lunes, julio 23, 2007

Celebremos a la Patria...¡viva!


Llega el 28 de Julio y las Fiestas Patrias. Y para que no pasen como un formal “saludo a la bandera”, creemos necesario volver nuestros ojos sobre aquellos que han fraguado con su vida
lo que somos hoy.

Dos de ellos, destacan nítidamente.

Uno, es Tupac Amaru II, quien pagó con un sacrificio muy alto y cruel, la aspiración libertaria e integradora del Perú indio, mestizo y criollo,
y el otro, no menos grande,
porque hizo carne, literalmente hasta la muerte,
el drama social-cultural…¿ y racial ?...del Perú,
estamos hablando de nuestro querido José María Argüedas.

Profesor de aula, intelectual, escritor, lingüista, pero, por sobre todo, peruano visceral, José María Argüedas no fue un testigo “externo” del desgarramiento del Perú, fracturado como Tupac Amaru por el colonialismo, en este caso mental y corrosivo, suerte de “kryptonita” debilitadora de nuestra esencia ancestral.

Porque ha sido gracias a su convicción peruanista,
a la pertenencia consciente de José María al Perú,
que su obra ha servido de una especie de puente cultural
entre la tradición andina
y el resurgimiento económico del hombre del ande.

De no haber existido la obra de José Maria Argüedas, es posible que
la modernidad y el “achoramiento”
- forzado por la necesidad de conquistar las ciudades del antiguo comunero y peón andino - habría desdibujado y borrado algunos de los rasgos esenciales de nuestra cultura andina.
Habríamos, quizá, perdido el alma …en el camino.

José Maria Arguedas, se despidió cantando...(Guillermo Rochabrun)


El 22 de Noviembre de 1969 un día sábado, apenas seis días antes del disparo fatal con el que José María Arguedas se quitara la vida, tuvo lugar en su casa de Chaclacayo un largo encuentro familiar y amical. Estuvieron con Arguedas y su esposa Sybila Arredondo, María Rosa Salas, Jesús Ruiz Durand, Carolina Tellier, hija de Sybila, y la dama chilena Gaby Heinecke, quien fuera esposa del historiador Rolando Mellafe. Estuvo también presente Diego Cisneros, Hijo de María Rosa, en ese entonces de 3 años.Durante aproximadamente seis horas conversaron, pero sobre todo cantaron.

Hecho esencial de este encuentro fue una labor, diríase pedagógica que Arguedas hizo para con María Rosa. Arguedas quiso repasar con ella algunas canciones indígenas que el le había enseñado unos años atrás.

Entre enero y marzo de 1965, María Rosa Salas había estado alojada en la casa de José María y Sybila en Santiago de Chile. María Rosa se encontraba estudiando con Mirka Stratigoupoulu, profesora de la escuela de Música Antigua de la Universidad Católica de ese país . Dada esa vocación musical, entre las numerosas tardes y noches en que pasaban largas horas conversando, Arguedas decide enseñarle a cantar algunas canciones en quechua.

María Rosa no sabia ese idioma, aunque si conocía bien su fonética puesto que su padre, el abogado ayacuchano, Julio Salas Dongo, amigo de Arguedas, lo hablaba entre su familia.En aquel encuentro cada sección de cada canto fue comentada y luego registrada.De esta manera Arguedas indico las inflexiones de la voz que se deben utilizar, por ejemplo para cantar "Lorocha", las cuales no estaban pautadas rígidamente. Arguedas explicaba la forma de interpretar las canciones utilizando metáforas. "es un alarido que lleva la vibración de la sangre,...este canto sale como brotado de la entraña misma de la tierra, el aire lo lleva al cielo, lo mezcla con las nubes...".De igual manera recomendaba que "Cosecha de Alberjas" (Saruykuy) debe cantarse de modo apacible; solo las notas finales de cada frase se prolongan y deben hacerse vibrar. Así también, respecto al Carnaval de Circa, "Tuta Wayray", Arguedas sugiere que el tempo de la fuga se cante mas lento, "como una pasión controlada".

Lo que este encuentro de chaclacayo revela es el deseo de Arguedas de transmitir, de enseñar, la forma indígena de cantar. No se trataba simplemente de aprender los cantos, sino de adentrarse en el canto mismo. Y es que la forma del canto viene a ser una parte muy profunda de la cultura. Es algo así como el acento que acompaña al habla, aspecto que siendo tan característico de una lengua viva ninguna gramática puede registrar. El acento en una de las huellas del idioma en tanto realidad eminente colectiva y que, aunque solo lo perciben los extraños, es capaz de sellar el sentimiento de pertenencia de una persona.

La figura excepcional de Arguedas, excepcional en su autenticidad cultural, se manifiesta en la vivencia interior de determinados sentimientos y en su expresión exterior, a través del habla y del canto. A diferencia de tantos otros, en el no se trato de un "acercamiento" a la cultura indígena, o su reivindicación ni defensa compasiva, términos que remiten todos ellos a una relación exterior.

Aquella tarde se ensayaron en total doce piezas, de las cuales se grabaron nueve. Cuatro de las canciones habían sido también ensayadas en Santiago-Lorochay, Saruykuy, Amapolay y Tuta Wayra-, lo cual dice mucho del significado que debían tener para Arguedas.

