El pasado 22 de abril, coincidiendo con la celebración del Día de la Tierra,
la plataforma petrolífera Deepwater Horizon
se hundía bajo las aguas del golfo de México,tras una explosión
y posterior incendio que costó la vida a 11 trabajadores.
Gracias a la brillante iniciativa del Diario EL PESO, podemos ofrecerles una traducción extraoficial del discurso del presidente norteamericano del 15/06 acerca del derrame de petróleo en el Golfo de México. Barack Obama señala allí las dimensiones de la tragedia y a los responsables, “casi” en su totalidad, reflexionando acerca de algunos de los problemas de fondo. Pero, indudablemente, sin tocar el asunto central.
Efectivamente. Porque el derrame de petróleo en el Golfo de México es la segunda demostración contundente del fracaso del capitalismo como modelo económico.
La primera, fue la crisis financiera ocasionada por la especulación irresponsable de la banca que traficó con créditos sin sustento.
Y en esta segunda oportunidad, se demuestra nuevamente que el lucro no ofrece ninguna garantía, esta vez, para una relación productiva sana con la naturaleza. Es más, confirma que las transnacionales son los nuevos “bárbaros” que están destruyendo el planeta.
La otrora herejía de la regulación y el control del Estado sobre la actividad económica privada, que se desprenden con tanta naturalidad del discurso, dada la magnitud de las barrabasadas cometidas, indudablemente son solo “mejorales” para un cáncer.
Es necesario hacer conciencia de que se requieren cambiar nuestros patrones mentales de manera que podamos gestar las bases de una nueva sociedad. Felizmente, aunque el término suene irónico, todo va cayendo por su propio peso. (Jesús Hubert)
Buenas tardes. En estos momentos, nuestra Nación enfrenta a una multitud de desafíos. En casa, nuestra primera prioridad es la de recuperarnos y reconstruirnos de una recesión que ha tocado las vidas de casi todos los estadounidenses. En el extranjero, nuestros valientes hombres y mujeres en uniforme combaten a Al Qaeda donde quiera que estén. Y esta noche, he regresado de una visita al Golfo de México para hablar con ustedes acerca de la batalla que estamos librando en contra del derrame de petróleo que está atacando a nuestras costas y nuestros ciudadanos.
El 20 de abril, una explosión en la plataforma de perforación de aguas profundas BP Horizonte, a unas 40 millas [N de la R: equivale a 65 km] de la costa de Luisiana. Once trabajadores perdieron la vida. Otros diecisiete resultaron heridos. Y rápidamente, a casi una milla [N de la R: 1600 metros] debajo la superficie del océano, el petróleo comenzó a esparcirse en el agua.
Debido a que nunca ha habido un derrame de esta magnitud a tal profundidad, intentar detenerlo ha puesto a prueba los límites de la tecnología humana. Es por eso que justo después del hundimiento de la plataforma, reuní a un equipo de los mejores científicos e ingenieros de nuestro país para hacer frente a este reto - un equipo dirigido por el Dr. Steven Chu, físico galardonado con el Premio Nóbel y Secretario de Energía de nuestra nación. Científicos de nuestros laboratorios nacionales y expertos del mundo académico y de otras compañías petroleras también han aportado ideas y consejos.
Como resultado de estos esfuerzos, hemos ordenado a la BP la movilización de equipos y tecnología. Y en los próximos días y semanas, estos esfuerzos deberían permitir la captura de hasta el 90 por ciento del petróleo que fluye de la perforación. Esto es hasta que la compañía concluya la perforación de un pozo de descongestión más adelante en el verano, que se espera detendrá completamente el derrame.
Ya ahora, este derrame de petróleo es el peor desastre ambiental que América haya jamás enfrentado. Y a diferencia de un terremoto o de un huracán, no es un evento único que provoca un daño en cuestión de minutos o días. Los millones de galones de petróleo que se han vertido en el Golfo se asemejan más a una epidemia, con la que tendremos que luchar durante meses e incluso años.
Pero no nos equivoquemos: Vamos a luchar contra este derrame con todo lo que tenemos durante todo el tiempo que sea necesario. Haremos que BP pague los daños que su compañía ha causado. Y haremos todo lo que sea necesario para ayudar al Golfo y a su gente para recuperarse de esta tragedia.
Esta noche me gustaría exponer a ustedes como se desarrollará nuestro plan: lo que estamos haciendo para limpiar el petróleo, lo que estamos haciendo para ayudar a nuestros vecinos en el Golfo, y lo que estamos haciendo para asegurarnos que una catástrofe como ésta nunca vuelva a suceder.
