viernes, julio 04, 2008

"Dicen"...y nosotros què decimos_Escribe: Gustavo Bazo


Es curioso que una palabra de tan solo cinco letras pueda tener tanta influencia en la vida de las personas.

El "dicen" ha estado sonando en nuestros oídos desde que tenemos uso de razón y lo seguirá haciendo hasta que decidamos dejar de prestarle atenciòn.

¿Quién de nosotros no ha hecho caso a algún o muchos de los tantos "dicen" que han llegado hasta nuestros oídos? ¿Quién no se ha dejado influenciar por esta palabra que, sin embargo, a veces se ha transformado en algo determinante para la toma de nuestras decisiones.

Así vamos por la vida, haciendo o no haciendo cosas de acuerdo, muchas veces, a lo que "dicen".

Lo más sorprendente de todo esto es lo siguiente: ¿quièn es el que dice? no lo sabemos. claro, la "información" ha pasado por tantas bocas que el "dice" se ha convertido en "dicen". Se ha producido un cambio cuantitativo y cualquiera sea la "tendencia" del "decir" tendrá ahora tanta fuerza que podrà influenciar de manera desmedida en las masas.

Es poco probable que podamos manejar nuestras vidas si permitimos que el "decir" de otros lo haga. En ese sentido, sería oportuno tomar conciencia de como vamos transitando por la vida. Somos claros como para darnos cuenta de que nosotros somos el piloto, o tan sólo pasajeros de un tren que manejan otros.

En este punto no hay transigencia alguna...

Nuestro mundo funciona bajo un aparente sistema u orden. Ambos no son sino un desorden cuidadosamente maquillado. Lo que parece, no es lo que es, pero, a fuerza de habernos acostumbrado, parece...

La lista de cosas que se basaban en el "dicen" y que escuché durante todos estos años llegando, finalmente, a comprobar su falsedad es tan larga, que sería ocioso decírselas.

El "dicen" es como la moda: uno sigue la tendencia, pues es más fácil ser parte del rostro en vez del lunar que resalta en él.

Mañana será también hoy y comenzaremos un nuevo día. "Dicen" que al que madruga dios le ayuda... ¿y a los que no?

Los perdidos_Canta: Juan Carlos



En la tibieza de una noche oscura nos amamos
en un lecho de rosas, sin espinas, fuiste mía
La gente dice: ¡eso es pecado!
Pero un pecado de amor es sagrado

Porque te quiero y me quieres
Porque los dos nos queremos
Y seguiremos unidos, aunque nos llamen ¡perdidos!

Que saben ellos de amores
si nunca los han tenido
Que saben de corazones que aman
y dan cariño
No saben nada de nada
Y nos llaman ¡los perdidos!

Sexo compartido... ¿dònde està el pecado?_Escribe: Hubert Rojas C.



Del sexo como del amor podemos decir lo mismo: cuántos crímenes, materiales o sicológicos, se han cometido en tu nombre.

Cuántas vidas destruidas por el miedo y la culpa.

La ley humana y divina están hechas para servir al hombre y no a la inversa. Normas, regulaciones y prohibiciones tienen como objetivo preservar el tejido social y evitar la caotizaciòn de las relaciones humanas. Pero nada más.

La norma es exterior al hombre. La decisión es interior y personal de cada ser humano.

De allí el matrimonio, el contrato…”la” obligación…la autorización para poder tener sexo, cuando en realidad el sexo definitivamente no es una base suficiente para instaurar, con solución de continuidad y permanencia, una pareja estable.

Fornicaciòn, adulterio, infidelidad, promiscuidad…diversos calificativos para lapidar la experiencia de dos personas uniéndose sexualmente por necesidad, por placer o…por comunión.

Paradójicamente para saltarse con garrocha las prohibiciones y las resistencias formales o interiores de la otra parte, muchas, infinidad de veces se miente “amor eterno” cuando solo se quiere compartir una relación sexual.

Entonces cabe preguntarse, de dónde surge la mentira, el engaño, la frustración y el dolor. …¿del acto carnal o de la mentira socialmente necesaria para poder compartir sexualmente?.

Adulterio viene de adulterar, de falsificar algo que no se siente. Pero ¿dónde está el “adulterio” o la "fornicaciòn" transgresora: en la pareja circunstancial que se necesita, que se desea sexualmente con transparencia y en libertad, o …en esos matrimonios compulsivos, basados en amores mentidos y falsos?.

Toda relación humana, que no sea filial, en su escala de desarrollo de menos a más, tiende a la plenitud.

Y en ese impulso hacia la unidad suprema, inscrito en nuestros genes, puede surgir en su intensa necesidad de compartirse, el impulso legitimo de compartirse .... tambièn sexualmente.

Si el encuentro es sincero y responsable, ¿dónde está el “pecado”?