Reproducimos este artículo distribuido por la lista MSN, ERA CRISTICA, porque explica de manera sencilla, especialmente para las personas de formación cristiana, el sentido de la comunicación de maestros espirituales desde los planos superiores, que se está dando en este tiempo, no solamente a travès de los creyentes de alguna religión, iglesia o grupo en particular, sino como un realidad anunciada y manifestada para toda la humanidad.(Jesùs Hubert)
“Vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2:28)
La promesa del Espíritu Santo es mucho tiempo antes anunciada por los profetas de Dios. Y el día de Pentecostés ha comenzado esta promesa. El profeta Joel anunció esta venida del Espíritu y nos presenta su riqueza. Esta salvación del Señor no se limitará solamente al pueblo de Israel. Sobre toda carne derramará Dios Su Espíritu, eso quiere decir sobre todos los pueblos. No habrá ninguna distinción entre sexos, porque atañe tanto a chicos como a chicas; ninguna distinción entre generaciones, porque atañe tanto a mayores como a jóvenes; ninguna distinción social, porque atañe tanto a siervos y siervas, y a esclavos y esclavas: todos ellos tendrán parte en esta bendición de Dios.
Cuando en este texto se habla explícitamente de los jóvenes, se quiere diferenciar de los ancianos y dar a conocer la intención del Señor con este texto: que también el joven se podrá alegrar con el don del Espíritu tanto chicos como chicas. Y hay ejemplos de ello tanto en la Palabra de Dios como en la historia de la iglesia.
Permíteme indicarte algún nombre. Saulo de Tarso en Hechos 7:58 se dice que es un joven; su conversión tuvo lugar poco después de lo dicho en Hechos 7, de modo que todavía seguía siendo muy joven. Te recuerdo las hijas de Felipe sobre las que reposaba el Espíritu (Hechos 21:8,9). Con el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés en Jerusalén ha comenzado el cumplimiento de la profecía de Joel. Desde entonces Dios se ha ocupado de que Su Espíritu repose sobre toda carne (sobre todos aquellos que aceptan a Su Hijo como su único y perfecto Salvador). Así los suyos, Su iglesia, se ha extendido hasta los confines de la tierra. Hay tiempos en los que la obra del Espíritu Santo se percibe de una manera más abundante. Piensa en los tiempos de la Reforma, o en los avivamientos del siglo pasado en Holanda, Escocia, Dinamarca, etc. Entonces tuvieron lugar muchas conversiones, en las cuales tuvieron parte en especial gente joven.
Pero no debemos olvidar jamás una cosa: que un tal avivamiento está muy estrechamente unido a la predicación de la Palabra de Dios.En la historia de la iglesia siempre ha habido movimientos, que han hablado mucho del Espíritu y poco de la Palabra de Dios. Piensa en los movimientos pentecostales. Estos hablan mucho del Espíritu pero poco del pecado y de la gracia según las Escrituras. La venida del Espíritu Santo sobre los creyentes en Jerusalén tuvo lugar con la predicación de la Palabra. Así también ahora. Por eso quiero despertar vuestro interés para buscar en la Palabra de Dios, tanto en la proclamación como en la búsqueda personal, y en ese buscar en la Palabra desear el cumplimiento de la profecía del Señor.
Cuando el Espíritu de Dios obra en nosotros, obtenemos correcta apreciación sobre nuestra perdición ante Dios, por el hecho de que hemos pecado contra Él; y una correcta visión también del plan de salvación de Dios por medio de la obra de Cristo, al que Dios nos ha dado como suficiente Salvador y Redentor. La pregunta, que a vosotros concierne, es también si habéis aprendido por el Espíritu mediante la Palabra de Dios, lo que es el pecado y la gracia.
Anhela del Señor el don de Espíritu Santo. Búscale, no en señales milagrosas, sino en la vivencia del poder de la Palabra en tu corazón. Para eso deja que tu vida esté ligada a la Palabra, porque allí puedes, según la promesa de Dios, esperar orando la actuación del Espíritu.
