El objeto de la reflexión a la que nos referimos es la realidad del mundo en el que vivimos, acorralado por un sistema económico que niega las condiciones más elementales de supervivencia para la Tierra y sus habitantes y, en particular, los avatares en que se debaten las ideas de auténtica transformación social que intntan hacer frente al sistema capitalista, especialmente en el caso de Cuba, que es el único pueblo que aun persiste, con todas sus contradicciones y limitaciones, en el proyecto socialista.
Y, la persona a la que nos referimos es nada menos que Camilo Guevara March, el tercer hijo de Ernesto "Che" Guevara. Escuchémoslo. (Jesús Hubert)
Qué duda cabe que hace falta una reflexión de fondo sobre el socialismo. El sueño de miles de millones de seres humanos, antes de que las experiencias del "socialismo real" desaparecieran sin pena ni gloria, comenzando por la URSS. POLITIKA ofrece esta vez una entrevista realizada por el periodista Oleg Yasinski a Camilo Guevara. Las palabras de Camilo tienen el mérito de suscitar el debate y la controversia. Evitando el silencio sepulcral que los admiradores del "socialismo real" han mantenido desde el año 1991... (POLITIKA)
olvidémonos del signo que sea cada uno,
se uniera por un segundo, al status quo
solo le quedaría de vida ese mismo segundo”
ENTREVISTA CON CAMILO GUEVARA
1.
Camilo, viviste y estudiaste en la URSS, ¿cuáles fueron los momentos
y experiencias que más te marcaron durante esa estadía?
El
primer encuentro con Moscú fue muy especial, nunca se me ha borrado, y
mira que tengo mala memoria. También fue el primer viaje fuera de mi
país, estaba un poco eufórico, aunque creo que no se notaba.
Lo
que conocía hasta entonces de la Unión Soviética era por medio del
testimonio de otros y la información obtenida en los medios, sumado a
algo de la literatura soviética y pre soviética, principalmente rusa, y
muchos filmes y documentales. Incluso, llegué a tener profesoras de
ruso cuando estudiaba en los Camilitos. Todo esto era como un reflejo,
algo etéreo. Nunca había estado en Rusia, y realmente tenía una imagen
muy edulcorada e irreal de ese gran país.
Llegué
a Moscú en septiembre del 81, con apenas diecinueve años. Tú sabes lo
que eso implica. Estaba lleno de aspiraciones, algunas mundanas, otras
más elevadas. Esa noche fue fresca, casi fría, y al respirar el aire de
Moscú tuve una rarísima sensación. Tenía una idea cercana de cómo debían
ser las cosas, esas que se pueden tocar y ver, pero me faltaba probar
los olores, respirar el aire, sentir las estaciones. La llegada de
nuestro grupo no fue para nada interesante. Más bien pasamos
inadvertidos, sin bombos, ni platillos. Sin embargo para mí fue, como ya
dije antes, muy especial.
Después
tuve momentos muy gratos que recuerdo con calidez. Vivencias que marcan
mucho. Un sinfín de cosas que si no las hubiera vivido seguro sería hoy
otra persona.
Siento
un gran afecto por aquel pueblo que fue tan hospitalario, solidario y
cariñoso con los cubanos. Su historia, su literatura, su arte me son
caros. Siento como míos sus fracasos y victorias. Los llegue a querer
como a los propios.
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