lunes, septiembre 24, 2007

La Tierra, hueca y...¿habitada?

Richard Byrd en su Diario Secreto:

"Debo escribir este diario a escondidas y en absoluto secreto. Se refiere a mi vuelo Ártico del 19 de febrero del año 1947. Vendrá un tiempo en el que la racionalidad de los hombres deberá disolverse en la nada y entonces se deberá aceptar la inevitabilidad de la Verdad. Yo no tengo la libertad de divulgar la documentación que sigue, quizás nunca verá la luz, pero debo, de cualquier forma, hacer mi deber y relatarla aquí con la esperanza de que un día todos puedan leerla, en un mundo en el que el egoísmo y la avidez de ciertos hombres ya no podrán suprimir la Verdad..

Extensiones de hielo y nieve bajo nosotros, vistas coloraciones amarillentas con dibujos lineales. Alterada la ruta para un mejor examen de estas configuraciones coloreadas, también vistas coloraciones violáceas y rosadas.

Tanto la brújula magnética como la aguja giroscópica comienzan a girar y a oscilar, no nos es posible mantener nuestra ruta con los instrumentos. Señalamos la dirección con la brújula solar, todo parece aún en orden. Los controles parecen lentos en la respuesta y en el funcionamiento, pero no hay indicación de congelamiento.

Transcurrido 29 minutos de vuelo desde el primer avistamiento de los montes, no se trata de una alucinación. Es una pequeña cadena de montañas que nunca habíamos visto antes.

Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos..

Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para examinar mejor el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo que parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡No!!!. ¡Parece ser un mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso un prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un animal semejante al mamut..

Encontramos otras colinas verdes. El indicador de la temperatura exterior marca -24º C. Ahora seguimos sobre nuestra ruta. Los instrumentos de abordo ahora parecen normales. Quedo perplejo ante sus reacciones. Intento contactar el campo base. La radio no funciona..

El paisaje circundante parece nivelado y normal. Delante de nosotros avistamos aquello que parece ser ¡¡¡una ciudad!!!. ¡Es imposible!. El avión parece ligero y extrañamente flotante. ¡Los controles se niegan a responder!. ¡Dios mío!. A nuestra derecha y a nuestra izquierda hay aparatos de extraño tipo. Se aproximan y algo irradia de ellos. Ahora están bastante cerca para ver sus insignias. Es un símbolo extraño. ¿Dónde estamos?. ¿Qué ha sucedido?. Otra vez tiro decididamente de los mandos. ¡¡¡No responden!!!. Estamos atrapados firmemente por una especie de invisible cepo de acero.

¡Nuestra radio grazna y llega una voz que habla en ingles con acento que parece decididamente nórdico o alemán!.

El mensaje es: "Bienvenido a nuestro territorio, almirante. Os haremos aterrizar exactamente dentro de siete minutos. Relajaros, Almirante, estáis en buenas manos"

Me doy cuenta de que los motores de nuestro avión están apagados. El aparato está bajo un extraño control y ahora vira sólo.

Recibimos otro mensaje radio. Estamos iniciando la maniobra de aterrizaje y en breve el avión vibra ligeramente comenzando a descender como sostenido por un enorme, invisible, ascensor.

Algunos hombres se están aproximando, a pie, al avión. Son altos y tienen el pelo rubio. A lo lejos hay una gran ciudad destellante, vibrante con los colores del arco iris. No sé lo que sucederá ahora, pero no veo trazas de armas sobre los que se aproximan. Ahora oigo una voz que me ordena, llamándome por mi nombre, de abrir la puerta. Ejecuto.

De este punto en adelante escribo los acontecimientos que siguen, volviéndolos a llamar a la memoria. Esto asienta la imaginación y parecería una locura si no hubiese acaecido verdaderamente.

El técnico y yo fuimos sacados del avión y acogidos cordialmente. Luego fuimos embarcados sobre un pequeño medio de transporte semejante a una plataforma pero sin ruedas. Nos condujo hacia la ciudad destellante con extrema celeridad. Mientras nos aproximábamos, la ciudad parecía hecha de cristal. Alcanzamos en poco tiempo un gran edificio, de un estilo que nunca, antes, había visto. ¡Parecía haber salido de los diseños de Frank Lloyd Wright, o quizás más precisamente de una escena de Buck Regers!.

