domingo, septiembre 09, 2007

Lo nuevo sobre el cerebro: Es una antena sintonizada con el Universo_Mariló Hidalgo / Revista FUSION


La mayoría de los que nos encontramos aquí, seguramente desde niños nos hemos sentido condenados a una especie de muerte cerebral con el paso de los años: “las neuronas no se regeneran, mueren y punto”.

Pero… ¡oh maravilla!, ahora la ciencia ha descubierto que esto es falso y si existe una renovación neuronal.

Para que conozcan esta buena noticia, incluimos dos interesantes articulos de la revista española Fusión, de Setiembre, pero no solo por eso, queremos que caigan en la cuenta de que el conocimiento objetivo, aun el científico mas avanzado tiene sus alcances pero también sus límites. Lo que afirma hoy, probablemente lo negará mañana.

Y por ello, en este tiempo de revelaciones trascendentes, es necesario despertar al “nuevo” medio de aprendizaje (en realidad es muuy viejo), que consiste en activar nuestra conexión interior con los demás hombres y con la memoria sin límites del universo, para lograrlo, solo debemos sentirnos, de corazón, UNO, con todo y con todos.

Así y allí, encontraremos todas las respuestas a nuestras preguntas (Jesús Hubert).



Nos encontramos de lleno en lo que algunos han denominado la década del cerebro. Una explosión de datos y avances han puesto encima de la mesa abundante información pero sobre todo preguntas sobre el funcionamiento de lo que muchos consideran el órgano más perfecto del Universo. Se espera que en los próximos años se puedan conocer algunos de los misterios del cerebro. Los científicos están convencidos de que estos descubrimientos van a provocar una auténtica revolución para el género humano y su concepto de vida. Si el siglo XIX fue el Siglo de la Química y el XX fue el Siglo de la Física, podríamos encontrarnos ante el Siglo del Cerebro.

Abro la ventana y descubro un maravilloso paisaje de montañas y bosques. El sonido del río y de los pájaros me produce una sensación de serenidad. El olor a hierba mojada me trae recuerdos de la infancia.Toda esta escena ha sido posible gracias a mi cerebro. Ver, hablar, moverse, pensar, todo ello es posible gracias a la actividad de millones y millones de neuronas de mi cerebro que se comunican entre sí y con el resto de células nerviosas. La transmisión de información se realiza a través de impulsos eléctricos: un proceso electroquímico que puede ser detectado como actividad eléctrica por un electroencefalograma. A partir de ahí, las neuronas especializadas procesan dicha información y se crea una imagen o sensación determinada. Pero, ¿qué lenguaje utilizan? ¿Qué leyes siguen? ¿Es nuestro cerebro un potente ordenador? ¿Qué hay detrás?

Los últimos descubrimientos demuestran que dentro de nuestra caja craneana existe todo un universo sin explorar. En medio de una oscuridad total, miles de estrellas -neuronas- extienden sus brazos y se relacionan a través de pequeñas chispas eléctricas

Cuando nacemos nuestro cerebro pesa 350 gramos y en edad adulta puede alcanzar casi un kilo y medio de peso. El 90% de su composición es agua y por sí solo consume el 20% de la energía disponible en nuestro cuerpo. A través del microscopio podemos apreciar que se trata de una masa densamente enmarañada de fibras muy pequeñas -conectadas entre sí- que forman una intrincada red por la que circula la información. Las neuronas serían los nodos de esa red y estarían recibiendo y transmitiendo continuamente mensajes. Una especie de microprocesador unido a millones de microprocesadores.Existen en nuestro cerebro más de cien mil millones de neuronas que, aunque están conectadas entre sí no están unidas. Una neurona por sí sola no expresa nada. Su conexión con el resto es lo que pone en marcha nuestro cerebro. Están perfectamente organizadas y agrupadas por áreas especializadas, de manera que cada actividad tiene su propio centro de control. La información se transmite a través de impulsos eléctricos con mensajes codificados en un lenguaje que hoy por hoy es un misterio. El cerebro luego interpreta ese código y en base a ello construye una realidad. Aunque se ha comprobado que no hay dos cerebros iguales y por tanto no existen dos concepciones del mundo iguales, curiosamente sí hay un debate común a todos los seres humanos desde el principio de los tiempos: Quién soy y qué sentido tiene mi existencia.

