domingo, noviembre 28, 2010

“Mi Reiki” _ Escribe: Florinda Ramos Gil (*)



Hay noche en el universo. Solo algunas “luces” están encendidas. La mayoría está desconectada a la red común y única. O, algunas, quemaron su voltaje.

Por eso, hay enfermedad, tristeza, desazón... y es urgente reconectar y re encender nuestra energía interior. Ese es el objetivo del Reki.

Florinda Ramos Gil, especialista catalana, de gran solvencia espiritual y profesional, nos cuenta su experiencia con el Reiki, las manos que curan. (Jesús Hubert)


Queridos amigos, me doy cuenta de que apenas hablo de mí, como terapeuta reiki, siendo mi actividad profesional. Tal vez sea por la sensación de estar compartiendo algo muy íntimo y sagrado con las personas que acuden a mis terapias y experimento cierto pudor de compartirlo con otras personas, como si estuviera revelando algún secreto, sin embargo hoy quiero compartirles mis vivencias cuando hago la terapia reiki.

Minutos antes de que llegue el paciente, siento la necesidad de “recogerme”, de mirar hacia mi interior, hasta el momento en que algo me dice que estoy preparada. Cuando la persona ingresa, no la veo ya como ella dice ser, sino como realmente ES.

La comunicación se establece de ser a ser, y ninguno de sus datos personales es relevante. Sin ese distanciamiento respecto a su personalidad exterior, la terapia no sería efectiva. Se trata entonces de conectarme con el Ser esencial del paciente.

El primer contacto, es como abrir, suavemente, la mantita de tu cama y que vaya ingresando ese calor agradable en tus manos. A medida que transcurre la terapia, las sensaciones van cambiando, lo sorprendente es que en una misma persona puedo encontrar diferentes energías, casi contradictorias entre si.

La terapia se transforma en un viaje por las energías del que recibe la sanación y por las propias también; con cada ligero movimiento, todo se va acomodando armoniosamente. La acción sanadora tiene un sentido elevado, casi místico, pero a la vez muy humano y telúrico. Hacer reiki es la experiencia más bella que se pueda compartir con alguien. Es un baile sin pies, al ritmo dulce del Universo, es la sincronía de dos seres atrayendo luz para después devolverla potenciada al universo.

El Reiki es perfecto, porque admite todas las imperfecciones, sin juicios ni censuras, es una burbuja de luz que flotando en la ingravidez y la intemporalidad del todo, llega hasta el alma para despertarla y pueda así sanarse a si misma.

Desde la finitud de las palabras es difícil expresar lo infinito. Tienen Ustedes mismos que vivir la experiencia; están invitados.

(*)Florinda Ramos Gil, Terapeuta Reiki y Regresiva, Barcelona, España
Diplomada en maestría Reiki , sistema Usui Rioho Tibetano,
Miembro de la Federación Española de Reiki
Participante en el Congreso Anual 2010 de la Federación Española de Reiki, en Barcelona.
florindamollet@hotmail.com
http://blogdeaguiladorada.blogspot.com/


Soneto do amor total _ En la voz de su autor, Vinicius de Moraes



Este soneto corto, pero de una ternura irresistible, es una invitación a conocer a uno de los indescriptibles de la poesia y la música brasileña y universal.

Porque imposible es que Vinicius de Moraes pueda ser solo de una tierra, su vuelo nos abarca a todos. (Jesús Hubert)







Soneto do amor total

Amo-te tanto, meu amor… não cante
O humano coração com mais verdade…
Amo-te como amigo e como amante
Numa sempre diversa realidade.
Amo-te afim, de um calmo amor prestante
E te amo além, presente na saudade
Amo-te, enfim, com grande liberdade
Dentro da eternidade e a cada instante.

Amo-te como um bicho, simplesmente
De um amor sem mistério e sem virtude
Com um desejo maciço e permanente.

E de te amar assim, muito e amiúde
É que um dia em teu corpo de repente
Hei de morrer de amar mais do que pude.

Vinicius de Moraes

Soneto del amor total

Te amo tanto, mi amor… no cante
el humano corazón tanta verdad…
Te amo como amigo y como amante
En una siempre desigual realidad.

Te amo afín, con un tranquilo amor prestante
Y te amo además, presente en la virtualidad
Te amo, en fin, con holgada libertad
En la ancha eternidad y a cada instante.

Te amo como un bicho, simplemente
con un amor sin misterio y sin pecado
con un deseo macizo y permanente.

Y de amarte así, mucho y a menudo
sé que un día en tu cuerpo de repente
moriré de amar más de lo que puedo.

(Versión al castellano de Juanfer Puebla)