Los universitarios de La Cantuta, descuartizados y quemados
o la corrupción testimoniada por los "vladivideos",
forman parte de un pasado que puede volver...
Victimas de miedos inducidos, los electores peruanos, corren el grave riesgo de comprometerse con un pasado político plagado de inconductas, que con el visto bueno de una elección, puede regresar haciendo cómplice a todo un pueblo.
La respetada psicoterapeuta de Radio Programas del Perú, Carmen Gonzáles, hace una grave advertencia. (Jesús Hubert)
El perdón solo puede llegar después de un proceso que comienza con el reconocimiento de la culpa, de que se hizo un daño y de que existen víctimas de ese acto que merecen ser reparadas. Para Carmen Gonzáles nada de eso se evidencia en Keiko Fujimori, quien no solo ha exculpado siempre a su padre sino que mientras pide perdón por una culpa presuntamente reconocida, de un gobierno corrupto y permisivo de crímenes, al mismo tiempo sostiene en tribunales su inocencia.
-Keiko Fujimori pidió perdón por los “errores y delitos” cometidos en el gobierno de su padre. ¿Cómo debemos entender ese gesto?Como sicoterapeuta, más que la palabra me importa el contenido emocional de esa palabra. Cuando la palabra perdón es producto de un proceso emocional por el cual el ser humano ha podido descubrir de dónde proviene ese impulso destructivo aplicado sobre una persona o sociedad, tiene la valentía de descubrir que hay algo dentro de aquella persona que lo llevó a causar daño, recién estamos hablando del inicio de un proceso para sentir culpa por el daño causado, que terminará con la palabra perdón.
-El perdón de Keiko ha venido entonces un poco apresurado.
Después de ese inicio viene el dolor por el daño causado, y ahí la persona tiene que sentir empatía por quienes ha dañado; después habrá que ver cómo reparar el daño por el dolor causado, cómo consolar a las personas, a las familias de los muertos de La Cantuta, cómo reparar el dinero que han repartido que pertenecía a los pobres del Perú. Luego viene una indemnización por el daño; esa es la verdadera culpa. El perdón de ella es lo que se llama el perdón producto de una culpa maníaca, que es una culpa superficial, para conseguir un objetivo. Es un perdón manipulatorio.
-Usted lo ve como un gesto netamente electorero, para buscar votos.Tenemos que sospechar que no hubo ningún proceso; ella tendría que hablar con el padre, y tendría que decir yo traigo el perdón en nombre de mi padre y voy a reparar el daño y devolver el dinero, prometer que nunca más ocurrirá, pero no solo usar la palabra perdón. La palabra vale de acuerdo a quien la diga. No es lo mismo si viene de una persona seria, con principios, valores, que de alguien que lo hace desesperado. Eso es una burla. El problema no es de ella, sino de las personas que nos dejamos engañar.
-¿Esta declaración podría convertirse en algo negativo?
Por supuesto. A ver, si a ti te robo y luego te pido perdón para que me vuelvas a dar un préstamo. ¿Qué es eso?
-Han empezado a decir que detrás del pedido de perdón hay un miedo ante una derrota electoral. ¿Usted ve algo de eso?
Es una manipulación, una estrategia de marketing, pero también una ofensa. El perdón es del alma, hay un dolor de corazón, un propósito de enmienda. El perdón es la última etapa de un largo proceso a través del cual se ha asumido una culpa auténtica donde se sufre por el dañado. Pero esa imagen del padre diciendo ‘Soy inocente’ es difícil sintetizarla con el perdón. Además, ella a su lado diciendo que su padre es inocente… ¿Ahora se dio cuenta de que es culpable? Ella tendría que sentir rabia por su padre e inducirlo a que pida perdón, y luego ella pedirlo a nombre de él. Antes decía que lo iba a sacar de la cárcel, y ahora, ¿cómo llega al perdón?
-Ha dicho que el perdón también depende de quién viene. ¿Cómo ve a Keiko Fujimori como persona, como política?
La veo como una joven identificada totalmente con el padre. Para mí es Alberto en la cabeza de Keiko. Hay una identificación con el padre… no me refiero al robo, sino a que la personalidad es fría como el padre, no expresa emociones. Es una niña identificada con su papá que tiene un Complejo de Electra. Eso se vio en cómo frente a la madre, tomó el lugar de pareja que todas las niñas lo desean y la rabia contra la que se presume ha sido pareja de su padre.
-¿Entonces ella no es capaz de asumir sus propias decisiones?La veo identificada con su padre. Una cosa es frialdad, por un mecanismo de racionalización donde el afecto y el amor no tienen lugar, y otro es hablar así como producto de la madurez. Ella es una niña identificada con el padre, y está cegada por él.
-¿Y tampoco le queda duda de que liberará a su padre?
A lo mejor no lo va a indultar; si realmente pide perdón, quiere decir que reconoce los delitos de su padre. Pero no ha dicho que es culpa de él, sino que pidió perdón por los delitos cometidos. Ella tendría que pedir perdón por los actos inicuos del padre. Digamos que se queda con lo mejor y por lo peor debe hacer un acto de contrición del padre a través de la boca, la palabra de Keiko; eso tendría que ir paralelo al retiro de su recurso ante el Tribunal Constitucional (TC), porque por un lado pide perdón y por otro hace eso.
-Siendo la peruana una sociedad que ha recuperado la democracia hace 10 años, ¿qué tan grave sería sicológicamente que liberen a Fujimori?
Sería dañino porque se daría señales de que se tiene que continuar con lo antiético, lo amoral. La sociedad en 10 años se ha pervertido, se ha orientado hacia el delito porque los líderes marcan caminos. Si no hubiera estado Vladimiro Montesinos ni Alberto Fujimori, entonces no estaría la sociedad como está. Es una sociedad sin normas. Eso es lo más grave, el regresar a etapas primarias.
Es la herencia que nos ha dejado; que nos pida perdón y retire el recurso ante el TC y pague los 25 años de cárcel.
¿No cree que los políticos también están un poco condenados a actuar un poco, a decir y callar ciertas cosas y a ser políticamente correctos?
Hay políticos y políticos. Hay niveles, grados, pero (Alberto) Fujimori es un hombre absolutamente frío, su cerebro funcionaba por un lado y sus emociones estaban por otro. Él estaba desconectado de sus emociones.
¿Y cómo ve a Ollanta Humala, se puede creer en su cambio?
Él expresa más emoción cuando habla. Por esa razón yo pienso que no solo es racionalidad. No he visto al detalle su programa, pero creo que expresa una preocupación emocional, yo no lo veo frío. Veo que el señor siente; a Keiko no la veo así, la veo ausente de sentimientos, solo tiene pensamientos.
En el 2006 se acercaba más a esa imagen de militar adusto; debe ser todo un mérito que usted lo vea ahora más sensible y menos radical.
Creo que en su casa han amado obsesivamente al Perú. Además, él nos está diciendo que está cambiando… cuando se dice que él se disfraza, tendría que ser un actor profesional, ya demasiado.
LUIS GARCÍA
lgarcia@diario16.com.pe
Publicado en el “Diario 16” de Lima, el 17042011, bajo el titular: “El perdón de Keiko expresa una culpa manipulatoria”
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