependiente
de otros, o que estimulan los peores instintos que todos poseemos. Para mí, la
verdadera revolución social es la que entrega mejor calidad de vida a todos, la
que satisface las necesidades de la especie humana, incluida la necesidad de
ser reconocidos y de llegar al estado de auto-realización, la que entrega
oportunidad sin esperar servidumbre en cambio. Eso, desafortunadamente, no ha
ocurrido todavía con ninguna revolución.
Le expreso mis opiniones, Señor Presidente, sin odio, sin
agendas secretas, ironías, ni intereses subrepticios. Reitero mi agradecimiento
por el tono de su conversación y por su consideración al otorgar la atención de
su valioso tiempo a las palabras de este panameño de Latinoamérica.
Termino con una especie de ruego a los bandos enfrentados en
la querida Venezuela: empiecen a sumar y dejen ya de restar. Y que se detengan
los insultos y la diatriba, para que los venezolanos empiecen a conversar; que
el silencio es el mejor preámbulo a un diálogo razonado.
Viva Venezuela!
Atentamente,
Rubén Blades
Para vivir nos necesitamos todos, para desarrollarnos y avanzar conscientemenete, necesitamos de las contradicciones en todas sus formas. Es lo dialéctico es lo natural. hay que ejercitar, vivir laborando con aceptación y amor nuestras contradicciones.
ResponderBorrarRubén Ramirez.