viernes, octubre 09, 2009

Obama y el “Nobel de la Paz”, un premio inoportuno _ Escribe: Florinda Ramos Gil


¿Qué opinarán los muertos,
los heridos,
los huérfanos,
las viudas,
los mutilados,
los torturados
en Irak y Afganistán
del Premio Nobel de la Paz
para el Presidente
de la potencia agresora?


Una decisión coherente con el creador del premio. Alfred Nobel hizo su fortuna con los explosivos, Obama continúa con la guerra. Solo así puede entenderse el Premio Nobel de la Paz al presidente norteamericano.

Las encuestadoras, que acostumbran a medirlo “todo”, valdría la pena que realicen una investigación de opinión pública en Irak y Afganistán sobre esta insólita forma de concebir la Paz.

Nuestra amiga Florinda Ramos Gil pone los puntos sobre las íes y nos recuerda los antecedentes de este discutible reconocimiento, que pareciera una burla a las miles de víctimas de la agresión norteamericana en Irak, Afganistán, Guantánamo y tantos otros lugares donde el Tio Sam pone sus botas y sus bombas. Y, por favor, que los suecos "no se hagan los suecos". (Jesús Hubert)


¿Qué pasó por la mente y la conciencia de Alfred Nobel cuando decidió legar su fortuna en forma de fundación, para premiar a personas que hubieran hecho cosas en beneficio de la humanidad?

La respuesta pudiera ser el remordimiento. quizas el orgullo, o tal vez la culpa, por haber contribuido a armar a las fuerzas militares con inventos siniestros: "produjo otras invenciones en el terreno de los explosivos, como la gelignita (1875) o la balistita (1887)."


Alfred Nobel patentó todos sus inventos y fundó compañías para fabricarlos y comercializarlos desde 1865 (primero en Estocolmo y Hamburgo, luego también en Nueva York y San Francisco).

Sus productos fueron de enorme importancia para la construcción, la minería y la ingeniería, pero también para la industria militar (para la cual habían sido expresamente diseñados algunos de ellos, como la balistita o pólvora sin humo); con ellos puso los cimientos de una fortuna, que acrecentó con la inversión en pozos de petróleo en el Cáucaso." Por esta circunstancia, destacó especialmente el premio de la paz, el cual es, por decirlo así la joya de los premios Nobel.

A lo largo de los años, muchos han sido los premiados, obviamente, 95 personas y 20 organizaciones lo han merecido (¿lo han merecido...?) y confesando nuestra ignorancia, revelamos que la inmensa mayoría de los galardonados son unos perfectos desconocidos para la mayoría de la gente. Algunos nombres sin embargo están en la memoria de todos, son premiados patrimonio universal de nuestros recuerdos.

Así nos encontramos con que comparten honores Henry Kissinger (N.R. guerra de Viet-Nam) o Tenzing Gyatso, el actual Dalai Lama, por ejemplo. También Yasser Arafat o la madre Teresa de Calcuta. Llamémosle diversidad, por no llamarle locura. Finalmente ya llegamos al deleite en el año Obama.


Por fin el colofón ideal a la gran campaña para el cambio de paradigma en la sociedad norteamericana, ¡Obama ya tiene su reconocimiento moral!; negro, demócrata y ahora premiado con el Nobel de la paz ¿puede haber mejor final para este ciclo?.

Pero cuidado, presidente. Cuando recoja el premio, vigile su mente. Tal vez resuenen en usted algunos pensamientos del fundador de los premios el día en que decidió lavar sus culpas.




En este video de la BBC de hoy , Obama reconoce claramente que no es por méritos personales que le han otorgado el premio sino por el "liderazgo" (¡¡¿¿??!!) de los Estados Unidos de Norteamérica. Más claro ni el agua.