lunes, julio 23, 2007

José Maria Arguedas, se despidió cantando...(Guillermo Rochabrun)


El 22 de Noviembre de 1969 un día sábado, apenas seis días antes del disparo fatal con el que José María Arguedas se quitara la vida, tuvo lugar en su casa de Chaclacayo un largo encuentro familiar y amical. Estuvieron con Arguedas y su esposa Sybila Arredondo, María Rosa Salas, Jesús Ruiz Durand, Carolina Tellier, hija de Sybila, y la dama chilena Gaby Heinecke, quien fuera esposa del historiador Rolando Mellafe. Estuvo también presente Diego Cisneros, Hijo de María Rosa, en ese entonces de 3 años.Durante aproximadamente seis horas conversaron, pero sobre todo cantaron.

Hecho esencial de este encuentro fue una labor, diríase pedagógica que Arguedas hizo para con María Rosa. Arguedas quiso repasar con ella algunas canciones indígenas que el le había enseñado unos años atrás.

Entre enero y marzo de 1965, María Rosa Salas había estado alojada en la casa de José María y Sybila en Santiago de Chile. María Rosa se encontraba estudiando con Mirka Stratigoupoulu, profesora de la escuela de Música Antigua de la Universidad Católica de ese país . Dada esa vocación musical, entre las numerosas tardes y noches en que pasaban largas horas conversando, Arguedas decide enseñarle a cantar algunas canciones en quechua.

María Rosa no sabia ese idioma, aunque si conocía bien su fonética puesto que su padre, el abogado ayacuchano, Julio Salas Dongo, amigo de Arguedas, lo hablaba entre su familia.En aquel encuentro cada sección de cada canto fue comentada y luego registrada.De esta manera Arguedas indico las inflexiones de la voz que se deben utilizar, por ejemplo para cantar "Lorocha", las cuales no estaban pautadas rígidamente. Arguedas explicaba la forma de interpretar las canciones utilizando metáforas. "es un alarido que lleva la vibración de la sangre,...este canto sale como brotado de la entraña misma de la tierra, el aire lo lleva al cielo, lo mezcla con las nubes...".De igual manera recomendaba que "Cosecha de Alberjas" (Saruykuy) debe cantarse de modo apacible; solo las notas finales de cada frase se prolongan y deben hacerse vibrar. Así también, respecto al Carnaval de Circa, "Tuta Wayray", Arguedas sugiere que el tempo de la fuga se cante mas lento, "como una pasión controlada".

Lo que este encuentro de chaclacayo revela es el deseo de Arguedas de transmitir, de enseñar, la forma indígena de cantar. No se trataba simplemente de aprender los cantos, sino de adentrarse en el canto mismo. Y es que la forma del canto viene a ser una parte muy profunda de la cultura. Es algo así como el acento que acompaña al habla, aspecto que siendo tan característico de una lengua viva ninguna gramática puede registrar. El acento en una de las huellas del idioma en tanto realidad eminente colectiva y que, aunque solo lo perciben los extraños, es capaz de sellar el sentimiento de pertenencia de una persona.

La figura excepcional de Arguedas, excepcional en su autenticidad cultural, se manifiesta en la vivencia interior de determinados sentimientos y en su expresión exterior, a través del habla y del canto. A diferencia de tantos otros, en el no se trato de un "acercamiento" a la cultura indígena, o su reivindicación ni defensa compasiva, términos que remiten todos ellos a una relación exterior.

Aquella tarde se ensayaron en total doce piezas, de las cuales se grabaron nueve. Cuatro de las canciones habían sido también ensayadas en Santiago-Lorochay, Saruykuy, Amapolay y Tuta Wayra-, lo cual dice mucho del significado que debían tener para Arguedas.

La sesión se grabo en una grabadora portátil de cassette de José María y en una grabadora de carrete pequeño semi profesional de Jesús Ruiz Durand, es particularmente significativo que Arguedas tuviera la iniciativa de grabarlas. Al despedirse Arguedas entrego el cassette a María Rosa quedando en volverse a reunir en breve, alrededor de la música.Jesús conservó la cinta de carrete. Sin embargo ese encuentro nunca tuvo lugar; como hemos dicho, seis días después Arguedas ejecuto la decisión que ya había tomado de poner fin a sus días. La difícil elección , de la cual hablaba en la carta final a Gonzalo Losada, finalmente tendría lugar.

Fue aquella reunión una despedida, conscientemente pensada como tal? En todo caso, esta grabación es un documento casi único sobre la relación de Arguedas con el canto indígena.

1 comentario:

  1. Cuánto más podría habernos enseñado Arguedas a todos... Y cuán difícil resulta aceptar la ausencia por mano propia, después de leer y escuchar algo tan vital. Afortunada María Rosa Salas, haber sido su compañera de canto.

    Gracias por compartir el hallazgo, Hubert.

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