Nos ofrecieron un tipo de bebida caliente de algo que nunca había saboreado. Era deliciosa. Después de unos 10 minutos, dos de nuestros sorprendentes anfitriones vinieron a nuestro alojamiento, invitándome a seguirlos. No tenía otra elección que obedecer. Deje a mi técnico-radio y caminamos un poco hasta entrar en aquello que parecía ser un ascensor. Descendimos durante unos instantes, el ascensor se paró y la puerta se deslizó hacia arriba silenciosamente. Proseguimos luego por un largo corredor iluminado por una luz rosa que parecía emanar de las mismas paredes. Uno de los seres hizo señal de pararnos ante una gran puerta. Encima de ésta había una inscripción que yo no estaba en grado de leer. La gran puerta se deslizó sin ruido y fui invitado a entrar.

Uno de los anfitriones dijo: "No tenga miedo, Almirante, vais a tener un coloquio con el Maestro".

Entré y mis ojos se adecuaron lentamente a la maravillosa coloración que parecía llenar completamente la estancia. Entonces comencé a ver aquello que me rodeaba. Lo que se mostró a mis ojos era la vista más sorprendente de toda mi vida.

En efecto, era demasiado magnífica para poder ser descripta. Era deliciosa. No creo que existan términos humanos capaces de describirla, en cada detalle, con justicia.

Mis pensamientos fueron interrumpidos dulcemente por una voz cálida y melodiosa: "Le doy la bienvenida a nuestro territorio, Almirante".

Vi un hombre de facciones delicadas y con las señales de la edad sobre su rostro. Estaba sentado en una mesa grande. Me invitó a sentarme en una de las sillas. Después de sentarme, unió la punta de sus dedos y sonrió. Habló de nuevo dulcemente y dijo cuanto sigue: "Lo hemos dejado entrar aquí porque usted es de carácter noble y bien conocido en el mundo de superficie, Almirante".

¡Mundo de superficie! ¡Casi quedé sin aliento!.

"Si -recalcó el Maestro con una sonrisa-, usted se encuentra en el territorio de los Arianos, el Mundo sumergido de la Tierra. No retardaremos mucho su misión y seréis acompañados de vuelta sobre la superficie y además sin peligro. Pero ahora, Almirante, le diré el motivo de su convocación aquí. Nuestro interés comenzó exactamente inmediatamente después de la explosión de la primera bomba atómica por parte de vuestra raza sobre Hiroshima y Nagashaki, en Japón. Fue en aquel momento inquietante cuando expedimos sobre vuestro mundo de superficie nuestros medios voladores: los Flugelrads , para investigar sobre aquello que vuestra raza había hecho. Ésta es, obviamente, historia pasada, Almirante, pero permítame seguir. Vea, nosotros nunca, antes de ahora, habíamos interferido en las guerras y en la barbarie de vuestra raza, pero ahora debemos hacerlo en cuanto vosotros habéis aprendido a manipular un tipo de energía, la atómica, que no es, de hecho, para el hombre. Nuestros emisarios ya han entregado mensajes a las potencias de vuestro mundo y sin embargo estas no los atienden. Ahora usted ha sido elegido para ser testigo de que nuestro mundo existe. Vea, nuestra cultura y nuestra ciencia están miles de años por delante de las vuestras, Almirante".

Lo interrumpí: "¿Pero todo esto que tiene que ver conmigo, Señor?". Los ojos del Maestro parecían penetrar de forma profunda en mi mente y después de haberme estudiado un momento, contestó: "Vuestra raza ha alcanzado el punto de no retorno, porque hay algunos, entre vosotros, que destruirían todo vuestro mundo antes que renunciar al poder, así como lo conocen.".

