viernes, abril 25, 2014

“Remordimiento”, un conmovedor alegato por la paz_ Película completa de Ernst Lubitsch


¿Quién mata, quién muere? Pudo ser viceversa, también.


Si existiera un solo ser humano que defendiese la razón de cualquier guerra, tendría que ver la película que vamos a compartir con ustedes a continuación.

Y creo que, más allá de la guerra extrema que desgarra sociedades enteras, la película se refiere también a la raíz de todas, a esas pequeñas pero desastrosas “guerras” interpersonales, que matan con el veneno de la maledicencia, la calumnia y, finalmente, con el juicio y la condena, siempre gratuita y letal.

Todos amamos, y todos también somos capaces de llegar a odiar. He allí el peligro. Por ello, vacunémonos a tiempo, viendo este film excepcional, que certeramente comenta desde el punto de vista cinematográfico, el blog: SOLO CINECLÁSICO y que reproducimos debajo de la pantalla del film.

Si hay películas trascendentes en nuestras vidas, tengan la seguridad de que ésta, será una de ellas. (Jesús Hubert)




-Cuando miles de hijos ajenos fueron asesinados, lo llamamos victoria y lo celebramos con cerveza. Y cuando miles de nuestros hijos fueron asesinados, ellos lo llamaron victoria y lo celebraron con vino
. (Papá Holderin, padre del soldado alemán asesinado por el soldado francés, también personaje de la película)

En 1930, Lewis Milestone dirigió toda una obra maestra del género bélico basado en la Primera Guerra Mundial, Sin novedad en el frente. Un claro film antibelicista, como lo son todas las buenas películas de guerra, en la que asistíamos a la evolución de un grupo de jóvenes soldados alemanes de ansiar la guerra por causas patrióticas, a odiarla y rechazarla. Dos años después, Ernst Lubitsch continua la tarea de Milestone en contar las secuelas de Paul Renard, un soldado francés que es incapaz de perdonarse a sí mismo, un año después del desenlace del conflicto, tras haber asesinado a un soldado alemán en un trinchera. Sus remordimientos van a más tras encontrar y leer las cartas del germano en las que escribía a su prometida confesando que no sabía que hacía allí, que no era su deseo matar franceses, y su miedo ante una más que segura muerte. Paul descubre que el joven al que mató amaba la vida y la música, al igual que él. Que había vivido en París, y que incluso habían ido a la misma academia de música.

Ante la imposibilidad de encontrar consuelo, decide ir hasta el pueblo alemán de donde provenía el joven para pedir el perdón a sus padres. Sin embargo, las cosas no saldrán como Paul tenía previsto, iniciándose en una de las pruebas más difíciles de su vida.

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