Tomado del Grupo MSN, Era Crìstica:
http://bl105w.blu105.mail.live.com/mail/InboxLight.aspx?ReadMessageId=171aef36-fc7e-4920-8570-32df1651a03d&FolderID=00000000-0000-0000-0000-000000000001&n=1025886488
“Vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2:28)
La promesa del Espíritu Santo es mucho tiempo antes anunciada por los profetas de Dios. Y el día de Pentecostés ha comenzado esta promesa. El profeta Joel anunció esta venida del Espíritu y nos presenta su riqueza. Esta salvación del Señor no se limitará solamente al pueblo de Israel. Sobre toda carne derramará Dios Su Espíritu, eso quiere decir sobre todos los pueblos. No habrá ninguna distinción entre sexos, porque atañe tanto a chicos como a chicas; ninguna distinción entre generaciones, porque atañe tanto a mayores como a jóvenes; ninguna distinción social, porque atañe tanto a siervos y siervas, y a esclavos y esclavas: todos ellos tendrán parte en esta bendición de Dios.
Cuando en este texto se habla explícitamente de los jóvenes, se quiere diferenciar de los ancianos y dar a conocer la intención del Señor con este texto: que también el joven se podrá alegrar con el don del Espíritu tanto chicos como chicas. Y hay ejemplos de ello tanto en la Palabra de Dios como en la historia de la iglesia.
Permíteme indicarte algún nombre. Saulo de Tarso en Hechos 7:58 se dice que es un joven; su conversión tuvo lugar poco después de lo dicho en Hechos 7, de modo que todavía seguía siendo muy joven. Te recuerdo las hijas de Felipe sobre las que reposaba el Espíritu (Hechos 21:8,9). Con el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés en Jerusalén ha comenzado el cumplimiento de la profecía de Joel. Desde entonces Dios se ha ocupado de que Su Espíritu repose sobre toda carne (sobre todos aquellos que aceptan a Su Hijo como su único y perfecto Salvador). Así los suyos, Su iglesia, se ha extendido hasta los confines de la tierra. Hay tiempos en los que la obra del Espíritu Santo se percibe de una manera más abundante. Piensa en los tiempos de la Reforma, o en los avivamientos del siglo pasado en Holanda, Escocia, Dinamarca, etc. Entonces tuvieron lugar muchas conversiones, en las cuales tuvieron parte en especial gente joven.
Pero no debemos olvidar jamás una cosa: que un tal avivamiento está muy estrechamente unido a la predicación de la Palabra de Dios.En la historia de la iglesia siempre ha habido movimientos, que han hablado mucho del Espíritu y poco de la Palabra de Dios. Piensa en los movimientos pentecostales. Estos hablan mucho del Espíritu pero poco del pecado y de la gracia según las Escrituras. La venida del Espíritu Santo sobre los creyentes en Jerusalén tuvo lugar con la predicación de la Palabra. Así también ahora. Por eso quiero despertar vuestro interés para buscar en la Palabra de Dios, tanto en la proclamación como en la búsqueda personal, y en ese buscar en la Palabra desear el cumplimiento de la profecía del Señor.
Cuando el Espíritu de Dios obra en nosotros, obtenemos correcta apreciación sobre nuestra perdición ante Dios, por el hecho de que hemos pecado contra Él; y una correcta visión también del plan de salvación de Dios por medio de la obra de Cristo, al que Dios nos ha dado como suficiente Salvador y Redentor. La pregunta, que a vosotros concierne, es también si habéis aprendido por el Espíritu mediante la Palabra de Dios, lo que es el pecado y la gracia.
Anhela del Señor el don de Espíritu Santo. Búscale, no en señales milagrosas, sino en la vivencia del poder de la Palabra en tu corazón. Para eso deja que tu vida esté ligada a la Palabra, porque allí puedes, según la promesa de Dios, esperar orando la actuación del Espíritu.
Tomado del Grupo MSN, Era Crìstica:
http://bl105w.blu105.mail.live.com/mail/InboxLight.aspx?ReadMessageId=171aef36-fc7e-4920-8570-32df1651a03d&FolderID=00000000-0000-0000-0000-000000000001&n=1025886488
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