martes, marzo 23, 2010

Qué está pasando en la tierra y hacia dónde vamos_ Editorial de la “Revista Fusión” - Marzo, 2010





El miedo nos bloquea. Nos impide hacernos una idea objetiva y global de lo que está ocurriendo en el planeta. Algunos nos evadimos con diversiones, otros con trabajo compulsivo y algunos con hipótesis de todo tipo.

Pero de que está pasando algo serio pocos tienen duda. El editorial de la “Revista Fusión”, de España, que reproducimos a continuación, coge el toro por las astas e intenta explicar serenamente lo qué está pasando y hacia donde vamos. Es un enfoque serio que vale la pena conocer. (Jesús Hubert)

Vivimos tiempos determinantes. Son tiempos que cierran el pasado, que nos muestran claramente las consecuencias de los errores cometidos por la humanidad y que nos obligan a replantearnos el presente para que podamos tener un futuro.

Son tiempos para reflexionar desde la serenidad, para observar y para saber tomar las decisiones correctas.

El planeta entero está condicionado por el cambio, nada se libra del reajuste, nadie quedará al margen del movimiento renovador y transformador. Pero para comprender en toda su magnitud, o al menos aproximarse a esa comprensión, debemos utilizar todo el saber contenido en la humanidad, en su pasado, en sus civilizaciones, en sus religiones y también en la misma naturaleza y sus periódicas transformaciones.

Nunca como ahora, la naturaleza y el ser humano estuvieron tan vinculados en las causas y en los efectos de los acontecimientos. La capacidad destructiva del hombre es muy grande, pero parece que hemos olvidado que el potencial destructivo de la naturaleza es muy superior, y si ambas fuerzas se suman las consecuencias pueden ser definitivas.

El hombre ha evolucionado mucho tecnológicamente, pero poco o muy poco espiritualmente. Y el problema está en que la lectura y comprensión de los acontecimientos presentes y futuros, pasa por la unión de la ciencia y de la espiritualidad. Y hasta ahora siempre ha ido cada una por su parte y muchas veces en guerra abierta y declarada entre ellas.

Las religiones temen que los argumentos de la ciencia pongan en peligro su poder y su dominio sobre las masas. La ciencia considera que las religiones no tienen nada que aportar al conocimiento científico, pero ese es un error que está basado más en la actitud de los líderes religiosos que en la esencia y los orígenes mismos de las religiones.

Lo que hoy en día está sucediendo en el planeta, a todos los niveles, y lo que sucederá en el futuro próximo, está recogido en muchos libros de carácter espiritual, incluida la Biblia, y vinculados a civilizaciones y pueblos ya desaparecidos.

Si alguien quiere tomarse la paciente tarea de unificar todo lo escrito y anunciado desde tiempos remotísimos, se encontrará con que todas las líneas confluyen en estos tiempos cruciales que vivimos.

Estamos inmersos en el final de un gran ciclo de tiempo y en el principio de otro muy diferente. Cuando eso ocurre, en un período muy corto de tiempo, en unos años, coincide lo viejo y lo nuevo, lo que muere y lo que nace, el pasado y el futuro, la destrucción y la creación, el temor y la esperanza, la luz y la oscuridad.

Lo que ocurre es que cada uno lo vivirá según sea la base interna que haya construido, según sea su apertura mental y según sea el conocimiento que posea sobre lo escrito, sobre lo anunciado.

Porque todo, absolutamente todo, ha sido ya anunciado. Hace mucho tiempo. Por muchos conductos y por muchas y diferentes líneas de pensamiento o de fuentes ligadas a lo espiritual.
Sería conveniente matizar aquí que en el pasado, y cuanto más viajemos al pasado más real es, ciencia y religión iban de la mano hasta el punto de que prácticamente eran lo mismo. Entonces no se podía concebir una espiritualidad que no tuviera una base científica y viceversa.

Luego, en tiempos más recientes, vino el divorcio y el consiguiente enfrentamiento, básicamente por el ansia de poder de los líderes espirituales.

Pero las claves del presente y del futuro, escritas cuando todos eran uno, contienen el secreto de los acontecimientos, el porqué y el para qué de los profundos cambios que va a vivir el planeta y, con él, la humanidad.

Ahora mismo, son ya muchos los científicos que miran hacia el antiguo Egipto, hacia los mayas, que rebuscan en la Biblia, que analizan a fondo libros sagrados antiquísimos pertenecientes a culturas de las que no queda ya rastro. Y en ellos encuentran que nos ha tocado vivir en el tiempo anunciado, o que así lo hemos escogido, y que en un gran porcentaje, la fuente de todos los cambios hay que buscarla en el sol, en lo que ya experimenta y en lo que va a experimentar en los próximos años.

El resto tiene que ver con la ignorancia de una humanidad que en vez de recoger los avisos y prepararse para el gran cambio, ha preferido cultivar el individualismo, el egoísmo y aferrarse a un absurdo, limitado y cegador poder que tiene los días contados. El hombre es una partícula invisible, un grano de arena en la inmensidad de las fuerzas que se mueven en el sol, nuestra fuente de vida, y en la misma Tierra, nuestro vehículo cósmico. Cualquier actitud arrogante, prepotente y desafiante, que son por cierto las que más abundan, no sólo no cuentan sino que inspiran lástima. La humildad, virtud esencial en la vida, prácticamente está desechada en la especie humana.

Las consecuencias del gran cambio, en una humanidad que ha perdido el norte de su existencia, sencillamente van a ser brutales. Pero nadie podrá decir que no hemos sido avisados y que no hemos tenido tiempo para prepararnos.

La luz y la oscuridad serán las que delimiten los espacios y marquen o separen el pasado del futuro. La luz traerá visión, la oscuridad ceguera.

Quien vea y comprenda sentirá paz en su interior. Quien no, sentirá miedo y una terrible soledad. Nadie elige a nadie, es cada uno el que define su posición.

Ya está sucediendo. Lo anunciado ya está en marcha. Lo escrito se está cumpliendo.
El Sol, nuestra estrella de la vida, marca las pautas.

Suyo es el poder de dar o quitar la vida. Suyo es el poder del gran cambio.

Editorial de la Revista “Fusión” de España con el título: “Tiempos de luz y oscuridad”, del 21/03/2010