sábado, enero 17, 2009

El bus ateo_Escribe: Rocío Silva Santisteban

Los Fariseos eran los miembros de una secta judia, en el tiempo de Jesùs, que cuidaban de las formas religiosas exteriores. Algo muy parecido a nuestra religiosidad de misas semanales y santiguadas al vuelo.

Parecidos tambièn a los seguidores contemporaneos de aquella formula màgica de que solo confesando el nombre de Jesùs ¡ya somos salvos!. Claro, la lavanderia perfecta y fàcil.

Por eso, Jesùs dijo de ellos (nosotros incluidos,seguramente) "con los labios me alaban, pero su corazòn està lejos de mi". Y agregò, en algùn otro momento, algo sencillo, pero clarìsimo: "El que no està contra nosotros, con nosotros està".

¡Bingo! Parece que se referia nada mas ni nada menos que a los no creyentes, pero que viven en el espiritu esencial de Dios: el amor.

De esto nos habla Rocio Silva Santisteban, en este incisivo artìculo (Jesùs Hubert)

Luego de un año de la muerte de mi padre una de las personas que había trabajado con él, Lita, la mejor cocinera que yo conozco de todo Lima y Trujillo, me contó que él le había hecho un milagro. “Sí –me dijo– es que tu papá era un santo”. Me maté de la risa e inmediatamente le retruqué: “pero mi papá era absolutamente ateo, Lita, mi papá no era católico ni creía en santos y menos en milagros”. “Y eso qué importa”, me contestó con su sabiduría norteña, esa que se ha puesto a prueba inquebrantable de una fe sostenida en la pobreza, la escasez y la dureza de la vida, “¿acaso un ateo no puede hacer milagros si vivió toda su vida como un hombre bueno, a ver dime, acaso no?”. Me quedé muda. ¿Puede un ateo ser digno de santidad?

La rectitud y la bondad no están necesariamente en el lado de los católicos, cristianos, evangélicos, judíos, musulmanes o cualquier otro ser humano que profesa una fe con persistencia. Hay cientos de miles de ejemplos al respecto, comenzando por Torquemada y terminando por Osama bin Laden. Es más, en los últimos tiempos, y me refiero a los últimos días en las zonas consideradas por muchos como “Tierra Santa”, un grupo de hombres y mujeres que profesan una fe han estado matando a otros que profesan otra fe. Y siempre con el nombre de Dios en los labios. ¿Son menos o más santos que aquellos agnósticos universitarios que, a kilómetros de distancia, salen a las calles para exigir paz de ambos lados?

Por eso mismo, y contra todas las campañas que están dejando atrás uno de los baluartes de la modernidad –me refiero al Estado laico– un grupo variopinto de instituciones como la Unión de Ateos y Librepensadores de Catalunya, Valencia y Madrid, la Asociación de ciber-ateos y el Ateneo electrónico de Ateos y Agnósticos han puesto en circulación por las calles de Barcelona un bus-ateo con un lema corto pero liberador: “Probablemente Dios no existe, deja de preocuparte y disfruta la vida”.

Desde el 2 de enero de este año este lema se ha apoderado del transporte público catalán de la misma manera como el año anterior lo hiciera de los tradicionales buses rojos londinenses. Los catalanes despistados no podían creer que se trataba de una campaña que en el primer día de recaudación consiguió más de mil euros solo en la ciudad. Se trata, por supuesto, de una réplica de la famosa cruzada inglesa dirigida por la Asociación Humanista Británica inspirada en la labor proselitista en contra de todos los fundamentalismos que iniciara el gran teórico Richard Dowkins, profesor de divulgación científica de la Universidad de Oxford, y autor entre otros libros de El gen egoísta y de La ilusión de Dios. En Inglaterra la campaña que circuló en ochocientos buses recaudó la poco desdeñable suma de 135 mil libras esterlinas.

¿Por qué comenzar una campaña de esta índole? Al parecer Dowkins y otros científicos británicos sumamente reputados están poniendo el parche antes de que salte el pus: han iniciado una lucha contra los fundamentalismos que, en el caso de los Estados Unidos, se han apoderado de algunas escuelas públicas a partir de la negación de la evolución (una patada a las investigaciones de Darwin) contraponiendo la teoría del “creacionismo” y de la “inteligencia creadora”. Dowkins es un militante de la racionalidad y uno de sus objetivos es apoyar “una vida ética y moral sin tener que basar nuestro comportamiento en la religión o en creencias sobre-naturales”.

Aquí hay muchos temas en cuestión: en primer lugar el asunto de la publicidad en buses para una propuesta filosófica, una publicidad movible que se disemina por la ciudad y, por otro lado, un tema de debate filosófico y teológico que se traslada a la esfera pública de una manera ciertamente banal, pero altamente pedagógica pues el objetivo es que las personas se liberen de la culpa: gozar de la vida sin la mira inquisidora del “ojo divino”.

Personalmente creo que también se puede gozar de la vida con Dios (el Verbo, la Trascendencia, Ni-el-Ser-ni-el-no-Ser). Lo que sucede, como me comentaba un amigo sacerdote, es que en el tema de la sexualidad las diversas iglesias han sido siempre inoperantemente represivas y castradoras, incluso del goce intelectual vinculado con la imaginación erótica. Por eso mismo, ¿cómo liberarnos de la culpa pero seguir manteniendo la fe? No tengo la respuesta. Pero, como diría Charly García, “rezo por vos”.

Tomado del suplemento "DOMINGO" del diario La Repùblica, de Lima, del 11/01/2009