¿Cómo unas moléculas desorganizadas "deciden" un día unirse para crear una materia viva? ¿Cómo dimos el salto a seres inteligentes? Hasta hace poco estas preguntas se respondían de la mano de las religiones, de la magia o de lo esotérico. Hoy estas cuestiones nos conducen a otras. Comienza una aventura apasionante

Para contestar a éstas y otras preguntas un reducido grupo de científicos lanzó su mirada al otro lado, fuera de la "realidad" que nos llega a través de los sentidos. En base a ello elaboraron interesantes y polémicas teorías que unen conceptos hasta el momento irreconciliables. Una visión distinta y profunda del hombre y el Cosmos. En esta línea el bioquímico británico Sheldrake después de dos décadas de experimentos asegura que el cerebro es el sustento físico a través del cual se manifiesta la actividad de nuestra mente. Y ésta no sólo no permanece encerrada dentro de esa cavidad sino que es una especie de antena que "se extiende al mundo que nos rodea, conectándonos con todo lo que vemos". Es la Teoría de la Mente Extendida. Según éste y otros científicos, nuestro universo es una gran red -igual que el cerebro- de campos electromagnéticos a través de los cuales circula información, ideas, comportamientos, en los que directamente participamos. Nosotros seríamos –apunta en la misma línea el psicólogo David Luján, autor de El Universo reflexivo (editorial Almuzara)- "una especie de antena receptora de radio que recoge frecuencias que luego se transmiten a nuestros genes. Cada uno de nosotros capta información de zonas concretas, dimensiones concretas, según tengamos sintonizada nuestra frecuencia. La Mecánica Cuántica además nos ha demostrado que uno capta una frecuencia y tiene ante sí una serie de probabilidades. Pero si cambia de sintonía -como lo hace un transistor- captará otras ondas y automáticamente conectará con otras realidades y probabilidades diferentes. Nuestros pensamientos son como ondas que nos afectan e influyen en el entorno. Recibimos de la red y volcamos información a la red. Si coges al receptor y le cortas los canales que lo alimentan es como una radio que deja de sonar, se convierte en algo muerto. En el mundo actual hay un estancamiento, nos creemos aislados cuando todo está unido por invisibles corrientes que pululan por el aire". Nuestro pensamiento marca el "dial" con el que conectamos y abre o cierra opciones. "Algunos científicos -apunta Luján- admiten que el 70% del cerebro se forma por interrelación con el entorno. Según cómo te integres, así creces. Se están dando cuenta de que no sólo pasa eso en el 70% sino en el 100% porque somos una antena y las neuronas se mantienen ahí por una radiación constante de ondas. En nuestro caso además, seríamos un receptor reflexivo, que piensa, por tanto puede ‘orientarse’, no hace falta que nadie lo haga por él. El acto de aprender algo, por ejemplo, supone crear antenas receptoras para capturar información. Cada vez que utilizamos la voluntad en nuestra vida, en nuestros actos, damos golpes de frecuencia, cambiamos de una sintonía a otra y por tanto de probabilidades. El lenguaje que utilizamos unos con otros, son códigos que sintonizan con las distintas emisoras y recogen y envían información. Todo en el Universo son ondas en constante movimiento y todos nos beneficiamos de ello".

La visión desde la Mecánica Cuántica, a la que antes se refería Luján, ha sido decisiva en esta nueva visión del mundo y ha provocado una auténtica revolución en la ciencia, el lenguaje y el pensamiento humano. Introdujo dimensiones desconocidas hasta el momento. Un nuevo universo de conceptos e ideas que fueron en su día muy criticadas porque rozaban la ciencia ficción. Sin embargo, todas las predicciones de la Mecánica Cuántica han sido confirmadas, incluso aquellas que parecían contradecir el sentido común. No sólo amplió la visión intelectual o filosófica de la realidad sino que también permitió el desarrollo tecnológico en el cual nos encontramos ahora inmersos. Los últimos avances científicos apoyan la existencia de un campo cósmico de interconexión que conserva y transmite información. Según esto la realidad no existe de forma absoluta, sino como una probabilidad y es la presencia de un espectador la que hace que se convierta en algo concreto. Es el observador –que seríamos cada uno de nosotros- el que construye esa realidad. Dicho de otra forma, cada persona se sueña a sí misma y vive a través de la conciencia de sí misma, de su sueño

1 comentario:

  1. Como no suponer que si el cerebro funciona como una antena receptora, pues tambien puede tener filtros que solo permiten trabajemos en solo una frecuencia y no nos permitan (estos filtros) conectarnos con otras frecuencias (con los que ya han partido de aqui, o con los que aun no llegan) pero debe ser en un momento en el que el cuerpo esta en reposo (coma o dormido) cuando pudiera darse este cambio de frecuecia, hoy dia esto ya no se escucha tan loco, verdad?

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