domingo, enero 13, 2013

Hemos despertado al tiempo del NOSOTROS _ Escribe: Jorge Carbajal






Entender lo que ha ocurrido. Poder saber por qué estamos ya en un nuevo tiempo. De eso nos habla el siempre bien sintonizado Jorge Carbajal. No se trata ya de “iniciados” e “ignorantes”. Como el Sol nuestro de cada día, este nuevo “sol”,. no hace excepciones, sale para todos, ilumina a todos. Pero para aprovechar sus rayos benéficos y poder ver bajo el influjo de su luz, es necesario que encendamos nuestro corazón y abramos de par en par sus ventanas.

Ha llegado el momento de que el amor divino, la energía del nuevo tiempo, ya libre de la carga densa y pesada de la obscuridad, transite de punto a punto del universo y nos recorra, totales, en sinfonía de unidad. Para ello, también ahora… “Nosotros y el Padre somos UNO” (Jesús Hubert)


¡Que comience el nuevo mundo!



Jorge Carvajal nos ha enviado desde Colombia este texto para difundir. Lo hacemos gustosamente. (www.portaldorado.com)

21-12-12 , un solsticio señalando el punto de regreso Un final sin conclusión posible, un eterno comenzar, el regreso que sucede a todo ir en este perenne devenir Nada nos ha pasado. Todo nos ha pasado. Colapsos económicos, el eje de la tierra cambiando, los contenidos moviéndose, los continentes incontinentes. Se va derritiendo el hielo y somos revelados por el fuego.


Todo muta, las cosas se reducen a cenizas y revelan su luz. Lo oculto sale a flote, la luz disuelve la sombra y nos deslumbra hasta dejarnos ciegos. No nos vemos a nosotros mismos viendo, no nos oímos diciendo, no nos sentimos haciendo lo que entre todos, todos, hemos hecho con nuestras omisiones. Acusamos y culpamos. No asumimos. No nos asumimos. Delegamos la responsabilidad, la culpabilidad y nuevamente nos lavamos las manos.


Para no esperar que sucedan cosas afuera y sucederle a los sucesos, para recuperar el poder de ser y no seguir a la deriva, bastaría saber que, para estar de veras vivos, nos morimos continuamente; bastaría conocer que el cambio es lo único que precede y que sucede; bastaría sentir que la impermanencia es lo permanente, y que la muerte es tan solo un cambio del modo de presencia, una estrategia evolutiva para que la vida misma se renueve. 

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