miércoles, junio 11, 2008

La memoria niega el amor_Escribe: J. Krishnamurti


¿Es posible amar sin pensar? ¿Qué entendemos por pensar? El pensar es una respuesta a recuerdos de dolor y placer. No existe un pensar sin el residuo que deja la experiencia incompleta. El amor es diferente de la emoción y el sentimentalismo. El amor no puede ser introducido en el campo del pensamiento, mientras que sí pueden serlo el sentimentalismo y las emociones. El amor es una llama sin humo, siempre fresca, creativa, jubilosa. Un amor así es peligroso para la sociedad, para las relaciones. Por lo tanto, el pensamiento penetra en él, lo modifica, lo guía, lo legaliza, lo saca de su condición peligrosa; entonces uno puede vivir con él. ¡No sabe usted que cuando uno ama de verdad a alguien, ama a toda la humanidad? ¿No sabe cuán peligroso es amar al ser humano? Entonces, no hay barreras ni nacionalidades; entonces, no hay ansia de poder y de posición, y las cosas asumen sus valores exactos. Un hombre así es un peligro para la sociedad.

Para que el amor exista, debe llegar a su fin el proceso de la memoria. La memoria surge sólo cuando la experiencia no es plena y completamente comprendida. La memoria es tan sólo el residuo de la experiencia; es el resultado de un reto que no comprendemos en su totalidad. La vida es un proceso de reto y respuesta.

El reto es siempre nuevo, pero la respuesta es siempre vieja. Esta respuesta, que es el condicionamiento, que es una consecuencia del pasado, debe ser comprendida y no disciplinada o condenada. Eso significa vivir cada día de nuevo, en plenitud, completamente. Este vivir completo es posible sólo cuando hay amor, cuando nuestro corazón está lleno, no de palabras ni de cosas elaboradas por la mente. Sólo donde hay amor deja de actuar la memoria psicológica; entonces cada movimiento es un renacer.

De "El libro de la vida"

Vivir es la mayor revolución_Escribe: J. Krishnamurti


La mente está presa en un molde; su existencia misma es el armazón dentro del cual funciona y se mueve. El molde es del pasado o del futuro, es desesperación y esperanza, contusión y utopía, lo que ha sido y lo que debería ser. Todos estamos familiarizados con esto. Querernos romper el viejo molde y sustituirlo por uno "nuevo", siendo el nuevo una modificación del viejo [...].

Queremos originar un mundo nuevo. Es imposible. Usted puede engañarse a sí mismo y a otros, pero a menos que el viejo molde se rompa por completo no puede haber una transformación radical. Pueden ustedes jugar con ello, pero no son la esperanza del mundo. La ruptura del molde, tanto del molde viejo como del así llamado nuevo, es de extrema importancia si de este caos ha de surgir el orden. Por eso es esencial comprender las modalidades de la mente [...].

¿Puede la mente estar sin un patrón, sin esta oscilación del deseo hacia atrás y adelante? Puede hacerlo, no hay duda. Tal acción implica vivir en el ahora.

Vivir en el ahora es vivir sin la esperanza, sin la preocupación por el mañana; no es desesperanza ni indiferencia. Pero nosotros no vivimos, estamos siempre persiguiendo la muerte, el pasado o el futuro. Vivir es la mayor revolución. El vivir no tiene moldes, pero la muerte sí: el pasado o el futuro, lo que ha sido o la utopía. Usted está viviendo para la utopía, y así invita a la muerte, no a la vida.

De "El libro de la vida"