miércoles, marzo 04, 2009

Georgette Vallejo, ser otra vez uno _ Escribe: Danilo Sánchez Lihòn


Muchas veces, amar, o lo que se entiende por amor de dos, es un toma y daca, toma y dame. Y si no me das, no te amo, y hasta te odio, porque no me amas. Extraños “amores”, que niegan el amor.

Por eso, cuando el objeto de nuestro amor parte y se sobrevive fiel durante 46 años a su memoria, en forma activa y militante, estamos hablando de un AMOR esencial.

Georgette Philippart, la esposa de César Vallejo, construyó con cada segundo de su aliento, su propio monumento al mas grande poeta nacido del Perú. (Jesús Hubert)

1. Si te hubiera perdido


Georgette escribió estos versos sublimes y absolutos dedicados a César Vallejo que ya quisiéramos que alguna mujer lo diga y lo cumpla en relación a nosotros alguna vez –no importa si ella sea la más humilde y desasida, instruida o no, leída o analfabeta; no importa su edad, ni su estatus ni su condición– pero a ti varón, o a mí, o a todos nosotros nos enaltecería para siempre si alguna mujer nos dijera:

Tú no sabes
cómo te hubiera llamado
si te hubiera perdido
Esto le dice Georgette a Vallejo décadas después que él había muerto, en estado confidente, en solitario, abandonada en él.

Quiere decir que nunca lo perdió, pese a que él murió cuando él tenía treinta años y era una mujer hermosa. Pero lo importante no es decirlo sino cumplirlo y ella lo cumplió. Fue yendo y volviendo de eternidad en eternidad.

¿O lo perdió en un instante siquiera para saber el vacío y la desolación que se siente, para recuperarlo pronto y para siempre? Di. ¿Qué piensas?

2. Solo una mujer fiel y consagrada lo alcanza a cumplir

El 3 de abril del año 1970 los restos del poeta César Vallejo eran trasladados del cementerio Montrouge al cementerio de Montparnasse.

Era obra de Georgette quien compró la nueva tumba e hizo trasladar los restos allí. Ella no estuvo presente. Encargó a la Embajada del Perú que lo hiciera porque no le alcanzó el dinero para viajar.

Así le dio gusto a su esposo después de muerto. Hizo calladamente lo que solo un amor hondo es capaz de realizar. Hizo extraer sus restos de la tumba familiar, donde reposaba al lado de su madre, y los enterró en donde él quería descansar, en Montparnasse.

La distancia entre uno y otro cementerio es corta. Lo distante y a veces imposible de vencer son los trámites. Es obra fatigosa donde cada instancia resulta difícil y engorrosa, en la cual la mayoría de veces se desiste.

Solo una mujer fiel y consagrada, quien asume la causa del hombre a quien ama, lo puede alcanzar a cumplir, como fue ella.

Porque hay que tener un temple de hierro, total y absoluto para persistir y continuar. La mayoría de mujeres de los célebres se dedican más bien a gozar de las prebendas y de los méritos de sus esposos muertos.

Un dato complementario a este es que la tumba vacía de Montrouge ha sido adquirida por el Instituto de Estudios Vallejianos con sede en París, a fin de conservarla haciendo allí un cenotafio en memoria del poeta.

3. El primer y único hijo que alcanzó a tener

Georgette dejó sellada la tumba de César Vallejo –como esposa legítima que era, pues se casaron el 11 de octubre del año de 1934 en la Alcaldía del Distrito 15 de París– de tal modo que nunca sea posible abrirla sin su consentimiento.

De ese modo, al morir ella, se esfumaba y caía en un pozo ciego y abismal la única llave que hubiera hecho posible abrir ese catafalco. Ya no solo el retorno a su tierra sino que ni siquiera ya es dable trasladar el hueso húmero de Vallejo al Perú y a Santiago de Chuco, como es propuesta y deseo de quienes anhelan el retorno siquiera de manera representativa a su tierra natal.

Ella adquirió a perpetuidad la tumba de Montparnasse e hizo trasladar allí los restos mortuorios del poeta –en el lugar que él le indicara que quería descansar algún día, y donde reposan los célebres e inmortales de Francia– para lo cual ahorró moneda tras moneda y sin pedir ayuda a nadie.