En primer lugar, la limpieza. Desde el comienzo de esta crisis, el gobierno federal ha estado a cargo del mayor esfuerzo de limpieza ambiental en la historia de nuestro país - un esfuerzo encabezado por el almirante Thad Allen, quien tiene casi 40 años de experiencia en lidiar con desastres. Ahora tenemos cerca de 30.000 efectivos que están trabajando en cuatro estados para contener y limpiar el petróleo. Miles de buques y otras embarcaciones están en obra en el Golfo. Y he autorizado el despliegue de más de 17.000 miembros de la Guardia Nacional a lo largo de la costa. Estos agentes, hombres y mujeres, están listos para ayudar a impedir que el petróleo llegue a la costa, están listos para colaborar en la limpieza de las playas, para capacitar a trabajadores voluntarios, o incluso para ayudar en el tratamiento de reclamaciones y urjo a los gobernadores de los estados afectados para que activen estas tropas tan pronto como sea posible.
Debido a nuestros esfuerzos, millones de galones de petróleo ya han sido retirados del agua mediante combustión, colado y otros métodos de recolección. Más de cinco millones y medio de pies [N de la R 1.676.000 metros] de barreras de contención han sido colocados en el agua para bloquear y absorber el petróleo que se aproxima. Hemos aprobado la construcción de nuevas islas de barreras en Luisiana para tratar de detener el petróleo antes de que llegue a la costa, y estamos trabajando con Alabama, Misisipi y Florida para implementar enfoques creativos para sus litorales únicos.
Mientras la limpieza continúa, brindaremos a nuestros estados ribereños todo recurso adicional y asistencia que sean necesarios. Ahora bien, una movilización de esta velocidad y magnitud nunca será perfecta, y siempre surgirán nuevos desafíos. Vi y escuché pruebas de ello durante este viaje. Así que si algo no está funcionando, queremos saberlo. Si hay problemas durante la operación, los vamos a solucionar.
Pero tenemos que reconocer que a pesar de nuestros mejores esfuerzos, el petróleo ha causado ya un daño a nuestra costa y a su fauna. Y, lamentablemente, cualquiera sea la eficacia de nuestra respuesta, habrá más petróleo y más daños antes de que el cerco se haga. Es por eso que la segunda cosa en la que estamos concentrados es larecuperación y restauración del Golfo.
Ustedes lo saben, durante generaciones, los hombres y mujeres que llaman a esta región su "hogar" han ganado su vida del mar. Esa forma de vida está ahora amenazada. He hablado con los camaroneros y pescadores que no saben cómo van a mantener sus familias en este año. He visto muelles vacíos y restaurantes con menos clientes - incluso en áreas donde las playas no han todavía sido afectadas. He hablado con los dueños de tiendas y hoteles que se preguntan cuando los turistas empezarán a regresar. La tristeza y la ira que sienten no son sólo por el dinero que han perdido. Se trata de la desgarradora angustia de que su estilo de vida puede desaparecer.
Me niego a permitir que eso suceda. Mañana me reuniré con el presidente de BP y le informará de que debe prever los recursos que sean necesarios para indemnizar a los trabajadores y dueños de negocios que han sido afectados como consecuencia de la negligencia de su empresa. Y este fondo no será controlado por la BP. A fin de garantizar que todos los reclamos legítimos sean pagados de manera justa y oportunamente, la cuenta deberá y será administrada por un tercero independiente.
Además de compensar a la gente del Golfo en el corto plazo, también es claro que necesitamos un plan a largo plazo para restaurar la belleza única y la abundancia de esta región. Este derrame de petróleo representa sólo el último golpe a un lugar que ya ha sufrido varios desastres económicos y décadas de degradación ambiental y que han llevado a la desaparición de humedales y hábitat. Y la región aún no se ha recuperado de los huracanes Katrina y Rita. Es por eso que tenemos que hacer un compromiso con el Golfo que va más allá de responder a la crisis actual.
Esta noche hago ese compromiso. Más temprano, le pedí a Ray Mabus, el Secretario de Marina, que también es un ex gobernador de Misisipi y un hijo del Golfo, que desarrolle un plan a largo plazo para la restauración del Golfo tan pronto como sea posible. Ese plan será diseñado por los Estados, las comunidades locales, las tribus, los pescadores, los empresarios, los conservacionistas y otros residentes del Golfo. Y BP pagará por el impacto que este derrame ha provocado en la región.
La tercera parte de nuestro plan de respuesta son los pasos que estamos tomando para garantizar que una catástrofe como ésta no vuelva a suceder. Hace unos meses, he aprobado un proyecto para que se examinen nuevas y limitadas perforaciones en el mar sólo bajo la garantía de que sean absolutamente seguras de que se utilicen tecnologías adecuadas y de que sean adoptadas las precauciones necesarias.
