Una de las virtudes más maravillosas del nuevo mundo
intercomunicado que estamos viviendo, es que está terminando con la ilusión de
la separación. Somos UNO.
El frustrado golpe de estado contra el Presidente Maduro, en
Venezuela, las negociaciones entre los gobernantes europeos sobre Ucrania; el
desahucio y desalojo de viviendas por hipotecas protestadas, en España; las negociaciones
de paz en Colombia, entre las FARC y el gobierno; la propuesta de
congresistas norteamericanos para levantar el bloqueo económico a Cuba y, por
supuesto, las negociaciones del nuevo gobierno griego con los representantes de
la comunidad europea y el avance del partido PODEMOS, en España, siguiendo la
estela de triunfo de Syriza, en Grecia, son todos hechos simultáneos de una
única humanidad de la que formamos parte.
Abramos nuestras mentes y nuestros corazones a esta nueva conciencia y empecemos a vibrar y a actuar en función de los mejores intereses de la comunidad humana.
Ahora mismo, el pueblo griego, con gobernantes dignos a la cabeza, nos reclaman una urgente solidaridad para doblegar la intransigencia del poder financiero y político, en ese orden, de Europa.
Somos UNO; hoy por ti, mañana por mí. (Jesús Hubert)
Entrevista a
Katerina Sergidou, miembro del Comité de Coordinación Local de Syriza en Atenas
“Incluso
los que no han votado a Syriza están apoyando al nuevo Gobierno”
La Marea
Katerina
Sergidou tiene claro su objetivo: conseguir apoyos en el exterior para el
Gobierno griego en un momento decisivo para las negociaciones de la deuda de
este país. Por ello, esta miembro del Comité de Coordinación Local de Syriza en
Atenas, de 33 años, tiene prevista una pequeña gira española. Dentro de los
actos organizados por la plataforma Por el cambio en Grecia, participó ayer en
Madrid en un acto público junto a Yayo Herrero (Ecologistas en Acción), Miguel
Urbán y Jaime Pastor (Podemos).
¿Cómo
están las negociaciones entre el nuevo Gobierno griego y la Unión Europea?
Los
próximos días son cruciales. Se trata de la primera apuesta del nuevo Gobierno.
La troika y los prestamistas se oponen a que Grecia aplique las medidas que
anunció el primer ministro, Alexis Tsipras. No quieren que exista en el centro
de Europa el ejemplo de un país pequeño que dice “la deuda no es nuestra y no
vamos a pagarla”. Es un juego en el que ellos, los de arriba, no quieren
perder. Mientras, el nuevo Gobierno está tratando de ganar y tiempo y de no dar
machar atrás en lo que decidió el pueblo griego cuando dio la victoria a
Syriza. Es decir, lograr una quita de la mayor parte de la deuda y aliviar a la
gente, que ha sufrido mucho durante los últimos cuatro años, desde que entró en
vigor el memorándum de austeridad.
¿El
Gobierno se plantea renunciar a parte de la radicalidad de su programa para
llegar a un acuerdo?
El
primer ministro declaró en el Parlamento que no vamos a ceder. La gente nos ha
dado un mandato, que es cancelar el memorándum. Y estoy segura de que tanto él
como el ministro de Economía van a hacer todo lo posible para conseguirlo.
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¿Cómo
está viviendo la gente estos días?
En
Grecia vivimos un momento histórico. La gente se siente protagonista por
primera vez y participa activamente. Aún perdura la alegría, porque había
necesidad de sonreír y de tener esperanza. Incluso quienes no han votado a
Syriza están apoyando al nuevo Gobierno. Los días en que hay negociación, la
gente se reúne en cafeterías y en casas para ver la televisión, como si fuera
un partido de fútbol. Quienes somos militantes desde hace años no habíamos
visto nunca un ambiente igual. Decimos que la política ha llegado a la calle. Y
ya se notan algunos cambios. Por ejemplo, en la autoestima. Antes la gente no
decía que era miembro de Syriza en el lugar de trabajo, pero ahora lo hacen con
orgullo. Hace unos días en unos grandes almacenes, un jefe dijo a sus empleados
que en sus nóminas pondría que cobrarían el nuevo salario mínimo acordado por
el Gobierno, pero que en realidad seguirían recibiendo lo mismo que antes.