4. toda mujer eternamente mece un niño

Pero dejó estipulada una cláusula en el contrato, que de acuerdo a las leyes de Francia es inalienable.

La cláusula es que nadie sin su consentimiento puede abrir la referida tumba y que de acuerdo al régimen de propiedad privada de dicho país es definitiva: nadie sino ella puede determinar que se abra aquella tumba.

De ese modo lo hizo suyo para siempre, actitud uterina de mujer, quizá haciéndolo el primer y único hijo que alcanzó a tener.

Sobre su lápida mandó grabar parte de este epitafio que escribió para él:

Tú mi vida
tú mi desgracia
toda mujer eternamente
mece un niño
Nevé tanto
para que tú duermas
lloré tanto
para desvanecer tu
ataúd


Sin embargo, ella deseó ser enterrada en el Perú, como última e inquebrantable voluntad, como expiación por haberse opuesto de modo tenaz e irrevocable a la repatriación de los restos mortales de César Vallejo a su tierra natal.

5. las tumbas se superponen, una sobre otra

Es cierto que ella adquirió una tumba para sí misma en el mismo cementerio de Montparnasse, junto a su esposo.

Esto lo afirmo recién, pese a haber tenido en mis manos mucho antes esta información, pero a la cual no le daba crédito puesto que las varias veces que visité esa tumba yo mismo corregía aquel dato diciendo:

¡Pero no hay ningún lugar reservado al lado del sepulcro de César Vallejo.

Sin embargo, ahora, en la visita que hiciéramos varios integrantes del grupo Capulí, Vallejo y su Tierra, en agosto del año 2008, corroboro que es cierto.

Lo comprobé al visitar la sepultura de Charles Baudelaire, a corta distancia de la tumba de César Vallejo en el mismo cementerio, donde me di cuenta que los túmulos se superponen bajo tierra, es decir que un catafalco está sobre otro.

Tal ocurre en en el lugar en donde reposan los restos del poeta de "Las flores del mal" en donde los letreros indican que hay varias personas enterradas allí, entre ellas la madre de aquel poeta alineados los nichos bajo tierra se superponen en sentido vertical, unos sobre otros.

Es entonces cierto que ella compró un espacio cerca de él, o más arriba o más abajo.

6. Tu frente llena de sollozos en mi regazo seco

Sin embargo, al morir no gestionó ser enterrada al lado de César Vallejo. No hizo nada para que ello se cumpliera. Pese al amor sublime, más allá de la vida y la muerte, que traspone y alcanza la eternidad, y que ella le tuvo y le deparó a él.

Amor que sobre todo lo probó con su vida, sus pasos y su ejemplo. No tomó ninguna iniciativa por reunirse con él en este mundo recostándose al lado suyo en su sepulcro.

Pese a quienes la zahirieron y le reprocharon un querer aprovechar la memoria de su esposo y colocarse muy cerca de él. Se quedó aquí en el cementerio Jardines de la Paz, de La Planicie, en la Capilla 2, Letra C, Fila 4, Nicho 36, Planta B.

¡Sin embargo, aquel lugar en su tumba al lado suyo, en Montparnasse, le corresponde! Y será por siempre un vacío metafísico, doloroso y esperanzado como fueron los pasos de ambos en esta tierra, pero inseparablemente juntos, aunque ahora desunidos en los espacios que nos otorga la muerte para hacer reposar nuestros huesos en esta superficie.

Pero ella hizo más profunda su posesión de tal modo que lo porta en el útero simbólico de lo que es su tierra de origen, su cultura y su gente, siendo él el primer y único hijo que ella tuviera.

7. Que ella compartiera junto a él el camposanto

¡Sin embargo, aquel lugar en su tumba al lado de él le pertenece sobre manera!, no solo porque lo adquiriera, tampoco solo por ser la esposa que fue, sino por lo mujer eterna consagrada a él en la vida y en la muerte!

Sin embargo, no ocupan ambos el lugar que la lógica indicaría correctos: él en su tierra y ella quizás en Francia. Los roles se han invertido.

Ella no hizo nada para prevenir aquello. Y al contrario deshizo en este planeta, pese a su amor sublime, el volver a estar enlazados siquiera de ese modo. ¿Por qué?