Este, obviamente, no fue el caso de la plataforma de aguas profundas Horizon, y quiero saber por qué. El pueblo estadounidense merece saber por qué. Las familias que conocí a la semana anterior, que perdieron a sus seres queridos en la explosión estas familias tienen derecho a saber por qué. Y por eso he creado una Comisión Nacional para investigar las causas de este desastre y ofrecer recomendaciones sobre qué normas de seguridad y normas ambientales adicionales necesitamos implementar.
Ya he publicado una moratoria de seis meses para la perforación en aguas profundas. Sé que esto crea dificultades para las personas que trabajan en estas plataformas, pero por su seguridad y por la de toda la región, tenemos que conocer los hechos antes de permitir la continuación de las perforaciones en aguas profundas. Y mientras urjo a la Comisión de completar su labor lo más rápidamente posible, espero que cumplan completamente y con imparcialidad su trabajo.
Un lugar en el que ya hemos comenzado a tomar medidas es el departamento encargado de regular el otorgamiento de permisos de perforación, conocido como el "Servicio de Gestión de Minerales". [Minerals Management Service].
En la última década, este departamento se ha convertido en el icono de una fracasada filosofía que considera con hostilidad todo tipo de regulación, una filosofía que sostiene que se debe permitir que las corporaciones jueguen bajo por sus propias normas y políticas. En ese departamento, infiltrados de la industria han sido encargados de la supervisión de la industria. Las compañías petroleras han cubierto a esos reguladores de regalos y favores, y esencialmente se les permitió conducir sus propias inspecciones de seguridad y escribir sus propias regulaciones.
Cuando Ken Salazar se convirtió en mi Secretario del Interior, uno de sus primeros actos fue terminar con lo peor de la corrupción en ese departamento. Pero ahora es claro que el problema allí era mucho más profundo, y el ritmo de la reforma demasiado lento. Así que Secretario Salazar y yo estamos instituyendo una nueva conducción para ese departamento: Michael Bromwich, que fue un severo fiscal federal e Inspector General. Y su misión durante los próximos meses es la de construir una organización que actúe como organismo de control de la industria petrolera, no como su socio.
Así, una de las lecciones que hemos aprendido de este derrame es que necesitamos una mejor legislación, mejores estándares de seguridad y una mejor implementación cuando se trata de perforaciones mar adentro. Pero todavía una lección mayor es que, por mucho que mejoremos nuestra regulación de la industria, la extracción de petróleo implica en los tiempos presentes mayor riesgo. Después de todo, el petróleo es un recurso finito. Consumimos más del 20 por ciento del petróleo mundial, pero poseemos menos de 2 por ciento de las reservas mundiales de petróleo. Y eso es en parte la razón por la cual las compañías petroleras realizan perforaciones una milla debajo de la superficie del océano, porque nos estamos quedando sin lugares para perforar en la tierra y en aguas poco profundas.
Durante décadas, sabíamos que los días del petróleo barato y fácilmente accesible estaban contados. Durante décadas, hemos hablado y hablado acerca de la necesidad de acabar con la adicción de un siglo de duración de los Estados Unidos a los combustibles fósiles. Y durante décadas, hemos fallado de actuar con el sentido de urgencia que requería tal desafío. Una y otra vez, el camino a seguir ha sido bloqueado, no sólo por los lobistas de la industria petrolera, sino también por falta de honestidad y de coraje político.
Las consecuencias de nuestra inacción saltan a la vista. Países como China están invirtiendo en trabajos de energía limpia e industrias que tendrían que existir aquí y ahora en los Estados Unidos. Cada día, enviamos casi 1 billón de dólares de nuestras riquezas a países extranjeros por su petróleo. Y hoy, cuando miramos hacia el Golfo, vemos toda un estilo de vida en peligro a causa de una amenazadora nube de crudo negro.
No podemos imponer este futuro a nuestros hijos. La tragedia que tiene lugar en nuestras costas es el más doloroso y potente recordatorio de que el tiempo de abrazar un futuro de energía limpia es ya mismo. Para esta generación, es ahora el momento de embarcarse en una misión nacional para liberar el espíritu de innovación norteamericano y tomar el control de nuestro propio destino.
No se trata de una visión lejana para los Estados Unidos. La transición de los combustibles fósiles va a tomar algún tiempo, pero en el último año y medio, ya hemos tomado medidas sin precedentes para impulsar la industria de la energía limpia. En estos momentos, viejas fábricas están reabriendo para producir turbinas de viento, la gente está retomando trabajo para instalar ventanas eficientes respecto la energía, y pequeñas empresas están fabricando paneles solares. Los consumidores están comprando automóviles y camiones más eficientes, las familias están construyendo casas más eficientes energéticamente. Los científicos y los investigadores están descubriendo tecnologías de energía no contaminante que algún día darán lugar a industrias enteramente nuevas.
