miércoles, agosto 20, 2008

Malalai Joya: contra los enemigos de la felicidad

Afganistan es uno de esos pueblos màrtires, enigma para el gran pùblico, tràgico punching-ball donde descargan su verdadera entraña los poderosos de este mundo. Donde la trama polìtica y religiosa es solo un tràgico pretexto, enmarañada a proposito, por la gran prensa internacional, para encubrir el negocio criminal de la guerra... pero siempre de lo aparentemente mas debil, surge el valor y la verdad.

Una fragil mujer afgana, Malalai Joya, donde ser mujer es pràcticamente un delito, pone su verbo de pie para desenmascarar la farsa sangrienta contra su pueblo.

Conozcámosla, Malalai Joya, es de aquellos que saben asumir su ser, en su ahora històrico. (Jesùs Hubert)


ENCUENTRO DE WILLY MEYER CON MALALAI JOYA, DIPUTADA AFGANA

Ayer(20 de Mayo del 2008) tuvo lugar un encuentro entre Willy Meyer, eurodiputado de IU y Malalai Joya, elegida miembro del Parlamento afgano en 2003. Joya se ha convertido en un icono mundial contra la discriminación de las mujeres en Afganistán.

La diputada, quien fue nominada en 2007 por el grupo GUE-NGL para recibir el premio Sakharov del Parlamento Europeo a la libertad de pensamiento, denunció cómo el pueblo de Afganistán lleva 30 años sufriendo atrocidades. En la reunión que tuvo lugar en Estrasburgo, Joya explicó que una de las excusas para la intervención de Estados Unidos en Afganistán fue la liberación de la mujer, pero en febrero de 2008, el informe del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM) demuestra que la situación poco ha cambiado: el 80% de las mujeres están afectadas por un maltrato anual, se ha producido 250 suicidios en los que llevamos de 2008 y el 65% de las 50.000 viudas piensan en el suicidio como la solución a su sufrimiento. "En Afganistán no se persigue a los maltratadores. Afganistán es un país atacado por la violencia y la pobreza. En las últimas encuestas realizadas en el país, el 60% de los afganos creen que la situación ha empeorado desde la intervención de los EEUU."

La diputada explicó que Bush entregó el poder del país a los señores de la guerra y que desde entonces sólo se ha registrado un aumento de la producción de la amapola del opio, situando a Afganistán como el cuarto productor mundial de heroína, generando un movimiento de más de 600.000 millones de dólares en todo el entramado de tráfico de armas, en el que está implicado el Estado afgano y donde los tres poderes, judicial, ejecutivo y legislativo están contaminados.

Malalai Joya fue expulsada del Parlamento afgano por denunciar, en su discurso de 2003 ante la cámara, la presencia de los señores de la guerra en la Asamblea legislativa. Desde entonces -explicó- está siendo víctima de una persecución por los señores de la guerra y se ve obligada a esconderse bajo un burka.

Para Joya, la solución a los problemas de su país debe venir desde dentro, planteando como condición indispensable la desaparición de los señores de la guerra. "Para ello, será necesario que la comunidad internacional, principalmente Pakistán, Rusia y Uzbekistán, finalicen el comercio de armas con la alianza norte.

El eurodiputado de Izquierda Unida Willy Meyer, en el encuentro con Joya se interesó por la situación de Perwiz Kambakhsh, estudiante universitario condenado a muerte por bajar de internet -presuntamente- material que analiza el papel de la mujer en el Islam y distribuirlo en la universidad. Malalai Joya manifestó la importancia de emprender una campaña para evitar esta pena de muerte, que, señaló, "no es un caso aislado, sino que forma parte de una campaña de persecución y represión".

Finalmente Joya explicó cómo el objetivo de EEUU con la guerra es la creación de una base en Asia central hacia China y la India, para controlar el tráfico de opio. Joya denunció el papel que la OTAN está desempeñando en su país, bajo la disculpa del mandato de NNUU para reconstruir el país y pidió a Europa que no siga a los EEUU en su apoyo a los criminales que rigen su país.

