El planeta tierra está al borde de la catástrofe ecológica. Pero no por responsabilidad en abstracto de la “humanidad”.
Hay que señalarlo claramente: es el sistema económico capitalista, a través de las grandes empresas transnacionales, el responsable principal. Una forma de organización económica, social y política que prioriza el lucro por encima de cualquier otra consideración.
Es México, quizás, la peor muestra del proceso de deterioro de la sociedad capitalista, donde crece la desigualdad, la corrupción, el crimen y la violencia . Y es allí donde se presentó un libro que describe las características del capitalismo del siglo XXI y sus nefastas consecuencias en proceso de agravamiento.
La siguiente nota, del suplemento agrario del diario La Jornada, reseña la conferencia de William I. Robinson, autor del libro “Una teoría sobre el capitalismo global. Producción, clases y Estado en un mundo transnacional “(Editorial Siglo XXI). Un resumen valioso para saber por qué estamos así y hacia dónde vamos, si nos mantenemos indiferentes y al margen de nuestra realidad mundial (Jesús Hubert).
Capitalismo en crisis; reto a para la sociedad global
organizada
Lourdes Rudiño
La crisis del capitalismo que hoy vive el mundo, presente
desde 2008, es una crisis de humanidad muy profunda y peligrosa. Sin precedente
por su magnitud; por su extensión global; por el alcance de la degradación
ecológica y del deterioro social; por la escala de la violencia, y por la
concentración, en manos de unos cuantos muy poderosos, del control de las vías
de esa violencia, de los medios de comunicación y de los medios de producción
simbólica.
Esto podría ser una crisis de tipo estructural del
capitalismo, pero se observa muy profunda, peligrosa y sin salidas a la vista,
y por tanto es probable que en realidad sea una crisis sistémica, o sea que el
capitalismo estaría llegando a su fin pues dejó de funcionar después de cinco
centurias y es necesario crear un nuevo sistema, afirmó William I. Robinson,
autor del libro Una teoría sobre el capitalismo global. Producción, clases y
Estado en un mundo transnacional (Editorial Siglo XXI).
El 13 de abril Robinson expresó estas ideas, contenidas en
su libro en un encuentro con representantes campesinos y sociales, en la Asociación
Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC), y
advirtió que ante la crisis actual (que estalló desde 2008) los intelectuales
orgánicos del capitalismo están confundidos como nunca antes, incapaces de
plantear soluciones, aunque las grandes corporaciones, rapaces, plantean
continuar acumulando a partir de la expoliación de las finanzas públicas, así
como por la vía de la guerra y represión y, pues una característica clave del
capitalismo actual es la militarización.
“Los sectores más agresivos ý propensos a buscar arreglos
políticos neofascistas para garantizar la acumulación continua mientras la
crisis avanza son el capital especulativo, el militar y de seguridad y el
extractivo y energético. En México los tres están presentes y son muy
dominantes”, dijo y advirtió: “No habrá salida rápida al caos mundial. Nos
espera un periodo de graves conflictos y trastornos profundos, vivimos momentos
decisivos, de incertidumbre, entre peligros y esperanzas. Las fuerzas populares
sociales han pasado de la defensiva a la ofensiva para una revuelta mundial en
marcha y hace falta que interactúen, que se aglutinen (para configurar una
alternativa al capitalismo). El panorama político ha cambiado y hoy se habla
nuevamente de socialismo y de transformación popular. El crimen monstruoso de
Ayotzinapa representa una transformación en la conciencia popular de México
pero también de muchos otros lugares en el mundo”.
Robinson dijo que esta crisis de la segunda década del siglo
XXI tiene cinco aspectos novedosos:
1.- Está llevando a los límites ecológicos de forma rápida y
tal vez sin retorno. Según los científicos, por primera vez en la historia la
humanidad comienza a transformar profundamente los sistemas naturales. Dicen
que hay nueve parámetros o fronteras planetarias, cruciales para mantener un
ambiente del sistema Tierra (naturaleza) donde los humanos (sistema Mundo). De
ellos, cuatro ya experimentan degradación irreversible, tres de los cuales son
cambio climático, ciclo de nitrógeno y la pérdida de biodiversidad.
