viernes, septiembre 05, 2008

Los "anteojos" del pequeño yo_Escribe: Gustavo Bazo


Se dice que las cosas son segùn "el cristal con que se miren", y claro, ignoramos que de tanto usar nuestros particulares anteojos hemos convertido a este mundo en una inmensa "Babel".

Lo màs curioso es que creemos que el tener cada cual una distinta forma de mirar (o pensar) es lo normal, y es asì como hemos creado un mundo en donde la diversidad del enfoque no llama nuestra atenciòn, ni tampoco descubrimos que es la causa del eterno conflicto entre unos y otros.

¿Què es lo que nos hace manejarnos de esta forma? Pues, tal vez sea ese popular personaje que siempre va marcando el camino: "yo pienso", "yo digo", "yo creo", "yo tengo la razòn", "yo sè", etc, etc.

El pequeño "yo" con el cual nos hemos identificado suele siempre "llevar agua hacia su molino".

Renè Descartes, el racionalista frances ("pienso, luego existo"...¿? ), decìa que "apenas hay algo dicho por uno lo contrario aparece manifestado por otro". Al parecer, esto sugiere el juego de los opuestos, pero el asunto es otro.

El desentendimiento o confusiòn entre los seres humanos ha sido siempre la causa de todos los conflictos, tanto a nivel mundial como en nuestras relaciones personales. Las guerras se han concebido en base a ello; las riñas generacionales encontraron su esencia en lo mismo, sin olvidar las ideologìas religiosas, por cierto. ¿Acaso no es posible dejar el protagonismo para dar paso a un conjunto (unidad) libre de aquèl?

Cuando decimos que "cada uno" percibe de manera diferente sòlo estamos comprobando que no existe un mundo objetivo que ven nuestros ojos, tan sòlo percepciones particulares que a travès de la interpretaciòn damos como ciertas. Pero, ¿quièn es el que mira (o piensa)? ¿y en base a què puede interpretar lo percibido? Sin lugar a dudas, la memoria es la base que nos permite desenvolvernos en lo cotidiano. Sucede que todo lo que hemos aprendido durante nuestra vida ha ido sustentando esa memoria, por tanto, nuestra manera de mirar (o pensar) està basada en las creencias que descansan en la misma. Como vemos, podrìamos argumentar que memoria y percepciòn son una misma cosa.

Ahora bien, generalmente las opiniones o posiciones que se tienen sobre determinado tema estàn sustentadas por las creencias o datos que hemos ido almacenando a travès de nuestro caminar por la vida, pero, ¿es posible que sobre un mismo punto pueda haber tanta diversidad de conceptos? De ser asì nos encontrarìamos en una situaciòn sumamente compleja, es decir: hay tantas verdades como maneras de percibir.

En el tema mìstico o espiritual, es necesario que exista una Verdad subyacente a todas las creencias que en lo individual se puedan tener. La Verdad de las cosas...de Dios, de este mundo, de la vida y de la muerte; del bien y el mal, del cambio y de lo inmutable, y de todo el misterio que esto pudiese encerrar, està màs allà de cualquier creencia que hallamos abrigado en el transcurrir de esta vida.

Si nos damos cuenta, los anteojos particulares del pequeño yo (ego), estàn sustentados en creencias que separan a unos de otros. Esto es asì porque la naturaleza del ego està basada en la separaciòn. A la vez, la memoria le permite tener estabilidad y realidad, es por eso que se hace difìcil el desprenderse de lo aprendido puesto que ello sustenta a ese yo.

Si conseguimos soltarnos, dejando ir, desprendièndonos de todo aquello que ha ido sustentando un sistema de creencias particular, aflorarà "otra visiòn", la misma que tenderà puentes que permitan compartir "esa visiòn", en desmedro de lo que por mucho tiempo fue una "Babel".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Espero tu amable comentario