Entonces los trabajadores llamaron a la inspección, se sentían más fuertes para
hacerlo. Pero este ejemplo también demuestra que los jefes, los ricos, se
resisten. No será fácil aplicar las medidas, porque una cosa es votar una ley y
otra obligar a que se cumpla. Por eso necesitamos un movimiento fuerte en los
lugares de trabajo y en las calles.
¿Hay
miedo a que la oligarquía pueda boicotear los cambios, como ha ocurrido antes
en otros países?
Por
supuesto que sí, pero la gente está decidida a seguir hacia adelante. En Syriza
tenemos miedo a que la troika y los prestamistas nos chantajeen, pero no
contemplamos dar marcha atrás. Por ello es muy importante que haya movimiento
tanto en el interior como en el exterior de Grecia. Es esencial romper el
aislamiento. Si lo logramos, no tendremos miedo. Y eso es lo que vamos a tratar
de hacer, especialmente con la ayuda de España y de Podemos. Necesitamos que
nos apoyen con manifestaciones y otras iniciativas. Y hay que tener en cuenta
que los prestamistas tampoco podrían soportar una crisis tan profunda en el
centro de Europa.
¿El
acercamiento a Rusia responde a la estrategia de buscar aliados exteriores?
Tanto
Syriza como el Gobierno quieren trasladar el mensaje de que hay otras opciones,
a todos los niveles, en la economía y en las alianzas.
¿Tiene
Alexis Tsipras un plan B?
Tenemos
una táctica y una estrategia. Si un partido de izquierdas está en el Gobierno
debe tener una táctica y aprovechar todas las oportunidades. Si los
prestamistas nos dicen que no, sufriremos una crisis aún más profunda en Europa
y será su responsabilidad, no la del Gobierno. El plan B de Grecia es pedir
solidaridad y apoyos.
¿El
principal apoyo de Syriza es Podemos o también cuentan con Izquierda Unida?
Tenemos
una buena relación con Izquierda Unida, pero sobre todo con Podemos. Este
partido y Syriza son los dos experimentos más importantes que existen ahora en
Europa y quizá en todo el mundo. En los actos electorales la gente gritaba
“Syriza, Podemos, venceremos”. Y el momento en que Pablo Iglesias habló en
griego en un mítin fue muy emocionante.
Syriza
significa “coalición de izquierda radical”. ¿Cómo valoran que Podemos rehúya
definirse como una formación de izquierdas?
Los
compañeros de Podemos conocen mejor el nivel político de la sociedad española.
No me corresponde a mí criticarles. Entiendo que ellos eviten usar palabras que
nosotros empleamos en Grecia, pero queremos decir las mismas cosas. Quizá ahora
que Syriza está mostrando un nuevo modo de ser de izquierdas y de estar en el
Gobierno pueda servir de ejemplo a los compañeros de Podemos.
El
nuevo Gobierno griego también ha recibido algunas críticas. ¿Cómo explica el
pacto con el partido de los Griegos Independientes (ANEL), situado
ideológicamente en la derecha nacionalista?
En
primer lugar, me gustaría decir que en Syriza hay mucha pluralidad y que
existen distintas corrientes. Cuando tenemos desacuerdos lo hablamos en público
y no pasa nada. Sobre este tema concreto, hay distintas opiniones. Por
supuesto, todos entendemos que quizá no había otra opción para formar el nuevo
Gobierno. Necesitábamos alianzas y desafortunadamente el Partido Comunista
(KKE), el otro partido de izquierdas, se negó a colaborar. Pactar con To Potami
(El Río) era peligroso, porque es una formación creada por el sistema, por los
medios de comunicación.