2.- Hay una
enorme concentración de los medios de violencia, de comunicación y de
producción simbólica en muy pocas manos. Hemos llegado a la sociedad de la
vigilancia panóptica y de control de pensamientos por agentes que controlan el
flujo de informaciones y símbolos.
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3.- El sistema capitalista inevitablemente
tiene que ampliarse, expandirse. Si deja de hacer eso entra en crisis y cae.
Pero hoy se observan límites. No hay nuevos territorios para conquistar. Con
los tratados de libre comercio (TLCs) y la globalización plena ejecutada a
partir de los 80’s, la mercantilización está casi completa (incluidos aspectos
como salud, educación, cultura y bienes básicos como el agua).
4. Existe una
vasta población convertida en superflua o redundante. Hace 20 años la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) emitió un informe, una alarma,
diciendo que 30 por ciento de la población económicamente activa estaba en el
desempleo. “O sea que el sistema no necesita la mano de obra ni la existencia de
la tercera parte de la humanidad. Esa población marginada, relegada a las
periferias urbanas, está sujeta a sofisticados sistemas de control y de
destrucción, yo lo califico como ciclo mortal de despojo, explotación y
exclusión. Vivimos en el planeta de las favelas (…) La rebelión real o
potencial de esa masa de la humanidad es el principal desafío de la élite
trasnacional”.
5.- Hay un desfase entre una economía en globalización y un
sistema de autoridad política basada en un Estado-Nación. Ha emergido así el
Estado trasnacional (concepto abstracto que se refiere a la red de aparatos del
Estado Nación que han sido cooptados por los capitales trasnacionales). Esto
es, instancias nacionales y supranacionales que pueden imponer la dominación y
la autoridad en el sistema global. Los aparatos de ese nuevo Estado son muy
incipientes y no pueden organizar el sistema del capitalismo global. Esto
genera fuertes contradicciones a escala global y las clases dominantes no
pueden contrarrestar la anarquía del sistema.
El conferencista precisó que el capitalismo ha pasado por
crisis cíclicas, aproximadamente cada diez años, y de tipo estructural, cada 40
o 50 años. Estas últimas surgen debido a obstáculos para la acumulación de
capital que llevan a periodos de estancamientos, conflictos sociales,
políticos, militares e ideológicos e intervenciones militares y desplazamientos
forzosos para abrir oportunidades nuevas de inversión, y todo ello obliga a una
reestructuración profunda del sistema, para luego abrir paso a nuevas contradicciones
y nueva ronda de crisis. La crisis estructural previa a la actual fue en 1970.
Entre la crisis de 1930 (la Gran Depresión) y 1970 lo
importante del sistema capitalista fue que había cierta reciprocidad: “el
capital se encontraba en una situación que no podía reproducirse sin también
reproducir a la sociedad. Si la clase obrera se conformaba con el sistema, se
sometía a la disciplina del capital y no luchaba por el socialismo, a cambio
tenía un empleo estable, y el Estado daba cierto bienestar social a importantes
sectores de la población. En México se consolidó la Revolución en el gobierno
de Lázaro Cárdenas y se fortaleció el corporativismo en este marco. Actualmente
tal reciprocidad no existe. Llegamos a un punto en que el capital se puede reproducir
a nivel global sin reproducir amplios sectores de la sociedad”.
En los 70’s entró en crisis ese modelo del capitalismo,
llamado redistributivo o desarrollista, y la salida de esa crisis desembocó en
la globalización capitalista, donde se inserta el neoliberalismo y en el cual
se comprende la coyuntura actual. Este nuevo modelo implica cuatro dimensiones:
1.- El surgimiento de capital verdaderamente trasnacional y
la integración de cada país –por medio de los TLCs- a un nuevo sistema
globalizado de producción y de finanzas. “Hemos vivido una transición del
mercado global donde los países están vinculados, por el comercio y los flujos
financieros, con la fábrica global, con la economía globalizada, donde cada
economía nacional se ha deconstruido y luego se ha reconstruido como segmento
del nuevo sistema globalizado. Esta es una estructura nueva. Persiste la lógica
de acumulación de capital y con despojo, pero con una nueva estructura. Primero
se globalizó la producción, con las maquiladoras, después las finanzas y hoy se
están globalizando los servicios. En los 80’s y 90’s se dio una “híper
expansión de capitales”.
