Entender lo que ha ocurrido. Poder saber por qué estamos ya
en un nuevo tiempo. De eso nos habla el siempre bien sintonizado Jorge
Carbajal.
No se trata ya de “iniciados” e “ignorantes”. Como el Sol nuestro de cada día,
este nuevo “sol”,. no hace excepciones, sale para todos, ilumina a todos. Pero para
aprovechar sus rayos benéficos y poder ver bajo el influjo de su luz, es
necesario que encendamos nuestro corazón y abramos de par en par sus ventanas.
Ha llegado el momento de que el amor divino, la energía del nuevo tiempo, ya
libre de la carga densa y pesada de la obscuridad, transite de punto a punto
del universo y nos recorra, totales, en sinfonía de unidad. Para ello, también
ahora… “Nosotros y el Padre somos UNO” (Jesús Hubert)
¡Que comience el nuevo mundo!
Jorge Carvajal nos ha enviado desde Colombia este texto para
difundir. Lo hacemos gustosamente. (www.portaldorado.com)
21-12-12 , un solsticio señalando el punto de regreso Un
final sin conclusión posible, un eterno comenzar, el regreso que sucede a todo
ir en este perenne devenir Nada nos ha pasado. Todo nos ha pasado. Colapsos
económicos, el eje de la tierra cambiando, los contenidos moviéndose, los
continentes incontinentes. Se va derritiendo el hielo y somos revelados por el
fuego.
Todo muta, las cosas se reducen a cenizas y revelan su luz. Lo oculto sale a
flote, la luz disuelve la sombra y nos deslumbra hasta dejarnos ciegos. No nos
vemos a nosotros mismos viendo, no nos oímos diciendo, no nos sentimos haciendo
lo que entre todos, todos, hemos hecho con nuestras omisiones. Acusamos y
culpamos. No asumimos. No nos asumimos. Delegamos la responsabilidad, la
culpabilidad y nuevamente nos lavamos las manos.
Para no esperar que sucedan cosas afuera y sucederle a los sucesos, para
recuperar el poder de ser y no seguir a la deriva, bastaría saber que, para
estar de veras vivos, nos morimos continuamente; bastaría conocer que el cambio
es lo único que precede y que sucede; bastaría sentir que la impermanencia es
lo permanente, y que la muerte es tan solo un cambio del modo de presencia, una
estrategia evolutiva para que la vida misma se renueve.
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