Tomado del mismo blog del eurodiputado (IU), Willy Meyer: http://willymeyer.blogspot.com/

Presentaciòn del documental "Enemigos de la Felicidad" , sobre Malalai Joya


www.Tu.tv

Solidaridad con el Movimiento Indigena Amazònico en el Perù_Escribe: Rodrigo Montoya

Minorias, aun, pero sensibles y concientes, protestan en todo el mundo por el deterioro suicida del medio ambiente de nuestro planeta: Comunicados, articulos peliculas, algunas movilizaciones.

Pero el llamado proceso "civilizador", en realidad e
l negocio de los consorcios transnacionales, avanza insensible, arrasando la naturaleza: Mineria, petroleo, madera...siempre hay una razòn mercantil para arrinconar y desplazar a los habitantes originales que pierden su derecho a la propiedad de sus tierras, es decir, a su vida misma.

Pero hoy, en el Perù, esos mudos historicos, los"fantasmas" de la amazonia - "buenos" solo cuando aparecen en p
ostales y documentales - se rebelan contra un orden oficial que pretende arrebatarles el universo en que vivieron siempre.

Uno de los mas lùcidos y comprometidos antropologos peruanos, Rodrigo Montoya, nos explica la trascendencia de esta protesta. (Jesùs Hubert)

Mientras escribo este artículo, los pueblos indígenas de la Amazonía se rebelan contra el Estado peruano y aparecen como un actor político por primera vez en su historia. Se cansaron de pedir y ahora exigen con firmeza. Para ser oídos convocaron al gobierno a una “mesa de diálogo” en San Lorenzo, muy lejos de Lima, a orillas del río Marañón, un poco antes de que este cambie de nombre para llamarse Amazonas. Los pueblos indígenas Awajun, Wampis, Matsiguenka y Shipibo cercaron a la petrolera argentina Perú Petro, una hidroeléctrica y, además, bloquearon algunas carreteras en las provincias de Bagua y Utcubamba en Amazonas, Datem, en Loreto, Echarate en Cusco y en Iparía, Ucayali. Como el gobierno no escucha a nadie que no bloquee carreteras y puentes, la lección ha sido aprendida por los pueblos amazónicos luego de la rebelión última de Moquegua.

Los insurgentes exigen que el gobierno derogue los decretos legislativos, sobre todo los 1015 y 1073, impuestos sin diálogo ni concertación alguna con los propios indígenas como ordena el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, firmado por el Estado peruano.

Estos decretos legislativos facilitan el camino para la venta de tierras y entrega de recursos amazónicos a las grandes empresas transnacionales, de acuerdo al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, firmado por le ex presidente Alejandro Toledo. Hace dos años y medio, el candidato García prometió retirar la firma del Perú de ese tratado; una vez elegido presidente, este señor se convirtió en el mejor aliado de Estado Unidos junto con Uribe de Colombia y Bachelet de Chile, como un ejemplo maravilloso de la contradicción permanente entre el decir y el hacer. Preocupado por la inversión capitalista de las multinacionales como único recurso para resolver el problema de la pobreza, el Sr. García exige que los indígenas amazónicos, a quienes insulta llamándoles “perros del hortelano, que no comen ni dejan comer”, usen sus tierras para producir capitalismo o las vendan si no pueden. El derecho de propiedad indígena no es como el derecho de propiedad del resto de ciudadanos de primera categoría. ¿Quiénes pueden cuestionar la propiedad de las multinacionales en Perú? Sólo “los comunistas y enemigos de la patria”, dicen los apristas. ¿Quiénes pueden cuestionar el derecho de propiedad de los pueblos indígenas? El presidente García y su partido aprista, en nombre de la democracia y de la inversión capitalista.

Una información adicional es pertinente en este punto. De acuerdo a las leyes que de peruanas tienen sólo el nombre, quienes poseen la tierra en Perú sólo son dueños de la materia física llamada tierra, tierra pelada para decirlo sin rodeo alguno, no de sus aires –bosques- ni del subsuelo –gas, petróleo, minas- ni de las aguas de sus ríos en cuyas arenas se encuentra el oro. Con su sabiduría milenaria los pueblos indígenas se ríen de esta estupidez peruano occidental porque para ellos y ellas la tierra, el subsuelo y los aires son una sola unidad como una es la vida de los seres humanos, animales y plantas gracias a la madre tierra, a los ríos y mares. Separar a los seres humanos de sus bosques y de sus ríos es un acto de ignorancia punible. Como estamos en Perú y no en un reino de mínima sensatez, el mapa de concesiones de tierras en la Amazonía en beneficio de empresas multinacionales parece un tablero de ajedrez. En Texas, Estados Unidos, los propietarios del suelo debajo del cual se encuentra petróleo se vuelven millonarios petroleros. En Perú se vuelven pobres como ha ocurrido con todos los dueños del suelo donde hay minas, petróleo y gas.