La sesión se grabo en una grabadora portátil de cassette de José María y en una grabadora de carrete pequeño semi profesional de Jesús Ruiz Durand, es particularmente significativo que Arguedas tuviera la iniciativa de grabarlas. Al despedirse Arguedas entrego el cassette a María Rosa quedando en volverse a reunir en breve, alrededor de la música.Jesús conservó la cinta de carrete. Sin embargo ese encuentro nunca tuvo lugar; como hemos dicho, seis días después Arguedas ejecuto la decisión que ya había tomado de poner fin a sus días. La difícil elección , de la cual hablaba en la carta final a Gonzalo Losada, finalmente tendría lugar.

Fue aquella reunión una despedida, conscientemente pensada como tal? En todo caso, esta grabación es un documento casi único sobre la relación de Arguedas con el canto indígena.

José Maria Arguedas, canta...(Documento sonoro)

Canto Coral a Tupac Amaru II_Autor: Alejandro Romualdo

CANTO CORAL A TÚPAC AMARU, QUE ES LA LIBERTAD (De Edición Extraordinaria, 1958) (Alejandro Romualdo)

"Yo ya no tengo paciencia para aguantar todo esto"
Micaela Bastidas



Lo harán volar
con dinamita. En masa,
lo cargarán, lo arrastrarán. A golpes
le llenarán de pólvora la boca
Lo volarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo pondrán de cabeza. Arrancarán
sus deseos, sus dientes y sus gritos,
Lo patearán a toda furia. Luego
lo sangrarán
¡y no podrán matarlo!

Coronarán con sangre su cabeza;
sus pómulos, con golpes. Y con clavos
sus costillas. Le harán morder el polvo
Lo golpearán:
¡y no podrán matarlo!

Le sacarán los sueños y los ojos
Querrán descuartizarlo grito a grito.
Lo escupirán. Y a golpes de matanza
lo clavarán:
¡y no podrán matarlo!

Lo podrán en el centro de la plaza,
boca arriba, mirando al infinito.
Le amarrarán los miembros. A la mala
tirarán:
¡y no podrán matarlo!

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Querrán descuartizarlo, triturarlo,
mancharlo, pisotearlo, desalmarlo.

Querrán volarlo y no podrán volarlo.
Querrán romperlo y no podrán romperlo.
Querrán matarlo y no podrán matarlo.

Al tercer día de los sufrimientos,
cuando se crea todo consumado,
gritando ¡libertad! sobre la tierra,
ha de volver.
Y no podrán matarlo.






La poesía comprometida de Alejandro Romualdo
Semblanza

En el primer libro de Alejandro Romualdo, La torre de los alucinados, aparte de la presencia de Eielson puede advertirse la de Rilke; sin embargo, ese texto ya era profundamente original y tiene como especial característica la reminiscencia de una infancia feliz; ese mundo invocado y embellecido por la palabra de Romualdo tiene connotaciones religiosas. El lenguaje utilizado es a ratos edulcorado, pero en ocasiones muestra ya esa tendencia a evidenciar la realidad que caracterizaría a su poesía posterior.Después, en contacto con algunos poetas españoles como Alonso, Aleixandre, Bousoño y especialmente Otero, la poesía de Romualdo se transforma y se torna materialista. En los años 50/52, la poesía de Romualdo se distinguirá todavía por una preocupación de orden religioso; la divinidad aparece hermanada con el hombre, y más aún, inventada por él. Después, en el poemario España elemental, el tema es el dolor por el sufrimiento del pueblo español.Formalmente, la poesía de Romualdo recurre al ritmo acezante a través de cesuras encabalgamientos sorpresivos; en ocasiones recurre a formas tradicionales como el soneto; en otros casos, dentro del soneto, realiza las operaciones mencionadas: encabalgamientos, cesuras, aliteraciones. El recurso formal más importante de Romualdo es lo que Bousoño llama la ruptura del sistema y es realizado más en el plano semántico que en el sintáctico. Toda esta primera fase de la poesía de Romualdo culmina con Cámara lenta (1950) y El cuerpo que tú iluminas (1951).Una segunda fase de la producción de Romualdo es la que se inicia con Edición extraordinaria (1958), donde el poeta recurre al lenguaje periodístico, de la frase hecha, impactante, directa. Algunos críticos escogieron los poemas menos logrados del libro para llamar la atención sobre cómo la poesía social peruana había caído en lo que llamaban "un callejón sin salida". No se percataban de que no es el procedimiento el que hay que mirar sino el logro del poema. Basta decir al lector de hoy que el "Canto coral a Túpac Amaru", tan celebrado, pertenece a este poemario. De otro lado, Romualdo, al utilizar técnicas periodísticas para escribir poemas, está haciendo lo mismo que en esos años empezaban a hacer Nicanor Parra en Chile y Ernesto Cardenal en Nicaragua.La poesía posterior de Romualdo recoge sus virtudes iniciales, pero está hecha con una mano de más experiencia y oficio, un buen ejemplo es el libro Cuarto mundo.Otro tipo de poesía que ha ido ganando el interés de Romualdo es la espacial, en la que ha conseguido hermosos logros. Así, este poeta considerado con justicia como el más representativo de la tendencia social, es decir, aristotélico, realista, comprometido, muestra sus coincidencias en las búsquedas con poetas finalmente tan diferentes como Sologuren y Eielson. Por Marco Martos