Asentí y el Maestro continuó: "Desde 1945 en adelante, hemos intentado entrar en contacto con vuestra raza pero nuestros esfuerzos han sido acogidos con hostilidad: se hizo fuego contra nuestros Flugelrads . Si, hasta fueron seguidos con maldad y animosidad por vuestros aviones de combate. Así ahora, hijo mío, le digo que hay una gran tempestad en el horizonte, para vuestro mundo, una furia negra que no se extinguirá durante varios años. No habrá defensa con vuestras armas, no habrá seguridad en vuestra ciencia. Asolará hasta que cada flor de vuestra cultura haya sido pisoteada y todas las cosas humanas sean dispersadas en el caos. La reciente guerra ha sido solamente un preludio a cuanto todavía debe advenir a vuestra raza. Nosotros, aquí, podemos verlo más claramente a cada hora... ¿Cree que me equivoco?."

-"No -contesté-, ya ha sucedido una vez en el pasado; llegaron los años oscuros y duraron 500 años".

"¡Si, hijo mío -replicó el Maestro-, los años oscuros que llegarán ahora para vuestra raza, cubrirán la Tierra con un paño mortuorio, pero creo que alguno, entre vosotros, sobrevivirá a la tempestad, más que esto no sé!. Nosotros vemos en un futuro lejano emerger de nuevo, de las ruinas de vuestra raza, un mundo nuevo en busca de sus legendarios tesoros perdidos y estos estarán aquí, hijo mío, al seguro en nuestro poder. Cuando llegará el momento apareceremos para ayudar a vivir vuestra cultura y vuestra raza. Quizás para entonces habréis aprendido la futilidad de la guerra y de su lucha... y después de aquel momento una parte de vuestra cultura y ciencia os serán restituidas para que vuestra raza pueda recomenzar. Usted, hijo mío, debe volver al Mundo de Superficie con este mensaje.".

Con estas palabras decisivas, nuestro encuentro parecía llegar a término. Por un momento me pareció vivir un sueño... y, sin embargo sabía que aquella era la realidad y por alguna extraña razón me incline levemente, no sé si por respeto o humildad. De improviso me di cuenta de que los dos fantásticos anfitriones, que me habían conducido aquí, estaban de nuevo a mi lado. "Por aquí, Almirante", me indicó uno de Ellos.

Me giré una vez más antes de salir y miré al Maestro. Una dulce sonrisa estaba impresa en su anciano y delicado rostro. "Adiós, hijo mío", me dijo e hizo un gesto suave con su grácil mano, un gesto de paz y nuestro encuentro llegó definitivamente a su fin. Salimos rápidamente de la estancia del Maestro por la gran puerta y entramos otra vez en el ascensor. La puerta descendió silenciosamente y nos movimos inmediatamente hacía lo alto.

Uno de mis anfitriones habló de nuevo: "Ahora debemos apresurarnos, Almirante, en cuanto el Maestro no desea retardar más vuestro programa previsto y debéis volver a vuestra raza con su mensaje".

No dije nada, todo esto era casi inconcebible y, una vez más mis pensamientos se interrumpieron apenas nos paramos. Entré en la estancia y estuve de nuevo con mi técnico-radio. Tenía una expresión ansiosa sobre su rostro. Acercándome dije: "Todo esta bien, Howie, todo esta bien".

Los dos seres nos señalaron el medio en espera, salimos y pronto alcanzamos nuestro avión. Los motores estaban al mínimo y nos embarcamos inmediatamente. La atmósfera, ahora, estaba cargada de un cierto aire de urgencia. Cuando la puerta estuvo cerrada, el avión fue inmediatamente transportado a lo alto por aquella fuerza invisible hasta que alcanzamos los 2.700 pies. Dos de los medios aéreos estaban a nuestros flancos, a una cierta distancia, haciéndonos planear a lo largo de la vía del retorno. Debo remarcar que el indicador de velocidad no indicaba nada, sin embargo nos estábamos moviendo muy rápidamente.

Recibimos un mensaje radio: "Ahora os dejamos, Almirante, vuestros controles están libres. ¡¡¡Wiedersehen!!!

