martes, octubre 16, 2007

América Latina está preparada para exterminar el hambre, pero... / América Economía.com

La Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aseguró que 52 millones de personas en la región no comen como corresponde, a pesar de que la oferta de alimentos sobrepasa en un tercio las necesidades.

Las afirmaciones fueron hechas por la FAO en un informe difundido en Santiago, capital de Chile y sede del organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU). José Graziano da Silva, representante regional de la FAO afirmó que “sólo Haití produce un poco menos de lo que necesitan sus habitantes”, según consigna EFE, agregando que la región tiene la oportunidad de erradicar el hambre, en momentos en que hoy 16 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Alimentación.

Según cifras del organismo uno de cada diez habitantes no puede satisfacer sus necesidades alimenticias, más de 4,1 millones de niños y niñas presentan bajo peso, y más de nueve millones sufren de desnutrición crónica o retardo del crecimiento, además de que una gran cantidad de infantes corre el riesgo de caer a esa categoría.

Según la FAO, Guatemala es el país latinoamericano que registra la más alta incidencia de niños con desnutrición crónica (49 %), seguido por Honduras (29%) y Bolivia (27 %). Brasil y México concentran más del 40% del total de los casos de baja talla para la edad por su elevada densidad geográfica, aunque no tienen incidencias tan elevadas (11% y 18 %, respectivamente).

Teniendo en cuenta estas cifras y la realidad de la región es que el funcionario de la FAO afirma que América Latina debe hacer un esfuerzo para solucionar el tema. "Más aún cuando los gobiernos del continente no sólo han manifestado su voluntad de impulsar marcos legales que aseguren el derecho para sus ciudadanos sino que cada vez se vislumbran más acciones para incorporar los principios del derecho a la alimentación en los marcos legales nacionales”, precisó Graziano. (16/10/07)

Más negro, más, que la noche el cura verdugo argentino_Manolo Saco (*) / SIN PERMISO

Al sacerdote católico Christian Von Wernich acaban de condenarle en Argentina a cadena perpetua, por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura militar (1976-1983).

Los jueces le acusan de haber participado en siete homicidios, 31 casos de tortura y 42 privaciones de libertad ilegales.En Argentina hubo un intento de extender “el olvido” sobre los delitos cometidos por los colaboradores de la dictadura asesina, mediante una ley de Punto Final.

También allí, como aquí, la extrema derecha consideraba que no era conveniente poseer demasiada memoria histórica, que la memoria es un estorbo para la reconciliación, que abría innecesariamente las heridas de la lucha fratricida. Por fortuna, jueces incontaminados por aquella barbarie tumbaron semejante aberración jurídica, y poco a poco acabaron desfilando por la silla de los acusados los culpables de los crímenes.

El cura Christian (cuyo nombre mismo es un sarcasmo) había puesto al servicio de los represores los secretos arrancados en confesión a los detenidos, convertidos así, a pesar suyo, en delatores.

En España, al término de la guerra civil, cientos, si no miles, de curas como éste colaboraron con el régimen golpista desde sus confesionarios, tejiendo una red de chivatos, formando parte de los piquetes de torturadores, bendiciendo con su presencia las ejecuciones sumarísimas y los asesinatos en la cuneta. Por desgracia no hubo juez que declarara ilegal nuestro Punto Final de la Transición.

En España sólo pudieron ejercer los jueces adictos al Movimiento Nacional y a la Iglesia que había bendecido el golpe militar, y durante décadas fueron transmitiendo sus genes ideológicos a las siguientes generaciones de jueces que ellos mismos examinaban y formaban.Muchos de sus muertos yacen todavía en cunetas y fosas comunes. Nunca merecerán estar en la lista de los asesinados por la barbarie “del otro bando” que la Iglesia católica quiere elevar a los altares el 28 de octubre.

Ese día, mientras la otra España eleva al cielo sus plegarias a un dios que no existe, yo rezaré al dios de los laicos, y recitaré en voz alta, a modo de oración, los versos de Miguel Hernández, escritos a hurtadillas en la cárcel de Ocaña poco antes de que lo dejaran morir como un perro, versos referidos a otro cura sádico, el conocido como “El verdugo de Ocaña”:

Muy de mañana, aún de noche,
antes de tocar diana,
como presagio funesto
cruzó el patio la sotana.
¡Más negro, más, que la noche,
menos negro que su alma,
el cura verdugo de Ocaña!(…)
Cobarde y cínico al tiempo
tras los civiles se guarda…
(14/10/07)

(*) Manolo Saco es un reconocido periodista español que escribe regularmente en el nuevo diario Público.


Extraido de la edición web de SIN PERMISO del 14/10/07