Las razones de la protesta: destrucción del hábitat natural de poblaciones enteras por la irresponsable operación petrolera y la rebeldía de la empresa para pagar las multas y resarcimientos, asi como su negativa a realizar los trabajos de descontaminación de las zonas que ha afectado.
Después de los hechos de sangre y la decisión de que se retire la empresa petrolera de Pichanaqui, algunos se han rasgado las vestiduras por la debilidad del estado peruano para enfrentar a la población, ya que generarían inestabilidad jurídica e inseguridad para las inversiones extranjeras.
Lamentablemente, en nuestros países, subordinados a los intereses de las grandes corporaciones multinancionales, las poblaciones originarias, que defienden sus territorios ancestrales son considerados ciudadanos de última clase y siempre sospechosos, “per se”, de ser manejados por oscuros agitadores.
La gran prensa y los medios de comunicación se encargan de ridiculizar los reclamos de la población para allanar, primero, y justificar, después, la represión, pero siempre hay excepciones que confirman la regla, como la digna periodista Claudia Cisneros, quien desde el diario La República, documenta la justeza de la protesta popular.
Para ampliar nuestro conocimiento acerca del tema, vale la pena leer también el pormenorizado informe de la web EL OJO PÚBLICO: http://ojo-publico.com/29/las-heridas-de-pluspetrol-en-la-amazonia-peruana(Jesús Hubert)
Acto seguido, deberíamos los ciudadanos demandar al Estado peruano y a todos los ministros de Energía y Minas que durante años y varios gobiernos vienen permitiendo, de manera cómplice, el envenenamiento de peruanos a costa del mal llamado desarrollo. Mal llamado porque el desarrollo de verdad no puede incluir el deterioro de la calidad de vida y salud de las personas, el detrimento de sus tierras, la depredación de nuestros recursos extrapetroleros y el atropello de los derechos de miles de peruanos. Porque Pluspetrol para sacar el petróleo, ensucia, embarra, contamina, depreda, maquilla, esconde, extermina, y todo con la complicidad del Estado peruano que debería velar por la salud, vida e integridad de sus habitantes.
Durante 15 años Pluspetrol Norte ha venido explotando así el Lote 1-AB, ubicado en Loreto y Datem del Marañón. Las 12 multas que tiene por arrasar nuestro medioambiente y enfermar a nuestra gente asciende a 39’400.00 millones de soles. Pero a Pluspetrol no le ha dado la gana de pagar las multas y su maña ha sido judicializarlas, estancarlas en el Poder Judicial. Es decir, no solo embarra y envenena, Pluspetrol hace perro muerto y utiliza el muchas veces corrupto Poder Judicial para sentarse en las sanciones.
Entre las infracciones de Pluspetrol figuran: no instalar válvulas de bloqueo para minimizar posibles derrames, excesos de nivel de hidrocarburos en los suelos, perforar pozos sin instrumentos de gestión ambiental, mala disposición de residuos sólidos, no cumplir con rehabilitar las áreas impactadas, contaminar con hidrocarburos la laguna de Shansococha y tras ello ¡drenarla! para deshacerse del petróleo, entre otras.
En diciembre pasado, a 7 meses de terminar su contrato y dejar el lote, el juez Alexander Rioja dictaminó que el documento de OEFA no podía ser usado por nadie, haciendo caso a todo lo impugnado por Pluspetrol. Ese juez debería ser investigado.
A ver si en Lima de una vez por todas se comprenden “los graves problemas ambientales y sociales vinculados a las actividades de hidrocarburos en el Lote 1-AB”, como acaba de señalar en carta al presidente Humala la Defensoría del Pueblo (043-2014/DP), y en la que le pide se “ejecuten acciones concretas inmediatas” para la remediación por parte de Pluspetrol y el Estado. Menciona también la obligación de atención de salud y abastecimiento de agua, saneamiento e infraestructura, “demandas justas y atendibles”. ¿Hasta cuándo seguiremos ignorando a los peruanos solo por ser nativos? ¿Hasta cuándo el desprecio?
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