Miramos por un instante los Flügelrads, hasta que desaparecieron en el cielo azul pálido. El avión pareció, de improviso, capturado, por una corriente ascensional. Tomamos inmediatamente el control. No hablamos durante un rato, cada uno de nosotros estaba inmerso en sus propios pensamientos.

Sobrevolamos nuevamente extensiones de cielo y nieve, a unos 27 minutos del campo base. Enviamos un mensaje radio, nos contestan. Tenemos condiciones normales... normales. Del campo base expresan alivio por haber establecido nuevamente el contacto.

Aterrizamos suavemente en el campo base. Tengo una misión que cumplir.

11 de marzo de 1947. He tenido, apenas, un encuentro de Estado Mayor en el Pentágono. He relatado enteramente mi descubrimiento y el mensaje del Maestro. Todo ha sido debidamente registrado. El Presidente ha sido puesto al corriente. Me retienen algunas horas (exactamente 6 horas y 39 minutos). Soy cuidadosamente interrogado por las Top Security Forces y por un equipo médico. ¡Es un tormento!. Me ponen bajo estrecho control de los medios de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. Me recuerdan que soy un militar y que, por consiguiente, debo obedecer las ordenes.

Última anotación: 30 de diciembre de 1956. Estos últimos años, transcurridos desde el 1947 hasta hoy, no han sido buenos... He aquí, pues, mi última anotación en este singular diario. Concluyendo, debo afirmar que, debidamente, he mantenido secreto este argumento, como se me ordenó, durante todos estos años. He hecho esto contra todo principio mío de integridad moral. Ahora siento aproximarse la gran noche y este secreto no morirá conmigo, sino, como toda verdad, triunfará.

Ésta es la única esperanza para el género humano. ¡He visto la verdad y ésta ha revigorizado mi espíritu donándome la libertad!. He hecho mi deber con relación al monstruoso complejo industrial militar. Ahora la larga noche comienza a aproximarse, pero habrá un epílogo. Como la larga noche del Antártico termina, así el sol brillante de la verdad surgirá de nuevo y aquellos que pertenecen a las tinieblas perecerán a su luz...

Porque yo he visto "Aquella Tierra más allá del Polo, aquel Centro del Gran Desconocido".

Publicado originalmente en la página: www.erks.org

De cómo la industria militar privada ha llegado a facturar 120 mil millones de dólares al año_Leonard Doyle · Daniel Howden / SIN PERMISO


Las empresas militares privadas son ya el sector industrial de mayor crecimiento en la economía global.

En Nigeria, comandos de corporaciones empresariales intercambian fuego con rebeldes atacantes de una plataforma petrolífera. En Afganistán, guardaespaldas privados ayudan a evitar el enésimo intento de asesinato del presidente Hamid Karzai. En Colombia, un piloto contratado cae bajo el fuego de las guerrillas cuando estaba regando campos de coca con pesticidas. En la frontera entre Irak e Irán, helicópteros Apache de propiedad privada transportan fuerzas especiales estadounidenses a una operación encubierta.

Esto no es sino una cala, en un día de trabajo normal, en el hervidero del mundo de las empresas militares privadas, desde luego la industria en más rápido desarrollo de la economía global. El sector factura ahora por un valor total cercano a los 120 mil millones de dólares anuales, con operaciones en al menos 50 países, de acuerdo con Peter Singer, un analista de la industria de la seguridad de la Brookings Institution en Washington.

"La tasa de crecimiento en la industria de la seguridad ha sido fenomenal", dice Deborah Avant, una profesora de ciencia política en la Universidad de California de Los Ángeles. La mayor pista aislada visible de ese boom es el conflicto en Irak

Los procederes de esta industria han sido objeto de intenso escrutinio esta semana, en la enojosa estela del asesinato de civiles iraquíes por la empresa Blacwwater, de propiedad estadounidense, en Bagdad. El gobierno iraquí ha pedido la retirada de esta empresa con base en Carolina del Norte. Pero, siendo Blackwater responsable de la protección de cientos de altos funcionarios norteamericanos e iraquíes, desde el embajador de EEUU hasta las delegaciones de congresistas visitantes, existe la certidumbre en los círculos diplomáticos y militares de que eso no ocurrirá.

