Con el pretexto de combatir la pirateria, la ofensiva contra el libre intercambio de contenidos en la red, avanza . Desde la pasmada Ley SOPA en Estados Unidos y la vigente ley SINDE, en España, (sin contar el proyecto de ley ACTA, que pende como una guillotina presta a caer desde la Comunidad Económica Europea), el escenario de confrontación ha crecido. Ya no solo incluye a piratas, editoriales y la industria del entretenimiento, en general, sino que cubre un espectro muchísimo más amplio: los usuarios corrientes de Internet vs. el poder editorial mundial.
En España no se pagan la mitad de los libros que se adquieren. Un 49'3%, según el último informe de IDC y Nielsen. Tal es el dato desnudo. ¿Promoción suicida? ¿Milagro cultural? Piratería. El valor de los libros descargados de la red sin pasar por caja se elevaría a los 793'2 millones en el primer semestre de 2011. Dato más que relevante cuando se compara con la facturación global del libro: 839 millones de euros en 2010 según Comercio Interior. Los editores amenazan con irse del país, y algunos escritores, como Lucía Etxebarria, con dejar de escribir. Y la popularización de los lectores sólo acaba de empezar.
En el año 2011, según GFK, se vendieron 280.000 dispositivos pero sólo se descargaron legalmente 220.000 libros electrónicos, es decir, ni una descarga por lector vendido, tal vez por la escasa oferta. Según la agencia del ISBN, de 103.000 títulos editados sólo un 17% -17.843 obras- fueron ebooks. Y el último Barómetro del Gremio de Editores recoge que el 73% de los encuestados declararon bajarse libros gratis de Internet. Casi el 4% se hizo ya con su ereader, un 129% más con respecto a 2010.
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