jueves, noviembre 01, 2012

La Parada: Alto a las simplificaciones _ Escribe: Ricardo Raez (CAMBALACHE Nº4)



¿Qué hay detras de la violencia?





La prensa se rasga las vestiduras. Y los Pilatos abundan. La sociedad, no solo la peruana, está enferma de diferencias económicas y sociales, que los rezos o la caridad no pueden ocultar. La necesidad de sobrevivir es una olla a presión, lista a explotar con cualquier pretexto.

El literato y maestro de toda una vida, Ricardo Raez, a través de su periódico digital CAMBALACHE,   va más allá del sensacionalismo interesado para sacudir nuestras conciencias y podamos ver por encima de nuestros miedos. La “Parada” debe ser un verdadero alto a las burdas e inhumanas simplificaciones de la realidad (Jesús Hubert) 

CAMBALACHE

                                                           Año I, Nº 4, 27 de octubre del 2012.

                        ¿DESDE CUÁNDO LA DELINCUENCIA?

El día jueves  25 de octubre de 2012, la delincuencia ganó las calles de La Parada en La Victoria y se ha hecho sentir en toda la ciudad de Lima. En lo que tengo de vida no he visto tal espectáculo del lumpen reproducido en todos los canales de televisión.  Solo recuerdo algo parecido en un lejano cinco de febrero, pero fue por  ausencia de la policía en las calles. Ahora la policía estaba presente.

El desborde de la delincuencia da para varios temas y da agua para varios molinos. Por cierto que la derecha bruta y achorada (DBA) aprovecha al máximo para aparecer también en los medios pidiendo mano dura, interpelaciones a la alcaldesa, a los ministros de policía y defensa. Y ya pedían sin ningún rubor que se declare el estado de emergencia en la ciudad.

El hecho se produjo porque la policía, atendiendo a un pedido de la Municipalidad de Lima, fue a La Parada para apoyar la colocación de barreras de cemento para evitar que los camiones de abastecimiento lleguen a lo que ya no es, no debe ser, mercado mayorista. La policía fue rechazada por grupos de individuos que según informaciones que circulan entre la gente del lugar han recibido cien soles de los comerciantes de La Parada como pago de protección.

Es posible que muy pocas personas, salvo las que se benefician directamente de esta realidad,  pueden resistirse a la idea de trasladar el mercado mayorista a Santa Anita. El crecimiento de Lima, la modernidad, así lo exige, se necesita limpieza y orden.

Lo inexplicable es observar cómo la multitud creció en el rechazo. ¿Qué ocurre en la mente de esas personas? ¿Son todos delincuentes? ¿Es que la policía ha creado ya una resistencia hostil con su sola presencia?

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