Los orígenes de esos ejércitos en la sombra se remontan a comienzos de los 90 y al final de la Guerra Fría, explica Bob Ayers, un experto en seguridad que trabaja para Chatham House en Londres: "En los buenos viejos tiempos de la Guerra Fría, había dos superpotencias que tapaban cuanto ocurriera en sus respectivas partes del mndo".

Compara el colapso de la Unión Soviética con la "retirarada de la tapadera de una olla a presión". Lo que tenemos desde entonces, dice, es el auge de grupos internacionales de disidentes, ultranacionalistas y múltiples amenazas a la seguridad global.

La nueva era vio también una reducción significativa de las dimensiones de los ejércitos regulares, al tiempo que un drástico incremento de la inseguridad global aumentaba tanto la oferta de expertos militares, cuanto la demanda de los mismos. Una oportunidad de negocio que no podía ser ignorada.

Ahora, el comercio mercenario viene con su propia jerga. Los fusiles en alquiler llegan bajo el término paraguas acuñado por las empresas militares privatizadas, que disponen ya de su porpio acrónimo, PMF [Empresas Militares Privatizadas, por sus siglas en inglés]. La industria misma ha hecho todo lo posible por prescindir del adjetivo "mercenario", y el grueso de las compañías evitan el término "militar", prefiriendo "seguridad". "El término 'mercenario' no es preciso", dice el señor Ayers, quien sostiene que habría que distinguir entre el personal militar en misiones defensivas y los soldados de fortuna.

Los soldados en régimen de alquiler no son ninguna novedad; las compañías privadas simplemente representan en una forma nueva el comercio. "Organizadas como entidades de negocios y estructuradas a modo de corporaciones, representan la evolución del comercio mercenario", de acuerdo con el señor Singer, quien fue uno de los primeros en urdir la trama de la explosión mundial en el uso de empresas militares privadas.

Refleja en muchos respectos tendencias más amplias en la economía mundial, cuando los países pasan de la manufactura a los servicios y externalizan funciones otrora tenidas por privativas del estado. Irak ha sido una plataforma de ensayos para esta industria en auge, creando asombrosas oportunidades financieras y dilemas éticos igualmente inmensos.

Ninguno de los más de 48.000 operativos militares privados ha sido penalmente condenado en Irak, y nadie sabe cuántos iraquíes han resultado muertos por las fuerzas militares privadas, porque EEUU no guarda registros.

De acuerdo con algunas estimaciones, más de 800 empleados militares privados han resultado muertos hasta ahora en la guerra, y al menos 3.300, heridos.

Esas cifras son mayores que las pérdidas sufridas por cualquier división del ejército de EEUU y mayores que los daños sufridos por las fuerzas conjuntas del resto de la coalición.
Un militar de alta graduación estadounidense en Irak dijo: "Estos tipos corren sueltos por este país y hacen cosas estúpidas. No tienen quien les mande, así que no puedes sujetarles enérgicamente cuando hacen escaladas de fuerza. Disparan a la gente".

En Abu Ghraib, según se informa, todos los traductores y cerca de la mitad de los interrogadores eran contratistas privados. Camp Doha en Kuwait, el trampolín de la invasión, fue construido por contratistas privados.

No sólo lo militar ha venido a parar al sector privado; también las agencias humanitarias dependen de las PMF en prácticamente todas las zonas de guerra, desde Bosnia hasta la República Democrática del Congo.

Los soldados privados están implicados en todas las etapas de la guerra, desde el entrenamiento y la simulación con juegos de guerra antes de la invasión, hasta la entrega de suministros. Lo que apunta al próximo mercado que la industria querría ver abierto: el del mantenimiento de la paz. Y el cabildeo a este propósito ya ha comenzado.23/09/07


Daniel Howden y Leonard Doyle son corresponsales del diario británico The Independent en Washington.

Traducción para
www.sinpermiso.info: Oriol López-Segalés