Quizá queriendo decirnos con ello que hay pendiente el tema de cambiar el mundo de manera radical.

No movió un milímetro para que este hecho absurdo no lo fuera. En tal sentido, aquella a quien se le acusó de apropiarse de Vallejo, dejó la lección de que sabía renunciar cuando a lo santo está queriendo asediar lo profano y superfluo.

8. Interminablemente escucharé tu sueño

Ello porque nada más natural y legítimo que ella compartiera junto a él el camposanto que adquirió con sacrificio supremo. Si en algún momento se le ocurrió esta idea después la descartó de plano y por completo. ¿No hay en esto un hondo sufrimiento oculto?

Pero sí dejó escritos estos versos que solamente se pueden escribir con la matriz hecha gemidos:


he corrido tanto
y ya nada existe
Un día
cuando haga mucho calor
como un cascabel roto
iré a sentarme en tu tumba
Con la cabeza
apoyada en tu muerte
interminablemente escucharé tu sueño
tu frente
llena de sollozos
en mi regazo seco.


9. Le sangraban las rodillas

Estamos en deuda con Georgette, porque ella ha sido responsable, escrupulosa y reverente, en primer lugar con respecto a la obra del autor de los Poemas humanos.

Cuidó de los originales prolijamente, veló por ellos y los resguardó en un momento y en circunstancias difíciles y riesgosas como la Segunda Guerra Mundial en Europa.
París, donde ella vivía era bombardeada constantemente, las casas eran allanadas y las personas detenidas en las calles desaparecían, situación en la cual no había nada seguro, ni siquiera la vida de las personas. En estas circunstancias ella cargó con las obras cosidas a su pecho.

Nada había seguro en aquel tiempo. Quizá se hubiera pensado que un lugar propicio hubiera sido la sede de una legación de un país extranjero no involucrado en la guerra. Hasta allí se dirigió ella con la obra de su esposo y lo entregó a algún funcionario creyendo ingenuamente haberla puesto a buen recaudo.

10. Lo que ella hizo es extraordinario y supremo

A los pocos días regresó a ese mismo lugar. Estaba desierto. Miró por la ventana y vio papeles regados por uno y otro sitio junto a los muebles y otros trastos dejados en el apuro de una huida.

Entró como pudo y vio con horror en los ojos que esos papeles eran los escritos únicos de César Vallejo. Eran los inéditos, que ella había dejado en la legación.

Cuenta que estuvo muchas horas y de rodillas juntando y reconociendo cada original. Le sangraban las rodillas de estarse agachada recogiendo hoja por hoja y separando los papeles esparcidos por el piso de aquel local que había sido allanado.
Tenemos, por eso, una deuda con Georgette.

Portando aquellos escritos ella pudo ser intervenida, torturada y finalmente desaparecida.

Nadie le habría creído en esa circunstancia que defendía la obra genial de un poeta que había muerto, cuando todos se preocupaban cómo agenciarse un mendrugo para comer.

Era en ese contexto y aquellos días que ella cuidaba la obra de César Vallejo que ahora nos asombra y llena de orgullo.¿La actitud que desarrolló es la común y corriente? No, al contrario. Lo que ella hizo es extraordinario y supremo.

Porque, ¿qué es lo que hace una mujer joven y bonita después que ha enviudado? Piensa, de manera práctica, en rehacer su vida, si es posible asegurándola de un modo mucho más solvente en el plano económico.

11. Dio su vida, su emoción, sus entrañas

El amor de Georgette por César Vallejo es amor sublime que rompe todos los esquemas, parámetros y supera a la muerte.

Cuenta Manuel Chávez, a quien entrevista Ernesto More, que Georgette aprendió a bailar bien la marinera para complacer a César Vallejo, tanto que Manuel a ella la llamaba cariñosamente “La chola Georgette”.

Vallejo escribe para ella “Palma y guitarra”.

Cuenta aquel amigo también que las únicas veces que se separaban ambos, que andaban siempre cogidos de la mano, era cuando había en el grupo una dama que podía acompañar a Georgette, yendo entonces ambas adelante. Era la ocasión en que él con algún amigo iban a cierta distancia y así se permitía César Vallejo en “echar una ojeadita a las muchachas bonitas que pasaban”.