2.-La emergencia de una fracción de clase capitalista, que
es trasnacional, arraigada en los nuevos circuitos globalizados de acumulación;
antes dominaba la clase arraigada a los circuitos nacionales. En México, el TLC
de América del Norte fue partera del paquete neoliberal y del surgimiento del
grupo modernizante o tecnócrata que en los 80’s y 90’s se enfrentó victorioso a
los llamados “dinosaurios”. Ese grupo, o fracción hegemónica de clase
capitalista, está presente en una alianza Estado-intereses
trasnacionales-partidos políticos (sobre todo PRI y PAN) y tiene pleno control
de México; su interés es promover circuitos globales de acumulación sobre los
circuitos nacionales. Su alcance es global y muchas de sus figuras como Carlos
Slim o la familia Zambrano (de Cemex) tienen mucho más poder que muchos
capitalistas locales o estatales de Estados Unidos. En la mayoría de países del
mundo este tipo de fracción de los capitalistas ha captado el poder de los
Estados y los ha utilizado para globalizar a sus países. Está sobre todo
concentrada en las finanzas y en la acumulación militarizada. En el marco de
estos grupos de poder es que se dan las aparentes guerras contra las drogas y
el terrorismo. “No hay tales guerras, son guerras contra los pueblos, que
permiten el despojo, que las élites de apoderen de los recursos”. Eso grupos
son entonces peligrosos, son enemigos de la humanidad.
3.- El surgimiento de un aparato o aparatos de un Estado
trasnacional. El capital trasnacional tiene que entrar y salir de los países y
para ello requiere que cada país le brinde las condiciones necesarias. Los
empresarios y sus aliados en el poder político se las generan. Esto implica no
sólo aplicar políticas neoliberales sino también tener sistemas de control
social y de regulación, como el Plan México, el Plan Centroamérica y el Plan
Colombia. Todo ello, con intenciones coercitivas en paralelo a la dimensión del
libre comercio y la acumulación del capital.
4.- Nuevos sistemas de control social y dominación,
incluyendo la creciente desigualdad social del Norte-Sur, visto esto no en
términos geográficos, sino sociales (pues el capital trasnacional capta y
deposita excedentes donde quiera independientemente de la geografía). El Sur se
refiere a la masa de la humanidad desposeída y marginada, 80 por ciento del
total de la población, que cada vez se hunde más. Han surgido las ciudades
globales, como la de México, Johanesburgo o Los Ángeles, donde el 20 por ciento
de sus pobladores se identifican con sus contrapartes de otras ciudades del
mundo, mientras que el 80 por ciento, ubicados en la periferia, enfrentan la
vigilancia y el control policiaco; viven en zonas de batalla. La globalización
ha hecho surgir nuevos rostros de la desigualdad global.
Robinson comentó el modelo trasnacional –que desde 1999 dio
signos de agotamiento, con el estancamiento de la economía global, y desde 2008
está en plena crisis- ha implicado la “precarización” del empleo, con violentas
desregulaciones laborales, la subcontratación, la feminización de la mano de
obra, la walmartización…; asimismo, ha surgido un mercado global de trabajo
donde los inmigrantes trasnacionales, como mercancía humana móvil, explotados
al máximo, juegan un papel fundamental; también está la privatización de del
agua, de la electricidad, de la educación y otros bienes básicos, lo cual
permite una acumulación intensiva; también se crea una estructura global
regulatoria (los TLCs, las transformaciones del Fondo Monetario Internacional,
del Banco Mundial y de las instancias de las Naciones Unidas). “Ha sido un
modelo que busca quitar cualquier obstáculo a la libertad del capital dentro de
cada país y transfronteras, crear un solo marco unificado donde pueda operar el
capital trasnacional”.
