lunes, septiembre 17, 2012

Espiritualidad y política: A propósto de la visita de Ravi Shankar a la Argentina _Escribe: Andrés Ruggeri * Página 12



Macri, empresario y político, cuyos negocios apoyaron y se beneficiaron con la dictadura argentina, promueve la visita de Ravi Shankar


Quienes quieren separar la vida del hombre, en lo material (sucio e impuro) y lo espiritual (superior y puro) se equivocan de plano y sirve para encubrir realidades, si, verdaderamente escandalosas, como es el caso de la pederastia, consecuencia de una regla inhumana como el celibato de la Iglesia Católica o sacralizar estructuras económicas, sociales y políticas injustas, como es el caso de ciertas corrientes religiosas espiritualistas de la India o de las mismas iglesias cristianas, como las que avalaron los crímenes del estado norteamericano del ex - presidente George Bush y activo feligrés de éstas.

La lista es larga y espeluznante.  Sirva especialmente este deslinde para afirmar una visión integradora de la espiritualidad, no solo como  camino de evolución interior, sino también como expresión  de la evolución hacia niveles superiores de fraternidad social efectiva, es decir que haga realidad la legítima aspiración a una comunidad humana con justicia, bienestar y equidad social.

Todo esto a propósito de la visita de un personaje espiritual hindú, conservador, auspiciado y promovido por lo más rancio de la derecha argentina, la misma que fuera cómplice de la criminal dictadura gaucha de los años 70, la cual dejo miles de torturados, muertos y desaparecidos. Valga este artículo del diario Página 12, de hoy, como un ejemplo de lo que no es espiritualidad, sino básicamente un barniz  para encubrir y justificar los males de la sociedad. (Jesús Hubert)

Que Mauricio Macri haya declarado, en Expoespíritu, que es partidario de “una política con espiritualidad” puede mover a risa o indignación para quien conoce las implicancias concretas de las políticas que el PRO lleva adelante en educación, vivienda, el tratamiento de los espacios públicos, salud, etc. Sin embargo, no parece ser así para decenas de miles de personas que pasaron por la megamuestra auspiciada por la controvertida fundación El Arte de Vivir y que el gobierno porteño intentó capitalizar, acompañado del acostumbrado blindaje mediático.

No es de extrañar si pensamos en la cantidad de ejemplares que los libros referidos a estos temas venden, siempre a la cabeza de las listas de best-sellers. Una supuesta “filosofía oriental” vincula la búsqueda de paz interior, el “sentirse bien con uno mismo”, con la ausencia de culpa o, al contrario, el logro de la prosperidad material. Un enorme desconocimiento de la misteriosa entelequia llamada Oriente, donde primaría la espiritualidad y el misticismo y un milenario saber que, curiosamente y a contramano del ascetismo de sadhus y bonzos, se combina con una revisión del mito capitalista del self-made man. Y, en medio de todo esto, un personaje aparece como estrella y santificador (valga la redundancia) de esta visión: el gurú indio Sri Sri Ravi Shankar.

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