domingo, febrero 15, 2015
Venezuela en la encrucijada_Escribe: Modesto Emilio Guerrero / Rebelión
No basta con batir palmas o gritar a favor. Es necesario conocer cuál es la realidad de las fuerzas sociales en Venezuela, más allá de los buenos deseos. Hay una pugna entre volver al pasado o avanzar hacia nuevas formas de sociedad. El siguiente artículo nos da un panorama de los escenarios actuales y posibles. (Jesús Hubert)
Avanzar o retroceder (“no hay ruta de escape…”)
Modesto Emilio Guerrero
Rebelión
Si la derecha
venezolana y EEUU hubieran cumplir el propósito de ametrallar desde el
aire la decena de edificios públicos que tenían como “objetivos
tácticos”, se habría convertido en el cuarto escenario de un crimen
masivo similar en nuestra América.
Lo hicieron las FAN anti
peronistas en 1955 en Buenos Aires, lo hizo Somosa en barrios de Managua
y Trujillo en la capital Dominicana (los otros ametrallamientos o
bombardeos conocidos fueron rurales, como en Colombia, El Salvador, la
Cuba de Batista, la Paraguay de Stroessner, etc).
La derecha
venezolana ha decidido aumentar su apuesta, acudiendo a otros medios de
ataque. Es una “guerra permanente” (diría Gramsci) donde no caben las
medias tintas: o es la derrota aplastante de ellos, en todos los
terrenos (militares, económicos y como clase social dominante), o será
la nuestra. El plazo y el modo son subordinados.
El gobierno de
Nicolás Maduro actuó correctamente y a tiempo en términos técnicos en
las áreas de inteligencia y prevención militar, incluso en el baboso
terreno de la propaganda: Logró desmontar la Operación Jericó antes de
ponerse en marcha. Y pudo demostrar con suficiente documentación visual,
sonora, testimonial y electrónica, la pariticipación local e
internacional y una parte de los nombres involucrados. Hay otros que
lograron escabullirse, como el de Alberto Franceshi y su pequeño grupejo
de confabulados en la zona rica de Carabobo, y algunos funcionarios de
las Alcaldías de Chacao, San Cristóbal, San Diego (Valencia) y El Limón
(Maracay).
Sin embargo, lo nuevo, la noticia, no es que hayan
intentado una acción militar de escala. Ya es casi una rutina en el
país, desde 2002, con escenas de violencia guerrerista como la del 2014,
o asesinatos de oficiales de alto rango, policías y guardias
bolivarianos, además de dirigentes campesinos, comunales y obreros y
diputados nacionales.
Entre abril de 2013 (tras el llamado de
Capriles Radonski y 2014, por el de Leopoldo López) se cuentan 61
asesinatos civiles, mas de 600 heridos, además de otros crímenes
políticos como el de Sabino y unos 550 militantes campesinos desde
2001).
No. Lo nuevo, es la aparición en escena de un grupo
importante de oficiales de alto y medio rango: 3 generales, 3 coroneles,
9 tenientes y subtenientes y un capitán. Habría que ser iluso para no
saber que deben ser muchos más. Esta manifestación desde el interior de
las FANB era desconocida desde abril 2002 a marzo 2013. Sabemos que
siempre quedaron los “guardados”, pero desde entonces no se atrevieron a
asomar sus cabezas. La pregunta es qué los activó ahora y los seguirá
activando hasta la situación se defina hacia un lado u otro.
Para seguir leyendo, favor de presionar MAS INFORMACIÓN
No
hay misterio en esta preocupante aparición del grupo militar. Las FANB
está cruzada por las mismas tensiones económicas y sociales que padece
la sociedad (sometida a un plan de descalabro comercial y
desquiciamiento psico-político), y atravesada por la misma crisis de
indentidad que vive el chavismo en términos de programa, objetivos,
ética, desde hace más de 5 años, acelerada desde el 5 de marzo de 2013.
El
gobierno de Maduro cometería un error de imponderables resultados
sociales, si reduce la situación actual a lo técnico-militar, o a sus
pormenores policiales, y conformarse con demostrar el intento golpista y
la injerencia del gobierno de EEUU y algunos Estados de la OTAN.
La
dialéctica del proceso en curso es más compleja y cruzada por
contradicciones. Estas no son resolubles desde visiones unilaterales o
maniqueas de “buenos y malos”, golpistas y anti golpistas.
En el
enfrentamiento a las intentonas golpistas, por supuesto que todos
debemos ser anti golpistas disciplinados. Pero cuando se trata de
identificar las causas que conducen a este golpismo crónico, permanente
(insoportable para cualquier sociedad), no sirve de mucho dividir la
realidad en una mecánica de “malos” y “buenos”.
No hay duda que
los imperialistas y la burguesía serán “malos” hasta que se mueran, pero
esa verdad deja de ser absoluta cuando miramos al interior de nuestro
propio campo.
La lucha política en general y la de clases en
particular, no se define sólo por lo que el enemigo hace o intenta
hacer. En Venezuela, esto se está combinando explosivamente con lo que
el chavismo NO HACE o HACE MAL, o a medias. Esto compromete lo militar,
pero también lo económico, la política social, el discurso, la relación
con la masa chavista y sus vanguardias y la ética pública de sus
gobernantes.