¿Y
no es peligroso pactar con ANEL?
Hay
una opinión dentro de Syriza, que yo comparto, y es que debemos tener cuidado
con los Griegos Independientes. Todas las corrientes sabemos que no es fácil
estar con un partido que es de derechas, con opiniones y tesis nacionalistas,
pero la prioridad ahora no son las alianzas, ni siquiera el programa, sino ver
cómo cambiar la situación, cómo reestructurar la deuda. Ya sabemos que hay
leyes que vamos a sacar adelante en el Parlamento con el Partido Comunista, no
con los Independientes.
¿Qué
leyes son las primeras que se van a aprobar?
La
primera es la que fija el salario mínimo interprofesional. La segunda, la que
haga posible que la gente tenga acceso a la Sanidad gratuita y que no tenga que
pagar cinco euros por sus exámenes médicos. También la nacionalización de los
emigrantes, de chicos que han nacido y se han criado en Grecia, para que tengan
derechos.
¿Creen
que los comunistas votarán a favor de esas normas?
No
pueden decir que no. Vamos a pedirles que voten todas las leyes, porque todas
van a ir a favor del pueblo y de los trabajadores. Sería difícil para ellos
votar en contra. Vamos a pedirles la colaboración tanto dentro como fuera del
Parlamento.
¿Por
qué los comunistas del KKE no pactaron con Syriza?
El
KKE es un partido que tiene ideas muy tradicionales. Cree que si la izquierda
participa en un gobierno está colaborando con el sistema. Pero ahora estamos en
un escenario nuevo en Grecia y estamos haciendo cosas que nadie había hecho
antes.
¿No
le da miedo dejarle el Ministerio de Defensa a ANEL?
Somos
muchos los que dentro de Syriza pensamos que es peligroso que ANEL tenga ese
ministerio, pero con el tiempo veremos cómo resolver esas contradicciones.
Ahora la prioridad es acabar con el memorándum.
Pero
el Ministerio de Defensa gestiona las fronteras y los centros de inmigrantes.
El
Gobierno está muy decidido a defender los derechos de los emigrantes y por eso
planteamos la nacionalización de sus hijos y que tengan condiciones humanas.
También vamos a eliminar los campamentos para emigrantes. Es una decisión del
primer ministro, no de los Griegos Independientes. Si ellos no quieren apoyar
estas medidas, ya veremos qué hacemos, pero ahora mismo ése no es el debate.
¿Cuál
está siendo la reacción de los neonazis de Amanecer Dorado?
Ahora
no están en el centro del discurso político. Están acusados de varios delitos.
El próximo martes se celebrará el juicio contra la cúpula. El peligro sigue
existiendo, pero si la izquierda griega logra convencer a la gente de que puede
resolver sus problemas, Amanecer Dorado bajará.
¿Y
cómo se han tomado que no haya ni una sola ministra en el gobierno de Tsipras?
La
verdad es que es un problema. Tenemos sólo seis mujeres entre los 40 miembros
del nuevo Gobierno. Y, como soy mujer, no me gusta. Sé que aquí tenemos otra
contradicción, porque en Syriza hay muchas mujeres en la primera línea y
también en el comité central. Por eso, es un poco injusta la imagen de un
ejecutivo formado sólo por hombres. No se corresponde con la verdadera
fotografía del partido. Lo que sucede es que hay pocas en los niveles más
altos, en la dirección. No sé decir por qué, pero es un hecho obvio. Y, por
supuesto, las mujeres de Syriza lo hemos comentado negativamente. Me parece
que, desafortunadamente, otros partidos de izquierdas, también en el exterior,
como Izquierda Unida y Podemos, tienen el mismo problema en la dirección y sus
caras visibles son hombres.
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