miércoles, septiembre 09, 2015

China presa en la unidimensionalidad capitalista_Escribe: Decio Machado / Rebelión



China es la carta decisiva en el mundo de hoy. El capitalismo occidental está llegando a límites peligrosos por el juego sucio del capital financiero y la política de tierra arrasada de las empresas multinacionales. 

Mientras los recursos de la tierra  se están agotando por una concepción del progreso que privilegia el consumo y el despilfarro, sin límites.

China, Rusia o Europa, o los Estados Unidos, o la India o cualquier pequeño país de Africa, incluyendonos nosotros , formamos parte de la misma red económica de un sistema en crisis: el capitalismo.

La URSS y la China comunista son cosa del pasado. Ahora el capitalismo, en sus formas liberales y estatales, es el mismo. Un sistema económico en crisis que intenta, sin éxito, seguir conduciendo el coche, con el timon y los frenos rotos, de la economía mundial.

¿Cuál es la aternativa de sociedad a esta catastrofe planetaria? En la busqueda de esa respuesta, vale la pena también conocer los origenes, los alcances y los límites de China, el gigante que, al parecer, definirá el futuro del mundo. Leamos. (Jesús Hubert)

China: del comunismo rural al capitalismo salvaje





A medida que China se adentra en el siglo XXI y compite como potencial mundial en el capitalismo global, asistimos como la mayor de sus paradojas al hecho de que todo este cambio se haya producido bajo la supervisión del Partido Comunista Chino, en otro tiempo un enemigo radical de la empresa mercantil y la propiedad privada. Sin embargo, hay que reconocerle a la antigua burocracia comunista china, que sus reformas más relevantes han sido de cosecha propia, no viniendo dictadas desde el exterior por gobiernos extranjeros u organismos internacionales.

La historia de la República Popular China debe dividirse en dos etapas notablemente diferenciadas. La primera estuvo dominada por la figura del Mao Zedong, quien desde una visión derivada de la ortodoxia ideológica comunista implementó su catecismo en todos los ámbitos de la sociedad; mientras la segunda, tras su muerte en 1976 y una corta sucesión por parte de Hua Guofeng, que desembocó en el ascenso de Den Xiaoping al poder en 1981, marcó el punto de inflexión a partir del cual se pondrá fin a las políticas implementadas bajo el “socialismo real” maoísta, e iniciará una serie de reformas que desembocaron en un proceso de intenso crecimiento económico que convertiría a la República Popular China en una gran potencial económica inmersa en el capitalismo global.
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Antecedentes históricos

A lo largo de las décadas de 1930 y 1940, durante la ocupación japonesa y la guerra civil china, el ejército de campesino de Mao Zedong soportó graves penurias, incluyendo la Larga Marcha de 12.400 kilómetros. Sus fuerzas sufrieron diversas derrotas como la de Yan´an, hasta que a partir de 1947 comenzaron a ganar territorio, apoderándose posteriormente de Manchuria y la toma de Peking, actual Beijing.

El triunfo revolucionario campesino comunista de 1949 puso fin a décadas de guerras internas, teniendo que enfrentar el nuevo gobierno la reconstrucción del país. El nuevo Estado quedó bajo en total control del Partido Comunista Chino a través de sus organizaciones regionales coordinadas por un Comité Central establecido bajo las pautas de un “centralismo democrático” de corte leninista. Al nacimiento de la República Popular -octubre de 1949-, el Partido Comunista contaba con 4.5 millones de miembros, de los cuales nueve de cada diez tenían antecedentes campesinos. En la búsqueda de las verdaderas fuentes del socialismo, Mao Zedong creía en “las ventajas del atraso” –cuanto más atrasada la economía, más fácil es la transición-, lo que le llevó a buscar sus bases en aquellos sectores de la sociedad menos influenciados por el capitalismo, es decir, un campesinado mayormente al margen de las relaciones capitalistas y una intelligentsia no corrompida por la ideología burguesa.

Los primeros años del gobierno de Mao Zedong vinieron marcados por la reconstrucción masiva de China, donde la nueva prosperidad y estabilidad del país contrastaba con los tumultos y calamidades de las décadas anteriores.
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