miércoles, febrero 20, 2013

La palabra del teólogo brasileño Leonardo Boff: “(El nuevo Papa debe ser) un hombre del vasto mundo globalizado que sienta pasión por los pobres y el grito de sufrimiento de la Tierra devastada por la avaricia consumista”




Seamos o no adherentes a la Iglesia Católica, es indudable que la gravitación religioso-política de esta institución es global y decisiva, aun cuando ya no tiene la dimensión y la influencia que tuvo en otros momentos de la historia. Por tanto, la renuncia del Papa es un hecho mayor que marcará este tiempo y debemos comprender.

Desde nuestra óptica, no confesional, la renuncia de Benedicto XVI es un signo de este tiempo, del tiempo de la luz. Benedicto XVI como censor de oficio, y de entraña, no amaba la verdad que libera, sino la regla exterior que oprime y domina. Benedicto XVI era el Papa de la oscuridad y ya no respiraba el aire ni la energía oscura que necesitaba para seguir, porque la frecuencia y la vibración de la tierra ha cambiado. Vivimos ahora el tiempo propicio para la luz y el amor. No para el miedo y el poder opresor, que él representaba.

Conozcamos más acerca del perfil, la trayectoria  y el sentido trascendente de la renuncia de Benedicto XVI a través de su ex – amigo, y víctima de su censura y tácita expulsión de la Iglesia Católica, por ser uno de los más activos Teologos de la Liberación, el brasileño Leonardo Boff. (Jesús Hubert)


¿Qué Papa podemos esperar que no sea un Benedicto XVII?


2013-02-16


¿Cómo recibió usted la renuncia de Benedicto XVI?


R/ Yo desde el principio sentía mucha pena por él, pues por lo que conocía, especialmente de su timidez, imaginaba el esfuerzo que debería hacer para saludar al pueblo, abrazar a las personas, besar a los niños. Estaba convencido de que un día él aprovecharía alguna ocasión sensata, como los límites físicos de su salud y el menor vigor mental, para renunciar. Aunque se mostró como un papa autoritario, no estaba apegado al cargo de papa. Me sentí aliviado porque la Iglesia está sin un líder espiritual que suscite esperanza y ánimo. Necesitamos otro perfil de papa más pastor que profesor, no un hombre de la Iglesia-institución sino un representante de Jesús que dijo: “si alguien viene a mí, no le echaré fuera” (Evangelio de Juan 6,37), podía ser un homoafectivo, una prostituta, un transexual.



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