Muchas veces pasamos por la vida sin ver, o mejor dicho sin
discernir. Si aparece en los medios de comunicación, o si lo dice algún
personaje importante o “todos lo dicen”, lo aceptamos como cierto o “correcto”.
Es más, cada sociedad tiene sus propias verdades de consenso que, para otras
sociedades, pueden significar otra cosa o, aún más, todo lo contrario.
Formarnos con criterio independiente para descubrir la verdad, la más esencial
posible, es una tarea vital, si queremos alcanzar mayores niveles de libertad de
conciencia, pensamiento y también de acción, por supuesto.
Para alimentar
nuestra reflexión en ese sentido, leamos con atención las paradojas que nos
descubre el gran escritor uruguayo Eduardo Galeano. (Jesús Hubert)
La paradoja andante
Por: Eduardo Galeano
La Jornada
Cada día, leyendo los diarios, asisto a una clase de
historia.
Los diarios me enseñan por lo que dicen y por lo que callan.
La historia es una paradoja andante. La contradicción le
mueve las piernas. Quizá por eso sus silencios dicen más que sus palabras y con
frecuencia sus palabras revelan, mintiendo, la verdad.
De aquí a poco se publicará un libro mío que se llama
Espejos. Es algo así como una historia universal, y perdón por el atrevimiento.
“Yo puedo resistir todo, menos la tentación”, decía Oscar Wilde, y confieso que
he sucumbido a la tentación de contar algunos episodios de la aventura humana
en el mundo, desde el punto de vista de los que no han salido en la foto.
Por decirlo de alguna manera, se trata de hechos no muy
conocidos.
Aquí resumo algunos, algunitos nomás.
Cuando fueron desalojados del Paraíso, Adán y Eva se mudaron
al África, no a París.
Algún tiempo después, cuando ya sus hijos se habían lanzado
a los caminos del mundo, se inventó la escritura. En Irak, no en Texas.
También el álgebra se inventó en Irak. La fundó Mohamed
al-Jwarizmi, hace mil 200 años, y las palabras algoritmo y guarismo derivan de
su nombre.
Los nombres suelen no coincidir con lo que nombran. En el
British Museum, pongamos por caso, las esculturas del Partenón se llaman
“mármoles de Elgin”, pero son mármoles de Fidias. Elgin se llamaba el inglés
que las vendió al museo.
Las tres novedades que hicieron posible el Renacimiento
europeo, la brújula, la pólvora y la imprenta, habían sido inventadas por los
chinos, que también inventaron casi todo lo que Europa reinventó.
Los hindúes habían sabido antes que nadie que la Tierra era
redonda y los mayas habían creado el calendario más exacto de todos los
tiempos.
***
En 1493, el Vaticano regaló América a España y obsequió el
África negra a Portugal, “para que las naciones bárbaras sean reducidas a la fe
católica”. Por entonces, América tenía 15 veces más habitantes que España y el
África negra 100 veces más que Portugal.
Tal como había mandado el Papa, las naciones bárbaras fueron
reducidas. Y muy.
Para seguir leyendo, favor de presiona: Más información