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"Pepe" Mujica llamó a crear conciencia entre las masas de América Latina
acerca de la necesidad urgente de la integración entre nuestros países |
Los años 60 y 70 fueron de una politización muy amplia en América
Latina, motivada en gran parte por la Revolución Cubana
y eso permitió también una conciencia bastante extendida y compartida a lo
largo del continente acerca de la necesidad de trabajar por derribar fronteras
para construir la Patria Grande.
Pero el golpe contra Allende, en Chile, y las dictaduras que
asolaron a varios de nuestros países, fueron debilitando esa conciencia de
unidad. Sin embargo, los derrotados de ayer han vuelto en olor a multitud por
la vía electoral, pero indudablemente, con un discurso menos ideologizado y con
tareas menos ambiciosas en las proyecciones de cambio económico y social al
interior de sus países.
Sin embargo, el sindicalista Lula y la ex - guerrillera
Dilma Rousseff, en Brasil, el dirigente cocalero Evo Morales, en Bolivia, el periodista
Mauricio Funes, con el Frente Farabundo Marti, en El Salvador, el ex - Comandante
guerrillero Daniel Ortega, en Nicaragua, el ex – sacerdote Fernando Lugo, en
Paraguay, Rafael Correa, en Ecuador, Hugo Chavez, en Venezuela, los Kirchner,
en Argentina y por supuesto el ex – guerrillero tupamaro José Mujica, Presidente
de Uruguay, comparten el mismo ideal de integración que se ha plasmado en la
formación de la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), incluyendo también a países presididos por políticos de la otra vereda política, como Juan Manuel Santos, de Colombia, y Sebastián Piñera, de Chile.
A pesar de que han transcurrido dos meses de la primera
cumbre, vale la pena escuchar y leer el importante discurso del “Pepe”, José
Mujica, en esa ocasión, porque toca un aspecto crucial: la necesidad urgente de crear
conciencia entre las masas de nuestro continente acerca de la necesidad -literalmente
de vida o muerte para nuestros países- de la integración. (Jesús Hubert)
Transcripción del discurso del Presidente de Uruguay, José Mujica, en la Primera Cumbre de la CELAC
Muchas gracias, señor presidente; muchas
gracias, compatriotas de la
Patria Grande. A todos, mucha humildad y mucho afecto.
Permítanme tratar de aportar algunas
razones. El grito de los libertadores, largamente fundamentado ayer y hoy, no
pudo ser, sustantivamente, porque en cada puerto de América Latina ya
existía y se desarrollaba una clase mercantilista que era dueña del comercio,
del alto comercio. Cada aporte importante terminó generando un país, un
interland, y el emergente mercado mundial contribuía a atomizarnos, mucho más
que la vieja colonia.
Quien dominaba el puerto
dominaba la única fuente impositiva de la época, tenía peso en el Estado y
terminaba teniendo peso militar. Un poco más, un poco menos, ese escenario se
dio por todas partes, es la historia fundamental de por qué vivimos tanto tiempo
a espaldas de nosotros mismos, porque era mucho más importante, en los hechos,
la relación comercial con el mundo central.
Pero el mundo ha cambiado y está cambiando dramáticamente, la globalización es
un hecho, que tiene su base en el desarrollo portentoso, de la fuerza
productiva de la inteligencia, de la acumulación de capital, de la
multiplicación de necesidades, a escala como nunca pudo soñar el hombre; y la
globalización está allí, pero globalización no es igual a justicia, a igualdad,
a independencia, sino que la globalización tiene sus centros determinantes, y
diría cada día menos da lugar a los débiles, cada día más en ese mundo que se
apretuja, donde florecen empresas, que a veces superan largamente el
presupuesto de muchísimos de los Estados aquí presentes, nos está diciendo que
para que los derechos de los débiles tengan cierto peso en el concierto mundial
hay que dejar de ser débil- Y el único camino es juntarse.
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