martes, agosto 27, 2013

“Invierno en Bagdad” de Javier Corcuera, una mirada que no calla.





En nuestros pueblos creyentes, suele encontrarse imágenes de cristos sangrantes. Están construidas de yeso o de pigmentos coloridos, sin embargo nos conmueven, nos arrodillamos y alguna lágrima cae incontenible por el Jesús doliente y escarnecido. Es fácil encontrar por doquier este tipo de iconos que alimentan la fe popular.

Pero hay otras imágenes transfiguradas por el dolor que no son de yeso o de pigmentos coloridos, sino de carne viva y desgarrada, no por apocalípticos soldados romanos, sino por modernos y globalizados misiles, bombas de fragmentación o metralla norteamericana. Imágenes que no se ven así nomás de manera coherente, con explicación de causa y efecto, en nuestra televisión tan amiga de la violencia, la sangre y el dolor convertido en espectáculo.


Javier Corcuera, nuestro compatriota, cineasta comprometido con la causa del hombre, nos da la oportunidad de conocer lo que realmente pasó y sigue pasando en el Irak de carne y hueso. “Invierno en Bagdad”, documental galardonado en diferentes eventos, es la mirada de un ser humano como tú o como yo, que no podremos olvidar que se masacró al pueblo de Irak en base a la mentira monstruosa de las armas de destrucción masiva que no tenía el gobierno de Sadam Hussein.

En estos días de celebración del gran documental de Javier Corcuera “SIGO SIENDO”, es tiempo de conocer también  la trayectoria de un cineasta visceral y honesto. Trayectoria fílmica que nos permitirá comprender de dónde le viene a Javier esa capacidad tan especial para reflejar la esencia de los pueblos. Por ahora, veamos “Invierno en Bagdad”. (Jesús Hubert)