Cada uno de nosotros tiene un papel que desempeñar en un nuevo futuro que nos beneficiará a todos. Al recuperarnos de esta recesión, la transición hacia la energía limpia tiene el potencial de hacer crecer nuestra economía y crear millones de puestos de trabajo, pero sólo si aceleramos esa transición. Sólo si aprovechamos el momento. Y sólo si nos movilizamos y actuamos como una sola nación trabajadores y empresarios, científicos y ciudadanos; el sector público y el privado.
Cuando yo era un candidato para este cargo, presenté un conjunto de principios llevarían nuestro país hacia la independencia energética. El año pasado, la Cámara de Representantes actuando sobre la base de estos principios, adoptó un amplio y decidido proyecto de ley climática y de energía un proyecto de ley que finalmente hace de la energía no contaminante, el tipo de energía rentable para las empresas de los Estados Unidos.
Ahora bien, hay costos asociados con esta transición. Y hay algunos que creen que no podemos afrontar esos gastos en este momento. Yo digo que no podemos darnos el lujo de no cambiar la forma en que producimos y utilizamos la energía ya que en el largo plazo los costos para nuestra economía, nuestra seguridad nacional, y nuestro medio ambiente son por lejos muchos mayores.
En fin, me alegra mirar hacia otras ideas y enfoques provenientes de cualquiera de las partes en la medida en que seriamente acometan nuestra adicción a los combustibles fósiles. Algunos han sugerido incrementar los estándares de eficiencia en nuestros edificios así como lo hicimos en nuestros automóviles y camiones. Algunos creen que deben establecerse normas para que una mayor parte de nuestra electricidad provenga de energía eólica y solar. Otros se preguntan por qué la industria energética gasta sólo una fracción de lo que la industria de alta tecnología gasta en investigación y desarrollo y quieren rápidamente acelerar nuestras inversiones en tales investigaciones y desarrollos.
Todos estos enfoques tienen su mérito, y merecen una evaluación justa en los próximos meses. Pero el único enfoque que yo no acepto es la inacción. Y específicamente, la respuesta con la que no me conformo, es la idea de que este desafío es de alguna manera demasiado grande y demasiado difícil para enfrentarlo. Ustedes lo saben, lo mismo se dijo acerca de nuestra capacidad para producir suficientes aviones y tanques en la Segunda Guerra Mundial.
Lo mismo se dijo acerca de nuestra capacidad de manejar la ciencia y tecnología necesarias para colocar sano y salvo un hombre en la superficie lunar. Y, sin embargo, una y otra vez, nos hemos negado a conformarnos con los límites mezquinos de la sabiduría convencional. En lugar de eso, lo que nos ha definido en tanto que nación desde nuestra fundación ha sido la capacidad de dar forma a nuestro destino nuestra determinación de luchar por la América queremos para nuestros hijos. Incluso si no estuviéremos seguros sobre como será exactamente. Incluso si todavía no sabemos con precisión cómo vamos a llegar allí. Sabemos que vamos a llegar allí.
Es la fe en el futuro lo que nos sostiene como pueblo. Es la misma fe que sostiene a nuestros vecinos en el Golfo ahora mismo. Cada año, al comienzo temporada del camarón, los pescadores de la región participan en una tradición que fue traída a América hace mucho tiempo por inmigrantes pescadores de Europa. Se llama "La Bendición de la flota", y hoy es una celebración donde cleros de diferentes las religiones se reúnen para rezar una oración por la seguridad y el éxito de los hombres y mujeres que pronto se adentrarán en el mar -algunos por varias semanas seguidas.
La ceremonia se realiza en los momentos buenos y malos. Se llevó a cabo después de Katrina, y tuvo lugar hace unas semanas al comienzo de la temporada más difícil que estos pescadores han tenido que enfrentar. Pero sin embargo vinieron y rezaron. Porque como un sacerdote y ex-pescador dijo una vez a propósito de la tradición, "La bendición no es que Dios ha prometido eliminar todos los obstáculos y peligros. La bendición es que Él está siempre con nosotros", una bendición que es otorgada "aun en el medio de la tormenta."
El derrame de petróleo no es la última crisis que América enfrentará. Esta nación ha conocido antes tiempos difíciles y seguramente vamos a conocer otros. Lo que nos hace superarlos, lo que siempre nos ha hecho superarlos, es nuestra fuerza, nuestra resistencia, y nuestra inquebrantable fe de que nos espera algo mejor si sumamos el coraje de luchar por ello.
Esta noche, oramos por ese coraje. Oramos por la gente del Golfo. Y rezamos para que una mano pueda guiarnos a través de la tormenta hacia un día más brillante. ¡Gracias, que Dios los bendiga y que Dios bendiga a los Estados Unidos de América!
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