Oimos que la tierra esta enferma como quien oye correr las aguas de un rio y pareciera que ello no tuviese nada que ver con nuestra forma de vivir.
Sin embargo, cuando los ciclones o los terremotos nos asolan, elevamos nuestros ojos y manos al cielo, clamando: ¡Dios mio... por què!
Y nuestro buen Dios, entendido como el espiritu creador, no tiene otra responsabilidad que habernos dado la vida y la tierra para habitar alli ...¿què hemos hecho con ella? (Jesùs Hubert)
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