Georgette Philippart dio todo por Vallejo: su vida, su emoción, sus entrañas.

En aras de ello dejó su país, se despojó de su patrimonio, dejó familia y se enfrentó indefensa la especie humana en el campo intelectual feroz e implacable.

12. Quisiera que mis ojos llenos de lágrimas

Y finalmente lo siguió más allá de la muerte.

Mucho hay que valorar en la pareja César y Georgette Vallejo. La relación honda, total y sublime que solo un genio como él podía haberla inspirado.

Es un amor que se sitúa a mucha distancia en relación con los amores terrenos, mundanos, comunes y corrientes y que sin embargo se exaltan y hasta se erigen como ideales.

Este amor rompe diferencias y se proyecta al infinito.

Sobrevivió en carne y hueso 46 años de vida terrena después de la muerte de Vallejo.

Sin embargo, ha sido incomprendido, vilipendiado y zaherido, por los envidiosos, malos poetas y simios grotescos.


– Quisiera que mis ojos llenos de lágrimas
tomaran todo tu rostro
casi
para mecerte
pero yo no tengo el remedio aquí abajo
ni siquiera para ti a quien
adoro.

13. Pena de no volver a verte nunca

No por ello deja de ser amor sublime.

No por bello, ni hermoso, ni henchido de halagos, porque al contrario: fue un amor lleno de amarguras, privaciones y desencanto:


Amigo mío, esposo mío, aquí está la primavera.
Dónde están nuestros hijos
tú y yo
que solo supimos hacerlo mal.
Adiós amor mío
ya nunca
más nos veremos en la aurora.

A la vez de amplitud y yugo. A la vez de libertad y atadura. A la vez de separación y fusión total, hasta la eternidad.

Dice ella:


– Oh la extraña pena
de no volver a verte nunca.

14. Digno de encomio, gratitud y hasta de reverencia

Georgette y César Vallejo tuvieron una vida muy dura, llena de privaciones y amarguras; de humillaciones inferidas por sus propios amigos –o que después se llamaron así– a fin de tener un mendrugo qué comer.

Al morir él pudo decir entonces:

– ¡Basta de idealismos! ¡Ya está bien de romanticismo. Ya pagué mi cuota. Ya destiné nueve años a la causa de la revolución mundial, al lado de uno de los hombres más quijotescos de todos los tiempos.

Pero no. Consagró los 46 años posteriores a lo mismo, hasta el día de su muerte a ahondar y hacer más grande ese idealismo.

Los dedicó a consagrarse en esa lucha y ese sacrificio, defendiendo la obra de su esposo, identificándose con el Perú y su destino.

Abrazó la causa de los pobres y de la justicia social, hasta probar la resaca de todo lo sufrido y las caídas hondas de los cristos del alma, en palabras de César Vallejo.

15. Vida heroica

Todo esto, ¿no es digno de encomio, gratitud y hasta de reverencia?

De allí que hacemos de Georgette una militante de nuestra causa y una fe a seguir.

Porque Capulí Vallejo y su Tierra es vida heroica. Y toda nobleza como Georgette la tuvo nos convence, conmueve y nos rinde hasta la adoración.

Y a la inversa, nos causa repulsa todo hedonismo y toda complacencia.

Y todo contubernio que se deje guiar por el festín de los placeres y el despilfarro.

Es por eso que erigimos un emblema en nuestras vidas:

¡Georgette de Vallejo! ¡Presente!
¡Georgette de Vallejo! ¡Presente!
¡Georgette de Vallejo! ¡Presente!


Tomado del blog: Danilo Sánchez Lihòn

1 comentario:

  1. Que bella y triste historia de amor,y que curioso que,siendo la una francesa y el otro peruano se hayen precisamente enterrados en los paises cambiados.Las mujeres de los poetas,o sus amantes,siempre han sido criticadas,envidiadas,nunca han caido bien.Supongo que se les juzga y condena por quitar minutos de inspiración al genio,aunque yo pienso que tal vez sin ellas las pasiones durmieran sin salir a borbotones entre los dedos del escritor.¿Musas o amantes?...tal vez ambas cosas,y algunas mas...

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