La tela etérica es el grado de materia más cercano a las partículas físicas,y sirve al hombre como puente o vínculo entre sus cuerpos superiores y el nivel físico. Recoje las frecuencias o longitudes de onda de la piedra y empuja esas vibraciones a los vértices del centro de fuerza que están abiertos, y en situación de absorción,dentro del individuo.Es como un punto de partida o un lugar para el salto desde donde las cualidades individuales y los atributos de la gema iniciarán su camino ascendente por la escala vibratoria hasta los niveles mental,intuitivo, y anímico;o bien hacia abajo, hacia la grosera materia física de que está constituido el hombre.
La supuesta necesidad de tener que llevar la gema en contacto directo con la piel con el fin de tener sus beneficios,tal como se ha enseñado en el pasado, no existe hoy en su mayor parte, pues tanto las gemas como el hombre moderno tienen un poder receptor y transmisor mayor del existente en el campo aúrico. Las aberturas en el lado de una gema la harán mas eficaz, especialmente cuando la refracción de la luz pueda amplificarse, tal como sucede cuando se utilizan piedras transparentes o translúcidas.Claro está que hay siempre excepciones a la norma general, y siguen existiendo circunstancias en las que aumentará el valor terapéutico uniendo una gema a una zona específica, para lo cual hace falta una guía directa.
El contacto con las gemas no produce un cambio instantáneo, pero los que sean sensitivos podrán percibir cambios en su actividad corporal inmediatamente después de ponerse determinadas piedras. otros observarán gradualmente que la fortaleza vuelve a ser normal dentro de ellos mismos. Observando los aspectos físicos, diremos que el aditivo vibratorio de las gemas, cuando es aplicado a un cuerpo deficitario,puede inducir la recuperación de la función normal en una zona u órgano retrasado. Ajustando la función glandular, la patología puede invertirse si está producida por la falta de una determinada vibración.
También hay frecuencias vibratorias capaces de iniciar la actividad en el desarrollo y despliegue espiritual, al preparar al individuo para una receptividad emocional.
En un futuro no demasiado lejano, cuando el hombre tenga una conciencia superior y una información mas específica sobre los valores terapéuticos de los diversos minerales, los pensamientos y la comprensión puestas en la aplicación de la gema ayudarán a elevar o transmutar tanto al vehículo transmisor como al receptor.
(*) Texto extraido del libro "Piedras que curan" de Julia Lorruso y Joel Glick. Selecciòn de Florinda Ramos Gil.
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