En términos militares, la defensa no estará blindada
hasta que las FANB no se des-corporativicen completamente, como lo hizo
Cuba hasta Playa Girón. Todo lo que se avanzó desde 2002 es bastante
con la politización impulsada por Hugo Chávez al interior de las FANB.
Pero la defensa no puede reducirse a su aparato interno y menos
concentrado en su cuerpo selecto de oficiales. Una prueba contundente de
esto, es que la Operación Jericó fue descubierta por simples soldados,
como otras han sido develadas por militantes en barrios.
Lo que
se nos viene ya está anunciado desde la “revuelta de ricos” del año
pasado, el asesinato del diputado y del custodio presidencial. La
búsqueda del “atajo” continúa. La Operación Jericó fue su nueva versión.
No comprenderlo, o hacerlo solo en términos técnico-militares, puede
resultar fatal para la defensa de lo que queda vivo del maravilloso
proceso bolivariano.
Para blindar las defensas en tèrminos
estructurales, deben activarse las Milicias (pero armadas), al igual que
las Reservas y las Guardias Rurales, y esto debe hacerse en estrecha
relación –orgánico-militante– con los cuadros responsables de los
principales movimientos bolivarianos, las comunas y los sindicatos
clasistas.
Por supuesto que la meliflua prensa enemiga
internacional gritará su espanto por lo que llamará “militrización”
venezolana. ¿Acaso han guardado respeto haciendo lo contrario?
Si
no se modifica radicalmente la economía polítíca oficial, basada en el
rentismo dolarizado estatal, y comercialista, de poco servirán los
mercados populares de calle y otras medidas parciales correctas en
algunas áreas. Ni los banqueros y comerciantes dejarán de ser mafiosos,
ni la capa de corruptos/parásitos que medra de ellos podrán ser
controlados. El dólar se ha convertido en la principal mercancía de la
economía venezolana. Eso fue, es y será trágico: Argentina y otros
países ya sufrieron sus consecuencias. Dolarización no siempre significa
paridad; tiene varias caras, Venezuela está viviendo la peor de ellas.
No hay economía que soporte a una sociedad media enloquecida entre
desabastecimiento (provocado, cierto), colas dislocantes y cientos de
miles de pequeños, medianos y grandes rentistas (privados y funcionarios
estatales) acopiando dólares, sacando dólares, traficando dólares.
El
discurso oficial del gobierrno, el de sus dirigentes partidarios y
periodistas de postín, va por un camino, mientras que una parte
creciente del pueblo chavista marcha por otro. Se alejan, tienden a
convertirse en extraños. El gobierno se está alienando del pueblo.
Excepto en coyunturas como la actual, cuando el impacto provoca el
espanto, la tendencia es al alejamiento. Esto es evidente en múltiples
formas en cualquier ciudad importante del país.
El grupo
poblacional identificado por las encuestadoras como “Tercer sector” (ni
chavista, ni anti), nuevo y creciente desde hace poco tiempo, es el
principal síntoma sociológico de la descomposición del chavismo como
movimiento social progresivo en América latina.
Este sector
amorfo, blando, “neutro”, identificado por el sentido primario del “no
me importa”, es la base social de dos fenómenos mortales para todo
proceso revolucionario, en cualquier parte del mundo: Primero: la
pérdida del espíritu revolucionario en lo mejor de la vanguardia
bolivariana: del chavismo se han marchado cientos de miles de votos y
del PSUV decenas de miles de cuadros. Esta es otra evidencia no
estadística, pero contabilizable.
Segundo: Desánimo de las masas pobres para sostener la gobernabilidad de Maduro. Ambos fenómenos se potencian mutuamente.
La
expulsión de calificadas figuras nacionales e internacionales del
chavismo, como Alí Rodríguez Araque, Vanessa Davis o Analía Osorio,
entre otras personalidades, no le importó a la base chavista. Tratan de
sobrevivir en las colas. Y lo mejor de la vanguardia lo tomó como un
hecho “inevitable”, derrotistamente inevitable.
Creer que ambas
actitudes no tienen importancia social es mostrar una peligrosa
ignorancia de las causas que condujeron a las derrotas durante el siglo
XX.
Ambos estados de ánimo indican la creciente pérdida del
espíritu revolucionario que animó al chavismo entre 1992 y 2009-(2013).
Este ánimo de lucha, auto actividad y capacidad para la acción
revolucionaria no se diferencia entre la masa y la vanguardia, excepto
en el grado de comprensión de los objetivos. Cuando se desvanece, como
ocurre hoy en la Venezuela bolivariana, afecta a ambos en proporciones
directas, pero mucho más a la vanguardia, que es, el concentrado
cualitativo de la masa.
Sin ambos grupos humanos ¿a qué se reducirá la revolución bolivariana?.
La respuesta salta sola y es terrorífica.
El
presidente Maduro mantiene el mérito inaugurado por Chávez de convocar a
la gente a las calles para defender al gobierno y las conquistas contra
el golpismo de la Operación Jericó. Bien. Pero ese mérito político
tendrá corto vuelo, si no es acompañado por un “golpe de timón” (al
estilo de Chávez), para reorientar la estrategia política, la económica y
la propagandística y reconquistar a las vanguardias y masas que se
están perdiendo.
El buen amigo del líder bolivariano, Ítzvan
Mészáros, expresó estos dilemas de los procesos históricos
revolucionarios, con una frase brillante: “No hay rutas de escape que
permitan evasiones conciliatorias”.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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