Desde 1974, los pueblos indígenas han empezado a recuperar parte del territorio que organizaron en miles de años y que los españoles y sus herederos les expropiaron. La superficie recuperada está ahora en grave peligro de pasar a otras manos para felicidad del capitalismo y sus defensores. Compartir el bosque con los hermanos monos, tortugas o pájaros, sólo es entendible si se tienen las luces de una espiritualidad indígena en la que la llamada superioridad del hombre y la razón sobre la naturaleza son, felizmente, inexistentes e inimaginables.

Los pueblos indígenas pidieron y exigieron un diálogo, con fuerza y firmeza, pero sin violencia. El gobierno envió al ministro Antonio Brack para enterarse de lo que quieren y resolver algunos temas seguramente menores. Cuando el Sr. García y los funcionarios del capital pensaron y redactaron los decretos legislativos no invitaron a diálogo alguno y los pueblos interesados no tuvieron ni siquiera la posibilidad de enterarse de lo que les esperaba.

Los dirigentes indígenas suspendieron el diálogo pidiendo que vaya una comisión con capacidad de decisión y no ser “mecidos”; es decir, engañados. El gobierno responde suspendiendo las garantías constitucionales; en dos palabras, apelando a la violencia. ¿Diálogo? En esas condiciones no será posible. ¿Hasta cuándo? Los indígenas ya no podrán reunirse ni hacer manifestaciones.

La policía y, tal vez, el ejército después, podrán disparar y si matan no podrán ser enjuiciados por que tienen libertad para matar gracias a otra disposición del propio Alan García. Algunos meses atrás, él les dijo a sus soldados y policías “tiren y piensen después”. De ese modo, no hay que ser adivinos para suponer que podríamos ver más violencia y muertes debidamente anunciadas.

Sería un grave error suponer que el conflicto amazónico concierne exclusivamente a los pueblos indígenas de la región y que por su pequeñez demográfica se trataría de algo menor o de poca importancia. Una de las muchas consecuencias posibles del surgimiento de un nuevo actor político en Perú es el desafío para los partidos políticos, intelectuales y profesionales del país para cambiar sus viejos hábitos coloniales. ¿Cuántos antropólogos y antropólogas nos interesamos y acompañamos a los pueblos indígenas en sus luchas? Sólo pocos, muy pocas. ¿Cuántos politicólogos y politicólogas o pomposamente llamados cientistas políticos incluyen a los pueblos indígenas en sus análisis sobre Perú? Casi ninguno o ninguna. ¿Hasta cuándo la clase política y la inmensa mayoría de periodistas y los llamados comunicólogos seguirán creyendo que Lima es el Perú y que la democracia se reduce a elegir representantes cada tres o cinco años en las alcaldías, congreso y presidencia de la República? La acción de las organizaciones indígenas no es una sorpresa de hoy. Como todos los procesos sociales, viene de lejos, la Asociación indígena para el Desarrollo de la Amazonía Peruana, AIDESEP se formó hace 28 años. Frente a la casi desaparición de la izquierda corresponde a las organizaciones indígenas andinas t amazónicas el mérito de defender causas nacionales y mundiales como la defensa de los Recursos, del petróleo, el gas, el agua, y el territorio como bienes nacionales, colectivos y públicos; de defender las culturas, lenguas, identidades, biodiversidad, saberes y una nueva espiritualidad libre de los graves complejos y traumas de las religiones cristianas y católicas; y, finalmente, de defender formas de autogobierno y libre determinación para enriquecer la pobre noción de democracia en uso en el país.

Por lo expuesto, la solidaridad y apoyo a los pueblos indígenas se impone como un deber no sólo con ellos sino con el país entero.
Rodrigo Montoya
18 de Agosto de 2008

Video sobre la lucha actual de los pueblos amazònicos en el Perù