lunes, octubre 13, 2008
El Che, vive…¡Viva el Che! _ Homenaje
Bolivia, 9 de Octubre de 1967…¡Che Guevara! ... ¡Presente!.
La sola menciòn de su nombre pone de pie al espíritu.
A diferencia de los cumpleaños, los aniversarios póstumos le dan la estatura exacta a quién se recuerda.
Los discursos acerca de héroes de oropel y charretera, se diluyen en los bostezos de las ceremonias oficiales y los cocktails. Pero hay héroes cuya vida es màs elocuente que cualquier homenaje, porque su ejemplo sigue alimentando la vida...
Las formas pueden cambiar en los caminos de la historia, pero la entrega y el sentido de justicia que encarnó la vida del Che, su muerte y su resurrección cotidiana en todo corazón que vibra por cualquier hombre que sufre en la tierra, mantiene viva su sonrisa humeante y su mirada firme en el horizonte de la humanidad.
En estos momentos que la fiera imperial se retuerce herida, cabe recordar un rasgo fundamental en el Che: su desapego absoluto a la ambición egoísta y al dinero.
En la carta de despedida a sus hijos menciona con claridad meridiana que “no dejo nada material a mis hijos y no me apena, porque el Estado(cubano) les dará lo que necesitan”.
¡Que diferencia con los revolucionarios de ayer y nuevos privilegiados de hoy de tantas esperanzas traicionadas!
Cuando se habla de un cambio no solo de la estructura económica y de las formas de organización social ante el derrumbe, precisamente del soporte dinerario, financiero, que sirve de columna al edificio de expoliación e injusticia a nivel planetario, vale la pena considerar, ensoñar seriamente nuevas formas de producción y de intercambio de bienes y servicios, que ya no requieran del dinero y la acumulación para mantener caminando la vida económica de la humanidad.
Porque mientras el dinero y la acumulación de unos pocos, sigan condicionando las relaciones sociales, la pobreza y la riqueza, la descomposición y la corrupción, a todos los niveles, seguirá separando y destruyendo al hombre y al planeta.
Y nuevas tierras del mundo seguirán reclamando el concurso ...¡del Che! (Jesús Hubert)
La sola menciòn de su nombre pone de pie al espíritu.
A diferencia de los cumpleaños, los aniversarios póstumos le dan la estatura exacta a quién se recuerda.
Los discursos acerca de héroes de oropel y charretera, se diluyen en los bostezos de las ceremonias oficiales y los cocktails. Pero hay héroes cuya vida es màs elocuente que cualquier homenaje, porque su ejemplo sigue alimentando la vida...
Las formas pueden cambiar en los caminos de la historia, pero la entrega y el sentido de justicia que encarnó la vida del Che, su muerte y su resurrección cotidiana en todo corazón que vibra por cualquier hombre que sufre en la tierra, mantiene viva su sonrisa humeante y su mirada firme en el horizonte de la humanidad.
En estos momentos que la fiera imperial se retuerce herida, cabe recordar un rasgo fundamental en el Che: su desapego absoluto a la ambición egoísta y al dinero.
En la carta de despedida a sus hijos menciona con claridad meridiana que “no dejo nada material a mis hijos y no me apena, porque el Estado(cubano) les dará lo que necesitan”.
¡Que diferencia con los revolucionarios de ayer y nuevos privilegiados de hoy de tantas esperanzas traicionadas!
Cuando se habla de un cambio no solo de la estructura económica y de las formas de organización social ante el derrumbe, precisamente del soporte dinerario, financiero, que sirve de columna al edificio de expoliación e injusticia a nivel planetario, vale la pena considerar, ensoñar seriamente nuevas formas de producción y de intercambio de bienes y servicios, que ya no requieran del dinero y la acumulación para mantener caminando la vida económica de la humanidad.
Porque mientras el dinero y la acumulación de unos pocos, sigan condicionando las relaciones sociales, la pobreza y la riqueza, la descomposición y la corrupción, a todos los niveles, seguirá separando y destruyendo al hombre y al planeta.
Y nuevas tierras del mundo seguirán reclamando el concurso ...¡del Che! (Jesús Hubert)
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