Explicó que la crisis del modelo actual, neoliberal, ocurre
por el estancamiento de la economía, el cual deriva del ensanchamiento de las
desigualdades sociales. Se dio un aumento en la producción y con menos y más
barata mano de obra. Así, sólo 15 o 20 por ciento de la humanidad consume, y el
80 restante se hunde, no puede consumir. Hay excedentes de mercancías y un sub
consumo. En 2008 estalló la crisis con un colapso financiero, y persiste esa
crisis.
Entre 1999 y 2001 la clase capitalista trasnacional puso en
marcha tres mecanismos para seguir acumulando, y destaca el hecho de que
“entramos en una economía de guerra”: 1.- acumulación militarizada, esto es
control y represión en las fronteras, criminalización de las comunidades
guerras e intervenciones militares, todo los cual genera ciclos de destrucción
y reconstrucción de caminos, de muros, de carreteras, etcétera; contratación de
guardias y policías privadas, construcción de cárceles, de equipo médico y más.
Esto es fascismo del siglo XXI. 2.- Pillaje y saqueo de las finanzas públicas a
favor de las corporaciones, por medio de “salvamentos financieros”, de
subsidios y otros mecanismos. El mercado global de bonos (que son vendidos por
los Estados para sanear su presupuesto público) rebasó los cien billones de
dólares, “una cifra inconcebible”. 3.- frenética especulación financiera. El
capital trasnacional ha convertido la economía global en un casino. La
especulación comenzó con los mercados de bienes raíces, luego siguió con los
mercados energéticos, los alimentos, los derivados y los bonos. En 2008 los
mercados comercializaron derivados (esto es capital no concreto que existe sólo
en el ciberespacio) por un valor que superaba el PIB anual mundial, y entre
2008 y 2014 se incrementó en 2014. “Vivimos una dictadura del capital
financiero”.
Sobre el primer punto, Robinson habló de un grupo llamado
American Legislative Exchange Committee (ALEC; Comité Legislativo de Intercambio
Americano), que integra a funcionarios estatales de Estados Unidos, miembros de
parlamentos estatales, gobernantes y representantes de las más grandes
corporaciones globales como Cocacola, IBM, Microsoft, unas 500. Se reúnen
constantemente; los empresarios financian campañas de los políticos pero
también presentan iniciativas de ley para su interés. Así surgió la Ley
antiinmigrante de Arizona, a la cual siguieron otras similares de otros
estados. Entre quienes propusieron esa ley estuvo la empresa Corporación
Norteamericana de Encarcelamiento, que construye cárceles privadas.
México es un cementerio
“En el marco de la crisis del capitalismo trasnacionalizado,
en México se observa el surgimiento del paramilitarismo en el medio rural;
estamos viviendo la colombianización, sobre todo porque la gente está siendo
despojada de sus territorios. Hay muchos que han emigrado y que se han
convertido en mano de obra súper explotada y sin derechos políticos, pero los
que aún están en su tierra no pueden sobrevivir y el sistema ha buscado
mecanismos de control social y represión de este sector de la población. Allí vemos
una fusión del Estado y de instancias locales de éste, de la policía y del
ejército, con los paramilitares, que comenzaron quizá con la guerra contra el
narcotráfico pero que ahora se meten de todo un poco. Su función manifiesta es
contra el narco, pero su función latente es controlar a la población para
despojarla y abrir espacios en el campo para que los capitales trasnacionales y
las élites locales se apropien de los recursos. Sobra la gente pobre. Hemos
visto también la llegada de la agroindustria, por no hablar de los
megaproyectos de la minería, la hidroeléctrica, el fracking… esa agroindustria
se ha apoderado del campo. Necesita a algunos campesinos como mano de obra,
pero los otros, que se vayan al carajo. Esa es la lógica del sistema. México se
está convirtiendo en un cementerio. Es algo triste pero hay que decirlo.” William
I. Robinson
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