Quién lo diría: el asmático, capturado, cazado como un conejo en las selvas bolivianas…el “vencido” hace 40 años, surge de nuevo a full-color como icono invencible, amado hasta la trivialidad en polos, tatuajes y afiches esnob.
Allí está, silencioso, esperando que pregunten quién es, para entonces ponerse de pie con toda su humanidad, nuevamente el Ché, para recordarnos “que no dejo nada material a mis hijos y mi mujer… y no me apena” y “que cada uno de nosotros, solo, no vale nada”.
Y como no hay nada casual, en la humilde escuelita de la Higuera, Bolivia, el 9 de Octubre de 1967 hace -y nace el Ché - de Cristo yaciente, clavado a balas y casi desnudo, como para que la equivalencia sea perfecta.
Centuriones…esbirros…pueblo silencioso….toda la coreografía exacta, para coronar en olor a eternidad, a quien recordaba a sus hijos que “sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.
Cristificarse es transparentarse a las aspiraciones y al aliento de la vida, sin ninguna frontera ni limitación, sin mezquindad ni medida, como él.
Ecce Homo, Ecce Ché.
(Jesús Hubert)
Allí está, silencioso, esperando que pregunten quién es, para entonces ponerse de pie con toda su humanidad, nuevamente el Ché, para recordarnos “que no dejo nada material a mis hijos y mi mujer… y no me apena” y “que cada uno de nosotros, solo, no vale nada”.
Y como no hay nada casual, en la humilde escuelita de la Higuera, Bolivia, el 9 de Octubre de 1967 hace -y nace el Ché - de Cristo yaciente, clavado a balas y casi desnudo, como para que la equivalencia sea perfecta.
Centuriones…esbirros…pueblo silencioso….toda la coreografía exacta, para coronar en olor a eternidad, a quien recordaba a sus hijos que “sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.
Cristificarse es transparentarse a las aspiraciones y al aliento de la vida, sin ninguna frontera ni limitación, sin mezquindad ni medida, como él.
Ecce Homo, Ecce Ché.
(Jesús Hubert)
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